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“Los policías fuimos delincuentes en una vida anterior, en ésta hacemos penitencia”, dice Han (Jae-myung Yoo), el atormentado protagonista de The Beast. La figura del policía turbio es un clásico del propio cine policial, emblema de la propia ambigüedad del sistema legal que representa. Dirigida con buen pulso por el debutante Jung-Ho Lee, es una película trepidante que plantea intrincados dilemas morales a través de la figura de su rocoso protagonista, capaz de cualquier cosa por descubrir al asesino y también por escalar en el escalafón policial. Thriller del género de los lluviosos, diluvia y casi siempre está oscuro, vale la pena dejarse seducir por este filme contundente en el que Jae-myung Yoo ofrece una portentosa interpretación.

The Beast arranca con un tono naturalista, atento a la jerga y las rutinas de los policías de Corea del Sur. El detonante del drama es el secuestro y asesinato de una adolescente por parte de un asesino en serie al que se atribuyen más crímenes. Presionada por la opinión pública, la policía de Seúl pone a competir a sus dos mejores inspectores con el señuelo de que quien resuelva el caso se llevará un ascenso largamente codiciado por ambos. A un lado, el propio Han, un hombre que no tiene problemas a la hora de saltarse la ley y utilizar la violencia para sus fines. Su rival, más joven, es Jeon (Sung-min Lee), un hombre en apariencia más honesto y recto.

Remake de la película francesa Asuntos pendientes (2004, Oliver Marchal), The Beast viaja hasta los bajos fondos de Seúl para descubrir un mundo de delincuencia y brutalidad en la que los chinos se llevan la peor parte. Con una trama compleja pero no imposible de seguir como sucede con frecuencia, el dilema del protagonista se plantea cuando debe decidir entre encubrir un asesinato o descubrir la identidad del asesino. Su propia codicia le mete en una trampa mortal mientras su rival, no tan bueno como parece, trata de sacar provecho del asunto.

El cine coreano está viviendo un momento de gran reconocimiento gracias al éxito de Parásitos (Bong Joon-ho, 2019) y fue él mismo quien puso de moda el género en todo el mundo con la totémica Memories of a Murder. En The Beast se trasluce la influencia del cine negro americano clásico de los 40 y 50 (La ley del asfalto de Huston o Perversidad de Lang) con sus mujeres elegantes y abisales y sus policías perdidos. La reflexión sobre los límites del estado de derecho ante el horror forma parte de la esencia del mejor cine negro y aunque The Beast le sigue dando vueltas a una historia que hemos visto mil veces, la fuerza de las interpretaciones, el ritmo de las secuencias de acción y un retrato detallista y esmerado de la policía y el mundo del hampa coreano dan empaque a un filme potente.

@juansarda



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