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Hay personas que desprenden paz cuando charlas con ellas. Si pasas más de dos minutos con Albaida Aparici, sabes que es una de ellas. Esta alicantina de 35 años recaló en Mallorca hace poco más de un año, tras un largo periplo vital que la llevó de su ciudad natal a estudiar canto lírico e interpretación en Madrid, dejarlo todo, hacer el petate y marcharse un año a recorrer Latinoamérica. Allí descubrió el chamanismo, los cantos más tradicionales y el poder sanador del sonido, o lo que es lo mismo, la parte más espiritual y mística de la música. De él ha hecho su forma de vivir. Sus sesiones, que imparte en la Shala Atmanyoga de Palma, que dirige Vanessa García, no dejan indiferente a nadie.
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