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  • La factoría, situada en Oviedo y con 800 trabajadores, ensamblará 348 blindados hasta 2027. El Gobierno quiere llegar a 1.000 vehículos en la siguiente fase

La Fábrica de Armas de Trubia (Oviedo) trabaja desde hace unas semanas a pleno pulmón. En esta enorme planta industrial asturiana se diseñan, montan y ensamblan los vehículos blindados que deberán proteger al Ejército español durante las próximas décadas. Los 800 trabajadores de la factoría carbayona están comenzando a fabricar de manera integral los vehículos de combate sobre ruedas (VCR) dragones 8×8 que incrementarán las defensas españolas en un momento de alza de las hostilidades en Europa del Este. La guerra de Ucrania ha ayudado a calibrar el punto de mira de los presupuestos de Defensa. Con este programa, que supondrá un coste de casi 2.000 millones, se generarán 4.500 empleos indirectos.

Por las puertas de la fábrica trubieca, que orilla con el río Nalón, saldrá en breve el octavo de estos dragones. Será el primero que se monte totalmente en Asturias -el resto se ensambló en Alcalá de Guadaira (Sevilla)- y será el sustituto en el campo de batalla de los antiguos vehículos de combate que quedaron condenados al ostracismo tras un atentado en el Líbano en 2007.

El encargo que tiene Santa Bárbara, la empresa dueña de la factoría, es el de hacer, de entrada, 348 unidades de estos blindados, que se irán entregando en diferentes fases al ministerio desde ahora y hasta 2027. Aunque la intención del Gobierno es llegar al millar en unos pocos años, en una segunda fase. Se trata de unos blindados a los que la propia ministra de Defensa, Margarita Robles, ha echado flores y considera un pilar para la modernización de las tropas españolas.

Columna vertebral

Los dragones serán parte de la columna vertebral del conocido como Plan Ejército 2035. Como su propio nombre indica, se trata de un plan de Defensa para que las Fuerzas Armadas sean más «modernas, equilibradas y sostenibles» en ese plazo de tiempo. Es decir, en solo 12 años.

Santa Bárbara fue la compañía que fabricó buena parte de los Leopard que tiene el Ejército español y que, ante el incremento del conflicto entre Ucrania y Rusia, el Ejecutivo ha decidido ceder a Kiev.

Pero la factoría ovetense también viste al cuerpo de zapadores del Ejército de España, que son aquellos que se encargan de ir construyendo puentes y otras estructuras en tiempos de guerra. Por si las moscas. Lo hará con la construcción de 35 castores, un tipo de blindado especializado en este cuerpo del Ejército. La compañía recibió hace unas semanas el visto bueno del Ministerio de Defensa para comenzar con la elaboración de estos vehículos, que tuvieron que pasar unas exigentes pruebas técnicas sobre el terreno. Este programa, en el que se incluye la construcción de 35 vehículos, arrastró varios retrasos debido al aumento del peso del blindado.

Ahora, la construcción está tomando velocidad y, según afirma la plantilla de la fábrica, en breve se hará la entrega de las primeras unidades. Durante el segundo semestre del año, según precisó Defensa. El vehículo pesa 33 toneladas, tiene capacidad para transportar a nueve tripulantes y, en esta nueva evolución frente a los antiguos Pizarro, tiene un mayor nivel de protección ante las minas y las balas en el campo de batalla.

Los ‘dragones’ serán parte del eje del Plan Ejército 2035 para que las Fuerzas Armadas sean más «modernas»

Eso es, a grandes rasgos, lo que Santa Bárbara está fabricando para el Ejército español, pero en el horizonte tiene un posible encargo que podría suponer carga de trabajo para la fábrica asturiana durante muchos años, despejando su futuro industrial. El consorcio Tess Defence -del que además de la planta asturiana forman parte Indra, Sapa y Ecribano- tiene previsto presentarse al próximo concurso público de defensa para construir los nuevos vehículos de acompañamiento al combatiente (VAC) que van a sustituir a los ya veteranos y obsoletos blindados apodados como Transporte Oruga Acorazados (TOA), que llevan al servicio del Ejército de Tierra desde hace cinco décadas.

Buenas perspectivas 

Hay buenas perspectivas de lograr ese contrato, según le transmitió hace solo unas semanas el director general ejecutivo de Santa Bárbara Sistemas, Juan Escriñá, durante una reunión con los representantes de la plantilla. Tanto es así que las compañías implicadas en el desarrollo de estos blindados ya le han presentado cómo serán estos futuros vehículos a representantes del Ejército. Contará con todos los progresos tecnológicos posibles, como la introducción del 5G y de avances tan modernos como el del mantenimiento predictivo. Las empresas proponen un vehículo basado en las barcazas que Santa Bárbara hace para los castores, el de los zapadores.

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La fórmula de la unión de empresas no es nueva. Parapetadas alrededor del consorcio Tess Defence, estas compañías ya están desarrollando sus dragones. Cada una aportando su granito de arena. La idea ahora es replicar este modelo de éxito. Fuentes de la plantilla celebraron que Santa Bárbara vaya dar el paso de presentarse a este concurso en el que tienen muchas esperanzas ya que daría una importante inyección de trabajo para muchos años en Trubia. Aún no hay números de cuántos de estos vehículos se pueden llegar a fabricar, pero Defensa ya aseguró que el plan supone jubilar más de 600 de los vetustos TOA en los próximos cuatro años.

No solo el Ejército español vive la fábrica de Santa Bárbara. En la planta del valle cañonero (comparte vecindario con Expal, que fabrica munición) también se ensamblan blindados para el Reino Unido, varias piezas para unos vehículos ocho ruedas en Rumania (que se ensambla en una factoría de Suiza) y, algo más exótico, hace pequeños arreglos (cortes de chapa y algún mecanizado) de un blindado para Ghana.

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