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Islamabad podría emerger como un factor crucial pese a los recelos del Gobierno afgano, que acusan a Pakistán de dar refugio a los insurgentes

MADRID, 23 Abr. (EUROPA PRESS) –

Los ministros de Exteriores de Afganistán, Turquía y Pakistán se han reunido este viernes en Estambul en un intento de reactivar la frustrada cumbre de paz para Afganistán que iba a celebrarse este sábado en esta misma ciudad después de que los talibán se negaran a participar en el encuentro.

El ministro turco, Mevlut Cavusoglu, y sus homólogos afgano y paquistaní, Mohamed Hanif Atmar y Shah Mahmud Qureshi, respectivamente, han terminado su reunión trilateral con un renovado compromiso para llevar las conversaciones a buen puerto a pesar de los casi innumerables obstáculos a los que se enfrenta el proceso de paz en Afganistán.

El plan, que comenzó en febrero del año pasado con un principio de acuerdo entre los talibán y Estados Unidos, ha acabado contaminado por la falta de compromiso de los insurgentes a la hora de poner fin a la violencia, los desencuentros en el seno del Gobierno afgano y el cambio de administración en la Casa Blanca, en particular con la decisión del actual presidente, Joe Biden, de retrasar la salida de tropas de mayo (como habían acordado los talibán en febrero, bajo la Administración de Donald Trump) a septiembre de este año.

Los tres ministros han manifestado que la Conferencia de Estambul solo ha sido «aplazada» a la espera de que las partes perciban que se dan las condiciones más oportunas para reanudarlas pero, en particular, han pedido a los talibán que reafirmen su compromiso con la paz y el establecimiento de un Gobierno democrático que responda a las necesidades del pueblo afgano, y no a la restauración de un emirato islámico, como desean los insurgentes.

Asimismo, los ministros han condenado el elevado nivel de violencia reinante en un país donde han muerto 120 personas –44 civiles y 81 miembros de las fuerzas de seguridad afganas– por atentados y ataques talibán desde el principio del mes sagrado del Ramadán, hace diez días, según las estimaciones de la cadena afgana TOLO News.

Por otro lado, fuentes próximas a los talibán han informado a la cadena de que la cúpula del grupo sigue discutiendo abiertamente su participación en la cumbre, aunque todavía no se ha alcanzado una conclusión al respecto.

EL FACTOR PAQUISTANÍ

La participación de Pakistán en este encuentro trilateral está relacionada con los esfuerzos que de un tiempo a esta parte está realizando el país para incrementar su papel en las negociaciones, después de que Afganistán haya acusado durante años a sus servicios de Inteligencia de facilitar refugio e información a los insurgentes talibán para desestabilizar a su país vecino.

De hecho, medios locales informaron de que el negociador jefe de los talibán, Maulavi Abdul Hakim, había viajado en los últimos días a Pakistán para buscar nuevas opciones que reactiven las conversaciones. En opinión del analista político Asadulá Walwayi, la implicación de Islamabad «es un paso positivo». «Si Pakistán está convencido de participar, y Pakistán convence a los talibán, podría jugar un papel extraordinario a la hora de concretar un nuevo encuentro», añade en declaraciones a la cadena afgana.

Sin embargo, y prueba de la enemistad entre ambos países, el Gobierno afgano ha denunciado que el negociador talibán viajó a Afganistán para recibir órdenes de la principal agencia de Inteligencia de Pakistán, el ISI. «Cada vez que se paralizan las conversaciones, los talibán dicen que van a consultar a sus ‘notables’ y por ‘notables’ lo que quieren decir es que van a pedir consejo al ISI y al Ejército paquistaní», según denunció el vicepresidente afgano, Amrulá Salé.

«Es hora de que Pakistán decida si va a adoptar una política en la que ganan todos o una en la que perderemos sin excepción», añadió por su parte el presidente afgano, Ashraf Ghani, durante una visita a la provincia de Kandahar.

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