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Íñigo Domínguez y Julio Núñez han investigado la pederastia en la Iglesia.

Las informaciones publicadas por el Boston Globe en 2002 sobre los abusos en el seno de la Iglesia en Estados Unidos fueron el primer aldabonazo. Tras aquellas revelaciones, incontables los casos de pederastia salieron a la luz en Europa. España parecía ajena, pero poco a poco las víctimas se hicieron visibles. Perdieron el miedo y se atrevieron denunciar sus casos, especialmente a través de los medios de comunicación.

Los periodistas de El PAÍS Íñigo Domínguez (Avilés, 49 años) y Julio Núñez (Casar de Cáceres, 31 años) han encabezado junto a José Manuel Romero (Madrid, 58) y Daniel Verdú (Barcelona, 41) la cobertura galardonada por el premio Ortega y Gasset a Mejor historia o investigación periodística por sacar a la luz “hechos ocultos y ocultados durante décadas” y dar voz a personas adultas “quebradas por las terribles experiencias de la infancia”. Domínguez recuerda las dificultades iniciales: “La versión oficial era que en España no había ocurrido nada. Y nos preguntamos si realmente no había nada o nadie había mirado a fondo. La primera radiografía sacada de las hemerotecas y las sentencias judiciales arrojaba 34 casos en España. La Iglesia se negaba a dar información. Había un muro de silencio”.

Tras esta primera publicación, EL PAÍS abrió en octubre de 2018 un buzón para recoger los mensajes enviados por las víctimas. Un alud de correos electrónicos recibidos a lo largo de los meses ponía el foco en los abusadores y también en los encubridores, aquellos que dentro de las diócesis y las órdenes religiosas miraron para otro lado sin tomar medidas ni asumir sus responsabilidades. En el equipo de periodistas que trabajó en la investigación están Oriol Güell, Joaquín Gil, Maite Nieto, Daniele Grasso, Amaya Iribar, Paola Nagovitch, Lucía Foraster y Emilio Sánchez Hidalgo.

Aquel buzón permitió empezar a derribar la infranqueable valla. “En la primera semana”, cuenta Domínguez, “llegaron 400 mensajes. Nos dimos cuenta de que habíamos destapado algo y de que había un secreto oculto. Fuimos publicando casos y el problema estalló. Había tal volumen de información que necesitábamos organizarla, planificar a largo plazo”.

Una de las claves de la eclosión informativa fue, como remarca Núñez, la publicación de la conversación de una víctima de abusos sexuales en el seminario de La Bañeza (León) con el obispo de Astorga. “En esta grabación se percibe con toda su crudeza el sufrimiento de quienes padecieron abusos. Personas a las que les rompió la vida”.

Ambos periodistas destacan la soledad en la que vio inmerso EL PAÍS en los primeros años. “Publicábamos historias tremendas y no había ninguna reacción, ni de políticos ni de la Iglesia. Tampoco los medios de comunicación querían saber nada. Pero teníamos fe en que algún día tenía que estallar”.

Hasta entonces, la principal investigación —a cargo de El Periódico de Catalunya— se había centrado en los abusos cometidos por un profesor de gimnasia del colegio de los Maristas de Sants-Les Corts, en Barcelona, un trabajo por el que el rotativo catalán obtuvo el Ortega y Gasset en 2017.

Y fue ese nulo eco el que les llevó a pensar en una acción de impacto. Un golpe granítico que “obligara a los políticos, a la Iglesia y a los medios a moverse”. Y enfatizan que la sacar adelante esta investigación ha sido posible gracias al respaldo de “un medio fuerte capaz de destinar periodistas a realizar un trabajo descomunal que ayuda a la sociedad”.

Planificaron entonces un exhaustivo mapa de la pederastia en España, como habían hecho países como Francia, donde se han contabilizado 216.000 víctimas y al menos 3.000 sacerdotes involucrados. El voluminoso dosier elaborado detallaba 251 casos y en diciembre de 2021 fue entregado al Papa y pocos días después al presidente de la Conferencia Episcopal Española, que finalmente accedió a encargar una auditoría sobre la pederastia en colaboración con expertos nacionales e internacionales. Paralelamente, el Defensor del Pueblo lidera una investigación creada bajo el amparo del Congreso de los Diputados. Hasta el momento este diario ha contabilizado al menos 614 casos y 1.264 víctimas. “Veremos si la Iglesia hace un trabajo serio”, remata Domínguez. Sobre la mesa, la Conferencia Episcopal tienen un trabajo en el que los periodistas de EL PAÍS han profundizado durante tres años para arrojar luz sobre uno de los capítulos más dramáticos de las últimas décadas.

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