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Tenía mis dudas sobre vacunarme o no, pero después de escuchar al Dr. Jorge Panameño, experto epidemiólogo a nivel centroamericano, que aconsejó aprovechar esa buena oportunidad para mantener la salud propia y la de los demás, me terminé de convencer de hacerlo.

Sobre las reticencias de parte de la población a administrárselas, los peritos a nivel global señalan que «la vacunación es un acto de solidaridad. Lo ideal es que exista una conciencia general de su necesidad y de los beneficios que aporta a toda la sociedad… Frente al caso de los fármacos tradicionales, donde el principal afectado es el que recibe el tratamiento, en la vacunación el beneficio es global». Dr. Pablo Sarobe, investigador de Centro de Investigación Cima, de la Universidad de Navarra, España. Y agrega: «De hecho, hay personas a las que les gustaría vacunarse, pero por factores como la edad u otras enfermedades concomitantes, esta medida no es tan eficaz, y la mejor manera de protegerlos es proteger a la sociedad en su conjunto». Entrevista. https://www.unav.edu/web/vida-universitaria/noticia-pestanas2/2020/11/19/%E2%80%9Cla-vacunaci%C3%B3n-es-un-acto-de-solidaridad:-mientras-haya-poblaci%C3%B3n-que-no-est%C3%A9-protegida-habr%C3%A1-un-nicho-donde-el-virus-podr%C3%A1-infectar%E2%80%9D?articleId=27886392

El mismo investigador del Programa de Inmunología e Inmunoterapia del Cima añade: «En primavera pasada (abril-mayo de 2020), todo el mundo estaba muy orgulloso de la solidaridad que suponía quedarse en casa por el bien de todos. Pues bien, la vacunación sería lo mismo ahora».

Ante la afirmación en la misma entrevista al Dr. Ugur Sahin, uno de los creadores de las vacunas actuales (Pfizer), al ser abordado sobre la posible recuperación a mediados del año 2021 (junio-julio) hacia la «vida normal» que se tenía antes de la pandemia, comentaba que si la eficacia de la vacuna y la tasa de vacunación son lo suficientemente elevadas para alcanzar la inmunidad de grupo, se lograría el objetivo de estar todos protegidos. «Pero, mientras exista un porcentaje de la población que no esté protegido por la vacuna, ahí siempre habrá un nicho donde el virus podrá infectar y diseminarse».

Después de la pandemia se valoró más los cuidados del hogar, tradicionalmente llevados antes del covid-19 por las mujeres y su calidad tiene una variable dependiente de las capacidades y recursos de las familias, que a su vez impacta en la inserción y el desarrollo laboral de las mujeres jóvenes. «Para atender este hecho, se requiere asumir los cuidados como una necesidad social básica y, por tanto, como derecho de ciudadanía: el derecho universal a ser cuidado, cuidar y al autocuidado en condiciones de equidad… Se recomienda que el Estado asuma la responsabilidad de garantizar el derecho al cuidado como un componente del sistema de protección social, lo que conlleva articular un nuevo pacto social y fiscal para reorganizar la distribución social del cuidado entre el Estado, el mercado, la sociedad y el hogar (corresponsabilidad social de los cuidados), así como entre hombres y mujeres (enfoque de parentalidad), incluyendo la calidad de los mecanismos y servicios de cuidado, garantizando las condiciones de trabajo decente para los trabajadores del cuidado». Lupica C., 2014a.

Parece que los técnicos sanitarios y especialistas en epidemiología también coinciden en señalar la importancia de cuidarse a sí mismos y a los demás. De igual forma, los resultados de estudios de la OEA-CIM alertan en la misma línea en sus conclusiones recientemente publicadas: «Los Estados de la región tienen dos opciones en materia de cuidados: abordarlos de manera periférica, secundaria y para que sigan siendo resueltos en seno familiar, o considerarlos como inversión al crecimiento económico y como parte integral de las políticas públicas y de las medidas de recuperación, y así obtener el retorno económico asociado a estas decisiones». (Ver: https://www.oas.org/es/CIM/COVID-19.asp).



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