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Redacción Madrid | La víspera del arranque (oficial) de la campaña electoral en la Comunidad de Madrid se convertirá en Madrid en una jornada de movilización en defensa de la sanidad y educación pública. Están convocadas para ese día dos movilizaciones. Por la mañana Sol (12:30h) se teñirá de blanco para reivindicar la sanidad pública. Esta concentración, convocada de forma unitaria por diversos sindicatos y colectivos, mantiene el pulso movilizador de un sector que ha sido y es fundamental para hacer frente a la crisis sanitaria y que, paradójicamente, es uno de los más castigados desde la administración autonómica. Altas tasas de precariedad, infrainversión y pésima gestión son sólo algunas de las prácticas perpetradas por Ayuso que tienen como objeto ir minando la imagen de la sanidad pública. Esto se hace en el marco de una batalla ideológica que tiene como fin relanzar el sector privado (y derivar fondos públicos hacia sus bolsillos).

Por la tarde, el verde tomará el relevo del blanco en una marcha que discurrirá desde Atocha hasta la Consejería de Educación (18:00h). La manifestación, convocada por la Marea Verde, centra sus reivindicaciones en bajar los ratios en las aulas y en pedir más recursos y más centros. Este es otro de los sectores históricamente ninguneados con inquina por la derecha madrileña y que ha tenido que cargar con responsabilidades extra sin apenas recursos durante estos meses.

 

Defender lo público y apuntar al corazón de la derecha

La importancia de estas movilizaciones tiene dos aspectos a destacar. Defender y mantener lo público es esencial para la mayoría de la sociedad, un escudo frente a la selva capitalista del sálvese quién pueda. Pero por otro lado cabe concebir estas luchas no sólo como una defensa de un sector, sino también como herramientas potenciales de lucha política. La defensa de lo público es susceptible de incorporar ideas igualitaristas. Una sociedad con un sector público fuerte, además de ser más democrática y cuidar mejor a quienes forman parte de ella, tiene más posibilidades (aunque ninguna garantía) de anidar ideas y proyectos de quiebra con la barbarie capitalista que una en la que se haya instalado la atomización y la individualización extremas.

Atravesamos una coyuntura muy difícil. Cualquiera que tenga un pie en la realidad sabe que no vivimos un momento dulce para la movilización, el activismo y la organización. Por eso es más importante que nunca animar este tipo de movilizaciones. Estas atesoran experiencias organizativas y repertorios de movilización que hay que mantener vivas pues pueden permitir combinar las reivindicaciones sectoriales y laborales de cada sector y las necesidades generales de la mayoría social. Necesidades que pasan por acabar de una vez con todas con el salvajismo de la derecha madrileña.

Una derecha que utiliza la educación y la sanidad tanto para desviar dinero al bolsillo de sus amiguetes como para construirse ideológicamente, intentando sembrar la idea de que lo privado es mejor y más eficiente. Por eso, estas movilizaciones tienen también que señalar esta realidad, y esto pasa por exigir el fin de la educación concertada (escuela ideológica de la derecha y detractora de recursos públicos) y la expropiación de la sanidad privada (que practicó omisión de socorro durante la crisis del COVID19 teniendo UCIs libres). La vida y la educación no son un negocio. Instalar esta idea en toda la sociedad también tiene que ser el objetivo de estas movilizaciones.




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