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María José, una auxiliar de enfermería de Villagonzalo (Badajoz), no se lo pensó dos veces cuando la llamaron para trabajar en una residencia de mayores Francisco de Vitoria, en Alcalá de Henares (Madrid). Ese 27 de marzo España contaba 4.858 muertos por coronavirus y empezábamos a conocer la complicada situación que estaban viviendo las residencias de Madrid. Esta comunidad necesitaba muchos profesionales de la salud para atender la emergencia sanitaria y las continuas bajas de sanitarios contagiados o con sospecha de haber contraído el COVID-19. Preparó su maleta, cogió su coche, y al día siguiente salió de su pueblo sin tener ni alojamiento previsto.
La cosa se complicó un poco al principio: llamaba a pisos buscando alquiler, pero la rechazaban como inquilina por su profesión. Tenían miedo al contagio. Estaba ya algo desanimada cuando dio con la plataforma Emergency Home. Escribió, y al día siguiente ya estaba instalada en un flamante estudio y a coste cero.
Emergency Home es una iniciativa solidaria de gestores inmobiliarios que encuentran viviendas a personal médico y de los cuerpos y fuerzas de seguridad que lo necesiten, bien por estar desplazados de su lugar de origen, bien por aislarse de su familia para evitar el contagio. Como Daniel, el casero de María José, esta red se alimenta de multitud de propietarios que han cedido su vivienda de forma gratuita. Para ella, se ha portado como un familiar: «Tengo todo a estrenar, me ha dejado menaje, toallas, papel higiénico, mascarillas…», contaba ilusionada a su familia el día que entró en el piso. Incluso le ha fabricado una careta de protección con una impresora 3D.
Más de 450 solicitudes atendidas
La de María José es solo una de las más 450 solicitudes de vivienda atendidas por Emergency Home. El procedimiento es muy similar a la de una gestión inmobiliaria al uso: una vez cursada la solicitud a través de la web, se asigna a alguno de los más de 200 colaboradores que están participando por toda España. Lo primero que hará ese gestor o gestora será pedir una acreditación como que la persona que lo solicita es personal sanitario o de seguridad.
Después, buscará una vivienda entre las ofrecidas por la red de propietarios que también están apoyando la iniciativa, y que esté próxima al lugar de trabajo de la persona solicitante. Ahí está la parte más compleja de esta tarea, explica Francisco, el gestor inmobiliario que ayudó a María José a conseguir piso: «En estos momentos hay más demanda que oferta de pisos, en concreto en esta zona del Corredor del Henares no están entrando muchas viviendas». Para mejorar esa oferta, explica, sería favorable que entraran más gestores voluntarios, así la red de contactos se ampliaría.
Algunos propietarios incluso deciden no cobrar los gastos de suministro a sus inquilinos
Una vez encontrada la vivienda, se firma un contrato de cesión gratuita por un mes redactado por un abogado, que se envía digitalmente a través de la plataforma. En última instancia, se mandan las llaves de la vivienda por mensajería, para evitar desplazamientos a los propietarios. Y si no hay disponibilidad de mensajería, se buscan las mañas para evitar el contacto físico: «En algunos sitios se las han pasado por la ventana o la escalera, hacemos hincapié en ello para que no entren en contacto», explica Iván Tambasco, promotor de esta iniciativa.
Además, solicitan a los propietarios que la vivienda no sea compartida, que esté amueblada y con los suministros (luz, agua…) dados de alta; algunos, como Daniel, deciden incluso no cobrar esos gastos a sus inquilinos.
Hasta ahora, han recibido un total de 1.300 solicitudes. Donde más demanda ha habido ha sido en Madrid y Barcelona, pero también han respondido a peticiones en el País Vasco, Valencia, Zaragoza, Málaga, Vigo, Segovia, Toledo, Valladolid, Logroño, Huesca… De las que no han podido atender, cuenta Iván, muchas han encontrado finalmente alojamiento en alguno de los hoteles que las administraciones han puesto a disposición del personal sanitario. En otros casos, según les han hecho llegar, han sido los propios compañeros de profesión los que les han acogido en su piso o incluso compartiendo habitación.
Proteger a sus familias
El impulsor de esta iniciativa explica a laSexta.com cómo todo surgió a raíz de una historia personal. Su hermano, italiano como él y médico en la ciudad de Perugia, estaba preocupado por si podía infectar a su propia familia al volver a casa cada día. Buscaron una vivienda y enseguida encontraron propietarios que ofrecían su casa de forma gratuita. Tras ayudar a su hermano, Iván pensó que podrían extender esa labor también a España, donde reside y trabaja, y ayudar a otros profesionales a encontrar una vivienda de forma temporal.
Habló con compañeros, crearon la web y desde entonces la red de gestores voluntarios ha ido creciendo. El proyecto incluso ha traspasado fronteras y funciona también en Italia, Francia y Colombia. Casi un mes después, se siente muy satisfecho de haber emprendido esta tarea, sobre todo por las muestras de cariño y gratitud que reciben, así como por la idea de que la gente esté cediendo su vivienda gratuitamente a desconocidos: «Un propietario nos dijo que la había comprado por rentabilidad, pero no pensó nunca que con este gesto podía sacarle tanta ‘rentabilidad'».
Muchos de esos profesionales han querido hacer público ese agradecimiento en forma de vídeo, como el que mostramos en el inicio del reportaje. Un reconocimiento que para Iván «no tiene precio». Francisco, que ayudó a María José a encontrar su estudio, también expresa su «satisfacción» por las muestras de agradecimiento de las personas a las que ha ayudado: es su «granito de arena» para frenar esta situación, ya que, asegura, mucha gente llama «muy preocupada, con miedo a contagiar a su familia«.
Es ese mismo miedo el que haece que otras personas tengan comportamientos insolidarios, como le pasó a María José, y como hemos visto en Alcázar de San Juan, donde un vecino pidió a un médico que se marchara de su casa. Iván entiende ese temor, pero no está de acuerdo con ese rechazo: «Antes o después todos vamos al hospital y queremos que el personal sanitario esté en buenas condiciones«. Para Francisco, es una actitud muy «injusta». Pero ambos prefieren el miedo bueno, el que impulsa a ayudar. «No sabes la cantidad de gente que nos ha llamado para poner a disposición su vivienda», explica Iván, y concluye: «Me quedo con eso y con la colaboración de los compañeros», que han trabajado en Semana Santa, domingos… Prefiero quedarme con eso».
Mientras tanto, María José se prepara para una jornada intensa más en la residencia. Está contenta, pero tiene sus días raros. A diario ve a muchos mayores que están solos y que llevan una cuarentena interna: «No pueden salir de su habitación». Piden más cariño y ella asegura hacer «todo lo posible» por animarles, pero no puede evitar que a veces la tristeza le embargue el ánimo. Ha pasado la Semana Santa fuera de casa, lejos de su familia, como otros muchos profesionales sanitarios que trabajan sin descanso frente a esta pandemia. No obstante, se siente muy afortunada porque Daniel y su familia la han tratado como «una más»: «En estos momentos, te das cuenta de que hay gente que merece la pena; estaré eternamente agradecida».
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