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En una nueva investigación se ha abordado la cuestión de si una evolución vegetal más rápida de lo esperado, una situación menos improbable de lo que podría creerse, puede evitar que se cumplan pronósticos relacionados con el calentamiento global.

 

La rápida evolución, en las plantas dominantes en las marismas, de características que afectan al crecimiento, puede dar lugar a cambios a nivel de ecosistema en la estructura y función de los humedales costeros, incluida su resistencia a la subida del nivel del mar. Así se ha determinado en una investigación llevada a cabo por el equipo de Megan Vahsen, de la Universidad de Notre Dame en Estados Unidos.

 

Los resultados de este estudio sugieren que los procesos evolutivos pueden desempeñar un papel aún más importante de lo que se creía en la regulación de la función de los ecosistemas y deben tomarse en cuenta a la hora de predecir las respuestas de los ecosistemas al cambio climático.

 

En las marismas costeras (que suelen tener una baja diversidad de especies vegetales), las plantas dominantes suelen actuar como ingenieros del ecosistema, al contribuir al desarrollo del suelo y a la acumulación de sedimentos, lo que ha permitido a las marismas seguir el ritmo de las variaciones en el nivel del mar durante miles de años.

 

Además, el rápido crecimiento de estas plantas, combinado con las bajas tasas de descomposición de los suelos de las marismas costeras, hace que el ecosistema sea capaz de almacenar grandes cantidades de carbono.

 

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Una marisma. (Foto: Mary Hollinger / NODC / NOAA)

 

Sin embargo, aunque cada vez son más los estudios que muestran cómo los rasgos y el crecimiento de las plantas dominantes de las marismas contribuyen a dichos procesos, el papel que desempeñan tanto la variación como la evolución de los rasgos suele pasarse por alto en los modelos que predicen la respuesta de los ecosistemas a los cambios ambientales que se están produciendo.

 

De acuerdo con los autores del nuevo estudio, esto se debe, en parte, a la falta de estudios empíricos que demuestren que los procesos evolutivos son importantes impulsores del cambio de los ecosistemas.

 

En su investigación, Vahsen y sus colegas se centraron en 16 genotipos de la juncia de marisma dominante, Schoenoplectus americanus, utilizando plantas «resucitadas» de bancos de semillas que abarcan generaciones y marismas vecinas. El estudio reveló una variación hereditaria considerable y ecológicamente significativa, así como una rápida evolución en la asignación y distribución de la biomasa subterránea.

 

Estos hallazgos, cuando se incorporaron a un modelo de ecosistema de marisma costera, alteraron las predicciones de secuestro de carbono y acreción de la superficie del suelo en marismas costeras.

 

De acuerdo con los autores del estudio, los resultados sugieren que estas plantas pueden evolucionar a un ritmo y una magnitud que pueden tener un impacto considerable en los procesos de los ecosistemas, incluida la resistencia al aumento del nivel del mar y el potencial de almacenamiento de carbono atmosférico. «Por tanto, si no se tiene en cuenta la variación hereditaria y el rápido cambio evolutivo en los modelos de ecosistemas, se podría caracterizar erróneamente el puesto que ocupa la respuesta de los organismos en la resistencia de los ecosistemas a los cambios ambientales, lo que podría alterar sistemáticamente las predicciones a nivel de ecosistema».

 

El estudio se titula “Rapid plant trait evolution can alter coastal wetland resilience to sea level rise”. Y se ha publicado en la revista académica Science. (Fuente: AAAS)

 

 

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