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Gracias a los avances tecnológicos, cada vez se obtiene del ADN antiguo más información y con una facilidad y fiabilidad crecientes. Los análisis de ADN de los restos mortales de personas fallecidas hace muchos siglos permiten corroborar conclusiones, desmentirlas y, a veces, abrir perspectivas del todo nuevas.

 

En tres estudios publicados recientemente, se ha conseguido profundizar en la historia del llamado “Arco Meridional”, una región que abarca el sureste de Europa y Asia Occidental y que durante mucho tiempo se ha considerado la “cuna de la civilización occidental”.

 

El análisis de ADN antiguo de reciente secuenciación de más de 700 individuos de toda la región, sugiere una compleja historia poblacional desde las primeras culturas agrícolas hasta la época postmedieval. Hasta hace relativamente poco tiempo, gran parte de la historia antigua del Arco Meridional se ha contado a través de los datos arqueológicos y los miles de años de relatos y textos históricos de la región. Sin embargo, las innovaciones en la secuenciación de ADN antiguo han proporcionado una nueva fuente de información histórica.

 

En esta ocasión, el ADN antiguo de los restos mortales de 777 humanos ha permitido atisbar los principales cambios poblacionales en el Arco Meridional, desde el Neolítico (unos 10.000 años antes de Cristo) hasta el periodo otomano (hace unos 300 años). La labor se ha dividido en tres estudios separados. Sus autores son de la Universidad Harvard en Estados Unidos, la Universidad de Viena en Austria, la Universidad de Carolina del Norte en Estados Unidos y otras instituciones.

 

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Vista general de la necrópolis de Karashamb. En uno de los tres estudios, se ha analizado el ADN de los restos mortales de 26 individuos de esta necrópolis, de finales de la era del Bronce y principios de la del Hierro. (Foto: Pavel Avetsiyan, Varduhi. CC BY)

 

Los hallazgos hechos por los autores de estos estudios explican las complejas migraciones e interacciones de la población que han conformado la región durante miles de años y sugieren que la anterior dependencia en la historia de la población moderna y en los escritos y el arte antiguos ha proporcionado una imagen inexacta de las primeras culturas indoeuropeas.

 

En el primero de estos tres estudios, se presenta el nuevo conjunto de datos y un análisis del Calcolítico y la Edad del Bronce (aproximadamente entre los años 5000 y 1000 antes de Cristo). Este análisis ha revelado grandes intercambios genéticos entre la estepa euroasiática y el Arco Meridional y aporta nuevos datos sobre la formación de las comunidades de pastores de la estepa Yamnaya y el origen de las lenguas indoeuropeas.

 

El segundo estudio presenta el primer ADN antiguo de la Mesopotamia prealfarera neolítica del epicentro de la revolución neolítica de la región. Los hallazgos sugieren que la transición entre las fases prealfarera y neolítica alfarera de la Anatolia neolítica estuvo asociada a dos picos distintos de migración desde el corazón de la región conocida como la Medialuna de las tierras fértiles.

 

El tercer estudio es una investigación genética sobre la historia antigua y medieval de Europa Meridional y Asia Occidental. Se centra en el análisis de ADN antiguo durante un periodo de la historia registrada en el Arco Meridional, dilucidando la demografía y los orígenes geográficos no bien comprendidos de grupos como la civilización micénica, los urartianos y los romanos.

 

Los estudios se titulan, respectivamente: “The genetic history of the Southern Arc: a bridge between West Asia and Europe”, “Ancient DNA from Mesopotamia suggests distinct Pre-Pottery and Pottery Neolithic migrations into Anatolia”, y “A genetic probe into the ancient and medieval history of Southern Europe and West Asia”. (Fuente: AAAS)

 

 

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