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Test rápidos de antígenos para frenar el COVID-19

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Test rápidos de antígenos para frenar el COVID-19

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Para realizar un test PCR se recoge exudado nasofaringeo del paciente.

El repunte de casos de coronavirus confirmados por PCR ha frenado la vuelta a la normalidad tras el retorno de las vacaciones. Y cada día toma mayor fuerza el temor a un nuevo confinamiento. En estas circunstancias, la comercialización del test de antígeno del COVID-19 es una buena noticia para frenar la segunda ola. De hecho, así lo recogen algunas de las más prestigiosas revistas médicas, como en el caso de Nature.

Aunque hasta hace poco muchos casos eran jóvenes y asintomáticos, los hospitales ya empiezan a saturarse de nuevo y los fallecidos aumentan cada día. Los brotes ocurren en muy distintos lugares: en familias que han celebrado eventos, en colegios y universidades, en centros de trabajo, etc. Además, ahora pueden hacerse muchos más test diagnósticos, lo que no era posible durante la primera ola de la pandemia, allá por marzo y abril.

¿Cómo funciona el test de antígeno de COVID-19?

Las pruebas de PCR son molestas para el paciente, caras (100 €), tardan al menos 24 horas en dar resultados, requieren laboratorios especializados y sobreestiman quién es contagioso. Desde hace unas semanas todas estas desventajas pueden solucionarse con los nuevos test de antígeno del coronavirus SARS-CoV-2.

Al igual que los test rápidos de anticuerpos, se trata de láminas rectangulares de plástico de 5 cm. El test de antígeno, sin embargo, no utiliza una muestra de sangre capilar, obtenida tras pinchar el dedo. En este caso, con una torunda se recoge exudado nasofaríngeo del paciente –como en la PCR– y el resultado está disponible en menos de 30 minutos. Cada test de antígeno cuesta menos de 5 € y se hace junto al paciente, sin requerir ningún instrumental de laboratorio. Todo ventajas.

Las pruebas de PCR son molestas para el paciente, caras (100 €), tardan al menos 24 horas en dar resultados, requieren laboratorios especializados y sobreestiman quién es contagioso.

Más importante aún: la aparente menor sensibilidad respecto a la PCR en realidad es una ventaja, porque diagnostica mejor el periodo de contagiosidad, que hoy sabemos que no va más allá de 7-10 días tras el inicio de los síntomas. La PCR, por el contrario, puede confundir, dado que puede dar positividad durante varias semanas tras resolverse los síntomas, cuando el paciente ya no es contagioso. El resultado refleja, por entonces, una “basura genética” o residual.

Con el nuevo test de antígeno el resultado está disponible en menos de 30 minutos, cada test cuesta menos de 5 € y se hace junto al paciente, sin requerir ningún instrumental de laboratorio.

Una característica de la infección por el nuevo coronavirus es que la contagiosidad de los infectados se inicia 2 días antes de iniciar los síntomas, lo que dificulta mucho el aislamiento de casos y la prevención de contagios. Se estima que casi la mitad de todos los contagios podrían ocurrir en la fase de incubación. De ahí lo difícil que es frenar la transmisión del virus, puesto que todavía no han aparecido los síntomas en los infectados.

Para ponerlo más difícil, se estima que hasta un 80% de los infectados serán asintomáticos, de modo que su periodo de contagiosidad lo pasarán de forma inadvertida, lo que es bueno para ellos pero no les alerta de que pueden transmitirlo a otros.

Como en los test rápidos de anticuerpos, el test se trata de láminas rectangulares de plástico de 5 cm que no utiliza una muestra de sangre del dedo, como en otros test.

Como en los test rápidos de anticuerpos, el test se trata de láminas rectangulares de plástico de 5 cm que no utiliza una muestra de sangre del dedo, como en otros test.


Foto: iStock

Indicaciones de los test de antígeno de COVID-19

Es previsible que la primera generación de test del antígeno del COVID-19 mejore rápidamente, de modo que en los próximos meses pasen a ser similares a los test de embarazo. Podemos augurar que se venderán en farmacias en paquetes de 25-100. Que se podrán hacer en casa y tantas veces como se desee. Que se utilizarán antes de viajar, de volver al colegio o a la universidad, de asistir a reuniones familiares, profesionales o de ocio, etc. Y, por supuesto, siempre que haya habido una exposición de riesgo o síntomas compatibles. La identificación fácil de los infectados permitirá aislarlos de forma rápida y evitar que transmitan el coronavirus a otros.

La disponibilidad de los nuevos test de antígeno no evitará seguir con el distanciamiento social, el uso de mascarillas y la realización de actividades en espacios abiertos. Pero ayudará a seleccionar quién debe y quién no debe hacer aislamiento y cuarentena.

Por otro lado, los test de antígeno son la mejor herramienta para identificar y aislar a los supercontagiadores, esos que producen los mayores inóculos del coronavirus. Si se generalizan los test de antígeno, podrán permitir recuperar un ritmo de actividad más normal y evitar la parálisis social y laboral por incertidumbre y confinamientos.

En cualquier caso, sólo la protección derivada de una vacuna eficaz pondrá punto final a la pandemia. Aún en el mejor escenario y sin sobresaltos inesperados, el beneficio de las vacunas frente a COVID-19 no lo veremos antes del próximo verano. Por tanto, estamos forzados a convivir con la pandemia de COVID-19 durante varios meses más. Avances como el que representa el nuevo test de antígeno son muy bienvenidos.

Vicente Soriano es investigador en la Facultad de Ciencias de la Salud & Centro Médico de la Universidad Internacional de La Rioja. Este artículo se publicó originalmente en The Conversation y se publica aquí bajo una licencia de Creative Commons.

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