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Un equipo multidisciplinar ha examinado galerías de gran importancia en el volcán de Cumbre Vieja, en la isla de La Palma, del archipiélago español de las Canarias. La inspección ya ha permitido confirmar la presencia de otra sima en la cara norte del volcán. Los trabajos incluyen la obtención de nubes de puntos láser, mediciones de temperatura y estudios microbiológicos.

 

Durante casi un año, la colaboración establecida entre el Equipo Espeleología Volcánica, el Instituto Geológico y Minero de España (IGME, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el Departamento de Ingeniería y Morfología del Terreno (ETSI de Caminos, Canales y Puertos en Universidad Politécnica de Madrid UPM)), la empresa Geoavance SL (distribuidora oficial de Leica Geosystems en Canarias) y el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla (IRNAS, del CSIC), ha permitido aunar esfuerzos para investigar in situ la magnitud del nuevo sistema de tubos lávicos forjado por la intensa actividad volcánica que se desarrolló en la zona. Esta exploración seguramente durará años, pero puede que permita responder definitivamente a la pregunta: ¿se ha formado en La Palma el mayor tubo volcánico de Canarias?

 

Fruto de estas caminatas por los campos de lava en el marco del proyecto GEOPALMA, se ha podido confirmar el rápido enfriamiento de los tubos formados en coladas más superficiales, aunque apenas se ha llegado a una ínfima cantidad de las bocas observadas desde el aire. Estando más cerca del exterior, y además ayudados por su ubicación a gran altitud o por las características de su boca, estos tubos someros pueden sorprender llegando a estar completamente fríos, incluso si la lava a sus lados no lo está del todo. No es de extrañar: un tubo volcánico, que supone las arterias ahora vacías de la colada, se enfriará antes que el núcleo de la roca, pues donde antes fluía lava, ahora lo hace el aire y el conducto actúa como un circuito de refrigeración.

 

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Un técnico de Espeleología Volcánica descendiendo por la nueva sima para cartografiar los niveles inferiores mediante un escáner láser portátil con tecnología SLAM. (Foto: David Sanz / IGME / CSIC)

 

Los tubos del sistema principal, más profundo y con galerías de mayores dimensiones internas, se encuentran aún a temperaturas que ni siquiera permiten acercarse a las bocas, oscilando la mayoría entre 200 y 400 grados centígrados. Pero nuevamente, las peculiares características y disposición de las entradas en uno de estos tubos principales han permitido a los espeleólogos encontrar una serie de zonas refugio en las que poder moverse por distancias significativas, de entre 60 y 80 metros.

 

El llamado «Tubo Rojo», un ramal de uno de los sistemas laberínticos que en noviembre de 2021 fluyó hacia donde se ubicaba la localidad de Todoque, presenta unas características internas sorprendentes, no solamente por el peculiar color rojo que le da nombre, sino por la profusión de estalactitas de lava y, sobre todo, por sus especiales características de ventilación: en este lugar es posible estar dentro de un ramal entre 40 y 60 grados centígrados, observando otro a más de 200 grados a pocos metros de distancia.

 

El hecho de poder acceder en estas condiciones límite de temperatura supone una oportunidad para espeleólogos y geólogos de mejorar la comprensión del enfriamiento de estas estructuras, para las cuales no existen cifras claras en cuanto al tiempo que debe transcurrir para que lleguen a la temperatura ambiente exterior. Tras las observaciones realizadas en otras zonas volcánicas como Hawái sí puede decirse que a partir de los dos años tras su formación normalmente son accesibles en diversos tramos, y que en general estas cavidades se enfrían antes que la roca que las envuelve. La Palma supone en este momento un nuevo laboratorio en el que mejorar el conocimiento general sobre la formación de tubos volcánicos, y cuenta además con el escaparate idóneo para exponer los resultados al disponer del Centro de Interpretación de las cavidades volcánicas Caños de Fuego muy próximo a estas localidades.

 

Como parte de la exploración se están realizando las primeras pruebas de levantamientos topográficos de las nuevas cavidades, buscando la mayor resolución y versatilidad que permita la obtención de nubes de puntos láser de forma rápida y poco restrictiva para los exploradores. Es aquí donde la colaboración entre Espeleología Volcánica, el Departamento de Ingeniería y Morfología del Terreno (Caminos – UPM), Geoavance SL y el IGME ha conseguido mostrar los primeros resultados obtenidos mediante escáneres láser portátiles con tecnología SLAM, con los que se pretende cartografiar el grueso de los nuevos tubos y simas volcánicas a medida que su temperatura lo vaya permitiendo.

 

El conocimiento previo de las cavidades de La Palma por parte del personal del IRNAS, que desde 2012 estudia la microbiología del subsuelo palmero en colaboración con espeleólogos locales, supuso el impulso necesario para lograr la financiación que permite a día de hoy realizar los primeros muestreos de fauna bacteriana en los nuevos tubos y continuar los escaneos láser tras las pruebas iniciales, en el marco del proyecto MICROLAVA.

 

Precisamente uno de los primeros muestreos de microbiota y de nubes láser se han obtenido en una nueva sima volcánica, pequeña pero geomorfológicamente compleja, que se ha localizado en la cara norte del cono y que está ligada a los centros emisores que se desarrollaron allí a finales de noviembre de 2021. Esta pequeña cavidad, que ya ha podido ser parcialmente explorada y estudiada, resulta ser una sima de tipo fisural; es decir, uno de los múltiples diques que conducían lava en el interior del cono, que al llegar al exterior ha quedado vaciado y permite a los espeleólogos entrar. Quién sabe si cuando la temperatura baje permitirá también profundizar en los secretos de este coloso que ha cambiado la fisionomía del Valle de Aridane en la superficie y dejado un vasto legado de cavidades volcánicas bajo ella. (Fuente: UPM)

 

 

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