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Hace unos días tuve la oportunidad de asistir a un evento virtual en el que alumnos de una universidad salvadoreña presentaron el estudio «Situación actual de las Comunicaciones Estratégicas en El Salvador: desafíos y tendencias». Durante el evento miraba con admiración a los ponentes, jóvenes entusiastas que demostraban su capacidad de desarrollar investigaciones, hacer eventos virtuales, manejar las temáticas con propiedad, todo esto a pesar de la pandemia, adaptándose, como todos, a una nueva forma de avanzar.

Para la investigación se realizaron entrevistas a más de 50 comunicadores y se buscaba entender la demanda y tendencias del sector laboral de las comunicaciones, identificar las necesidades comunicacionales en las organizaciones de acuerdo con el nuevo entorno, definir el perfil del comunicador ideal que precisan las organizaciones y analizar la adaptabilidad de las comunicaciones a los cambios.

Fue interesante escuchar dentro de los resultados del estudio cómo la Comunicación en muchas ocasiones es vista como un gasto más que como una inversión, y cómo lamentablemente algunos líderes empresariales no comprenden la relevancia que esta tiene para alcanzar los objetivos de sus negocios. Algunos piensan que los comunicadores son necesarios únicamente para manejar las redes sociales de sus empresas, que, si bien es un trabajo importantísimo, se queda corto para todo lo que debe ocupar a un comunicador estratégico. En tiempos en los que no existían las redes sociales, se pensaba que el comunicador era exitoso si era capaz de que se publicara una noticia sobre el trabajo de la empresa, no se podía estar más equivocado.

El comunicador estratégico, tal como se mencionó en la presentación, es aquel que es capaz de generar valor a la empresa, el que a través de su análisis y criterio orienta la toma de decisiones tomando en cuenta su entorno y públicos de interés. Este elemento es el encargado de poner sobre la mesa los temas difíciles, con el objetivo de encontrar la mejor solución en defensa de la reputación, cuya protección y fortalecimiento son sus más grandes responsabilidades. Esto va mucho más de manejar redes sociales y publicar una noticia.

Proteger la reputación y liderar la comunicación de una empresa no es una tarea sencilla, se requieren habilidades básicas que con el tiempo y experiencia se desarrollan, pero de acuerdo con el estudio los nuevos profesionales de la Comunicación deben fortalecer sus bases de análisis, redacción y ortografía, así como también inteligencia emocional, generar criterio propio y el uso de herramientas digitales.

En la investigación se mencionaban como nuevas tendencias la Sostenibilidad, alianzas estratégicas, trabajo colaborativo, creación de experiencias, métricas digitales, coaching, Big Data, propósito corporativo, entre otros temas que, lejos a lo que se tenía hace algunos años, ahora empiezan a estar presentes en las aulas de carreras de la Comunicación.

Las Comunicaciones han jugado un papel trascendental en tiempos de pandemia, desde el momento en que se declaró la emergencia, en cada momento de la crisis las empresas de todo tamaño debieron comunicarse efectivamente con sus públicos de interés para poder garantizar su continuidad en el mercado. Posicionarse como empresas innovadoras, respetuosas de la ley, responsables con sus colaboradores y clientes, continuar vendiendo a pesar de todo, fueron algunos de los retos que los comunicadores enfrentaron a nivel mundial.

Mientras que nuevos e importantes retos continúan presentándose, se distinguen las empresas que dan relevancia a la Comunicación y las que piensan que es un gasto.

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