Borrell tira la primera piedra
Tomás F. Ruiz
La declaración ha saltado a los medios de toda Europa y ha ocupado muchas primeras páginas de la prensa internacional: el jefe de política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, ha exigido públicamente que se permita al régimen nazi-ucraniano de Zelensky utilizar sin ningún tipo de restricciones las armas que le envían desde Europa.
En esta inesperada y perturbadora declaración, Borrell ha afirmado que se debe permitir al régimen ucraniano bombardear y hostigar con todo tipo de armamento puntos estratégicos que se encuentren incluso dentro de territorio ruso. “El armamento que enviamos a Ucrania debe de tener ´uso completo´ (full use ha dicho en su macarrónico inglés) y para ello hay que levantar las restricciones y que éste armamento pueda servir para destruir objetivos dentro de territorio enemigo… Si no les permitimos que operen en territorio ruso, alcanzando objetivos militares, todo el armamento que les enviemos será improductivo.”
Borrell no ha dudado en hacer estas provocadoras y peligrosas declaraciones con Dymitro Culeba a su diestra, ministro ucraniano de política exterior de Ucrania (algo así como el Joseph Goebbels de Zelensky). Estas temerarias declaraciones ya habían encontrado eco entre gobiernos europeos que rozan la extrema derecha -Países Bajos, Suecia, Dinamarca, Finlandia, Polonia y los tres países bálticos- ávidos, como estuvo la Alemania de Hitler, de que se desate un conflicto europeo a gran escala, sin tener en cuenta que en un conflagración de este tipo, Europa quedaría completamente destrozada por el armamento nuclear que se utilizaría.
La misma OTAN, controlada por Estados Unidos, no se atreve a dar este arriesgado paso de levantar las restricciones en el armamento enviado a Ucrania; pero permite que individuos degenerados como Josep Borrell lo soliciten una y otra vez. Alentar nuevos conflictos en esta situación de tensión bélica es un riesgo que cualquiera de los dos principales candidatos a las elecciones de EE.UU. quiere evitar por el momento. El pueblo norteamericano sabe perfectamente lo que significaría un conflicto nuclear para ellos. Una vez ganados los comicios, y a la vista de que esta contingencia de desatar un conflicto a gran escala la comparten las dos beligerantes opciones políticas que tiene USA, la opción se planteará una vez que cualquiera de los dos candidatos resulte presidente electo de Norteamérica.
Ante las evidencias de armamento químico que organizaciones internacionales han encontrado en los territorios de Kursk recuperados por Rusia, la pregunta que inevitablemente surge a todos los que vivimos bajo esta espada de Damocles es: ¿Incluye Borrell en su temeraria frase “levantar las restricciones” el uso de la demente opción bélica que son las armas químicas contra Rusia? Recordemos que, junto a “desnazificar” Ucrania, las evidencias de que el régimen de Kiev estaba almacenando armas químicas para atacar a Rusia fue uno de los puntos calientes que llevó a Putin a poner en marcha su operación militar.
En su demente concepción bélica de la guerra de Ucrania, Josep Borrell avergüenza no sólo a su país de origen -Cataluña, de cuya nación él mismo reniega-, sino que está poniendo en peligro a los cerca de 750 millones de seres humanos que actualmente viven en Europa. Resulta inquietante que un organismo internacional como es la Unión Europea permita a este mamarracho belicista hacer ese tipo de declaraciones públicas. Desde España, y conociendo la trayectoria política de Borrell, su sed de poder y su codicia sin límites, no resulta tan difícil entenderlo: en el 2012 trató de ocultar su relación financiera con una sociedad anónima que le pagaba 300.000 euros anuales por sólo formar parte de su consejo de administración. “Poderoso caballero es don dinero” apuntó don Francisco de Quevedo en el siglo de oro.
Sin embargo, es inevitable otra pregunta que ni Borrell ni ninguno de los dementes gobiernos que lo apoyan en su suicida escalada bélica parece haberse hecho: ¿de qué servirán los millones que les entreguen las todopoderosas firmas fabricantes de armamento si el mundo en el que vivimos, que tanto trabajo nos ha costado articular, desaparece del mapa en una confrontación nuclear sin precedentes?
Borrell quiere pasar a la historia como quien tiró la primera piedra en ese demente proyecto de la desintegración absoluta de la civilización… ¿se lo van a permitir sus no menos codiciosos socios europeos?