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El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, recibe al director general del OIEA, Rafael Grossi, este martes en Kiev / efe

Los objetivos de Kiev se centran en los puentes para aislar a las fuerzas rusas de sus centros de abastecimiento en la península de Crimea

La Presidencia de Ucrania anunció ayer en su informe matutino que durante todo el lunes y la madrugada de ayer martes «se produjeron fuertes explosiones en la región de Jersón. Se están produciendo intensos combates en casi todo el territorio de la región». «Las Fuerzas Armadas ucranianas lanzaron acciones ofensivas en varias direcciones (…) destruyeron almacenes de municiones», aseguraba la nota, que insistía una vez más en que todos los grandes puentes a través del río Dniéper en la región de Jersón han sido derribados.

Los militares ucranianos afirmaron el lunes haber iniciado una
contraofensiva a gran escala en Jersón, provincia de gran relevancia agrícola y que limita con la península de Crimea. Si como manifiesta el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, uno de los principales objetivos de su Ejército es recuperar Crimea, habrá que restablecer primero el control sobre todo Jersón. Desde Moscú, sin embargo, se asevera que su Ejército está haciendo «fracasar» los intentos de Ucrania de restablecer su integridad territorial y causando «grandes bajas» a las tropas ucranianas.

Pero las autoridades de Kiev reiteran que su Ejército logró «cortar el suministro de armas a las tropas rusas desde Crimea». Ayer fue el jefe de la Administración Militar de Jersón, Yaroslav Yanushévich, quien incidió en ello y resaltó que ahora los cohetes y la artillería ucraniana trata de «neutralizar» todos los focos de concentración de tropas rusas, sus cuarteles y arsenales.

La prensa ucraniana daba cuenta de la destrucción de un centro de mando ruso en la localidad de Shirókaya Balka y ataques con misiles contra Nóvaya Kajovka. Según reconocía la agencia rusa RIA-Nóvosti, que citaba a las autoridades locales designadas por Moscú, los bombardeos dejaron a Nóvaya Kajovka sin electricidad ni agua. La agencia rusa habla también de bombardeos ucranianos en la propia ciudad de Jersón, en Melitópol, que se encuentra a 70 kilómetros de la línea del frente, e incluso en el puerto de Berdiansk, de donde el frente está a casi 100 kilómetros de distancia.

Expertos militares ucranianos señalan que la contraofensiva en curso es una operación perfectamente planificada y en el momento actual pretende sobre todo «comprobar la preparación de las tropas rusas y determinar sus puntos débiles» antes de continuar el avance hacia Crimea. Es la opinión de Oleg Zhdánov, quien señala que «vemos golpes secundarios, que debilitan y distraen, pero luego llega el golpe principal, mucho más fuerte y arrasador».

The Institute for the Study of War (Instituto para el Estudio de la Guerra) de Washington cree que «Rusia finge que no hay avance de las Fuerzas Armadas de Ucrania en Jersón» cuando han conseguido liberar «cinco localidades durante el primer día de la contraofensiva y avanzaron de 5 a 6 kilómetros en al menos uno de los sectores del frente».

Por otro lado, según los especialistas del ISW, el Ejército ruso está tratando de reparar los puentes destruidos a través del Dniéper y traslada nuevas unidades hacia Jersón empleando un transbordador de pontones, pero esta línea de suministro es vulnerable a los ataques de la artillería ucraniana. El exministro de Defensa de la autoproclamada República Popular de Donetsk, Ígor Guirkin (Strelkov), aseguró en su canal de Telegram que la artillería ucraniana siguió ayer bombardeando los puentes sobre el río Dniéper y los pontones habilitados como alternativa.

«Ucrania recupera lo suyo»

El mando operativo ucraniano ‘Sur’ describió la situación como de «tensión estable» y admitió haber sufrido cinco ataques de aviones rusos. Según la cúpula castrense ucraniana, durante el 29 de agosto, las Fuerzas Armadas de Ucrania atacaron 13 puestos de mando de las tropas rusas en Jersón capital y en los distritos de Berislav y Kajovka. También atacaron los sistemas de defensa aérea. El cruce que los rusos construyeron a través del Dniéper cerca del pueblo de Lvovo fue destruido.

En su alocución del lunes por la tarde, Zelenski lanzó que «si quieren sobrevivir, es hora de que el Ejército ruso abandone (…) que se vayan a casa. Si tienen miedo de regresar -a Rusia- ríndanse». Según sus palabras, «Ucrania está recuperando lo suyo y devolverá las regiones de Járkov, Lugansk, Donetsk, Zaporiyia, Jersón, Crimea y, por supuesto, nuestras aguas territoriales en los mares Negro y Azov».

El presidente ucraniano recibió ayer en Kiev a los recién llegados
inspectores del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) que deberán ahora trasladarse a la central nuclear de Zaporiyia, en manos de las tropas rusas, para verificar su estado tras los recientes bombardeos y determinar si su funcionamiento es seguro. «Queremos que la misión del OIEA (…) haga todo lo posible por evitar el peligro de un desastre nuclear», dijo Zelenski ante la delegación, que encabeza el director general de la OIEA, Rafael Grossi. Habrá que ver ahora hasta qué punto es seguro el camino que les aguarda a los inspectores antes de llegar a la planta atómica.

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