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Nuestro Sol, una estrella cálida de tipo espectral G2 y luminosidad V que se clasifica en el grupo de las llamadas enanas amarillas es, hablando en términos relativos, una rareza en la Vía Láctea. De hecho, las estrellas más comunes en nuestra galaxia son considerablemente más pequeñas y más frías y poseen apenas la mitad de la masa del Sol. Miles de millones de planetas orbitan estas pequeñas estrellas comunes en nuestra galaxia: las enanas marrones. 

 

Fotografías espectaculares del espacio

 

En general, la radiación total emitida por una enana marrón es mucho menor que la radiación total emitida por el Sol, por lo que para capturar suficiente calor como para ser habitables, los planetas situados en la órbita de una enana marrón habrían de ubicarse muy cerca de su estrella, algo que, por otra parte, los dejaría expuestos a las fuerzas extremas de marea generadas por esta.

Ahora, tras un nuevo análisis basado en los últimos datos del telescopio Kepler de la NASA, un equipo de astrónomos de la Universidad de Florida ha descubierto que dos tercios de los planetas ubicados alrededor de estas enanas marrones podrían ser arrasados por estas fuerzas extremas de marea, generando una fricción y calor suficiente como para esterilizarlos por completo. Sin embargo, eso significa que un tercio de estos planetas, cientos de millones en toda la galaxia, podrían ubicarse en la zona habitable de su estrella, es decir, en aquella propicia para albergar agua líquida y por tanto también vida.

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