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MADRID, 30 Jul. (EUROPA PRESS) –

Harry Styles es el artista del que te gustaría ser fan y situarte en las primeras filas de su concierto. Éxito tras éxito, el británico sabe encandilar hasta llevar al delirio al público, como lo ha demostrado en la noche de este viernes en un Wizink Center de Madrid en ‘sold out’, donde ha ofrecido el único espectáculo en España de su ‘Love on tour’, la gira con la que está ratificando quién es y dónde se encuentra: en el estrellato del pop internacional, con paso firme.

Muchos y, especialmente, muchas llevaban esperando este 29 de julio para poder por fin disfrutar del concierto del británico, una fecha que fue aplazada dos veces por la pandemia. Las ganas de ocupar las primeras filas para tener lo más cerca posible al artista han hecho que algunas personas hiciesen cola frente al WiZink durante, incluso, cuatro días, dejando claro que aquello del fenómeno fan sigue vigente a día de hoy. Quizá más al tratarse de uno de los exmiembros de la ‘boy band’ One Direction.

El nerviosismo y la tensión copan el ambiente del estadio, dispuesto a la locura que se prevé cuando el protagonista pise el escenario, que por el momento ocupa la banda de rock alternativo Wolf Alice, teloneros del tornado que se avecina. Hay 14.500 presentes, la mayoría jóvenes y adolescentes que siguen a Styles desde su inicios –hay tatuajes y carteles en su honor–. Van envueltos en plumas de colorines y son numerosas las banderas del colectivo, así como la ropa del merchandising oficial de Styles. Fuera hay una cola enorme frente al punto de venta del WiZink.

Con Wolf Alice ya fuera del escenario, quedan minutos para que el británico haga acto de presencia. Mientras, en los altavoces suenan grandes éxitos de antaño y entre el público se producen gritos de «Harry, Harry, Harry». De repente, el tiempo parece detenerse en el lugar cuando salen primero los músicos y después Styles, enfundado en una camiseta de rayas de colores, unos pantalones de líneas amarillas y moradas en zigzag y collar de enormes bolas rosas.

Son poco más de las 21.10 horas y empieza así el espectáculo, a ritmo de ‘Music for a sushi restaurant’ tapada por los gritos ensordecedores de las fans. Styles sale a por todo, desatando la locura mientras saluda a un lado y otro del estadio, bailando el tema que se incluye en su disco ‘Harry’s house’, el cual presenta en este tour. El álbum, aplaudido por crítica y público, ha llevado al británico a confirmarse como referente del pop internacional actual, en una línea ya más madura que sus anteriores trabajos en solitario, ‘Harry Styles’ y ‘Fine line’. Esta semana ha sido nominado a los Premios Mercury por su nuevo disco.

La euforia de la primera canción continúa con ‘Golden’, introducida por las primeras palabras en español del cantante: «Uno, dos, tres, cuatro». Con guitarra en mano, pregunta también: «¿Cómo te sientes hoy, España?». El WiZink está a punto de caerse entre el griterío.

Suena después ‘Adore you’, con el artista en su máximo esplendor, disfrutando, bailando cual divo, como aquel que se encierra en su habitación y deja a su cuerpo moverse sin límites. Harry parece sentirse en su casa mientras pasea por la pasarela en medio del estadio. Entre todo ello le llueven flores. Y él no para de dirigir miradas y sonrisas al público. Sabe que gusta, y lo agradece.

«Es un absoluto placer estar aquí está noche (…) Gracias, gracias, gracias», clama el británico de 28 años, quien pide a los asistentes disfrutar del show y reivindica la libertad y el amor, todo ello entre aplausos y abrazos en el público. Así da paso a más canciones pop, como ‘Daylight’, en la que vuelve a colgarse la guitarra, o la bailable ‘Cinema’, que acompaña de pasos sexys y atrevidos. También canta ‘Keep driving’.

Entre tanto, aprovecha para interactuar con sus fans, cogiendo los ramos que le tiran al vuelo. También dedica tiempo entre sus canciones a charlar con ellas. Rosa, Ana, Julia y su padre, a quien todo el estadio canta el ‘Happy Birthday’ a petición de Styles, recordarán este día el resto de sus vidas fanáticas. Por eso, y el carisma y talento, Harry Styles es el artista que te gustaría tener como ídolo. Y disfrutar en las primeras filas.

DE ‘MATILDA’ A ‘KIWI’

El ritmo festivo se corta para dar paso a los temas más emotivos del británico, que se coloca al final de la pasarela arropado por las luces que iluminan un estadio entregado. Canta ‘Matilda’ y ‘Boyfriends’ mientras toca la guitarra acústica. Entre los asistentes se oyen sollozos y caen lágrimas. Otras se abrazan.

La fiesta vuelve a ritmo de ‘Lights up’, en la que se lanzan banderas al escenario que el cantante recoge para el regocijo de las afortunadas tiradoras. Sigue con ‘Satellite’, que canta electrizante y enloquecido. Él disfruta y el público más. Suenan también ‘Canyon moon’ y ‘Treat people with kindness’, con bandera del colectivo en mano, y llega uno de los momentos de máxima locura (aún más) con ‘What makes you beautiful’, uno de los éxitos de One Direction.

«Los amo con todo mi corazón», expresa después el artista, tras interpretar ‘Late night talking’ y para introducir ‘Love of my life’, que el público, como con las demás, corea emocionado concluyendo con incesantes aplausos al cantante y sus músicos que se retiran por un minuto.

Viene entonces el final, el conjunto de, probablemente, los mejores hits del protagonista. ‘Sign of the times’ inaugura un final apoteósico en el que a ratos las voces y gritos del público impiden oír al artista, pero, probablemente, el griterío conjunto es la esencia que los asistentes quieren. En una continua muestra de interés por sus fans, Styles recoge una carta de una de ellas, mientras otras lloran y hablan por videollamada con aquellas que no han podido asistir.

Styles sigue con ‘Watermelon sugar’, que le valió el Grammy a mejor interpretación pop como solista en 2021, y ‘As it was’, canción con la que ha alcanzado el número uno en decenas de países. Interpreta los temas sin parar de recorrer el escenario, intentando dedicar momentos a todo el público, bailando, saltando. Incombustible. Y así llega al final, para el que elige ‘Kiwi’. En este tema rockero da lo que le queda para decir adiós a sus fans. Antes, promete que no dejará que pasen otros 4 años para volver a verlos.

El fenómeno mundial concluye así su concierto, tras una hora y 45 minutos de éxitos de pop optimista y baladas. Demuestra que ha dejado atrás a aquel adolescente que saltó a la fama mundial tras participar en ‘Factor X’ y que ha alcanzado la posición de estrella del pop en lo musical y en el estilo. Además de creador de éxitos es icono de moda por desafiar a la masculinidad tradicional. Tras su paso por Madrid, el británico continuará con su gira en Lisboa, donde cerrará el recorrido por Europa para saltar a Latinoamérica.

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