Inicio Derechos Humanos La emergencia del «socialismo verde» en las elecciones locales de 2020 en Francia: ¿Un cambio político?

La emergencia del «socialismo verde» en las elecciones locales de 2020 en Francia: ¿Un cambio político?

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La emergencia del «socialismo verde» en las elecciones locales de 2020 en Francia: ¿Un cambio político?

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Felix Blanquet | Este texto no tiene pretensión de explicar las elecciones como lo hacen las expertas en los programas de televisión. No soy un politólogo. Aquí doy mi opinión, puedo equivocarme o abrir debates sobre esta nueva fase de la sociedad burguesa capitalista actual.

Primero, el partido presidencial “La Republique En Marche” no consiguió convertirse en una encarnación local de la voluntad política del Jefe de Estado. Además, en los programas políticos de televisión, se habló de victoria de la “izquierda” y de la aparición del “ecolosocialismo”. Una verdadera “ola verde” en el país entero. Y para acabar la “derrota” del llamado “Frente Republicano” en Perpiñán, primera ciudad de más de 100,000 habitantes con un ayuntamiento de extrema derecha.

No voy a extenderme mucho sobre la abstención, que se puede explicar y/o buscar fácilmente. La cuestión que aparece con importancia es su nivel: casi un 60% de los votantes no acudieron a la cita electoral. El récord de la V República. Y esto ocurrió durante las elecciones más populares para las francesas. Sin embargo, las nuevas alcaldes serán legitimas por las instituciones. ¿Quién votó menos? Los barrios populares. En el momento del movimiento #BlackLivesMatter, toda una capa descontenta de la población no está representada en las ciudades. Si bien es cierto que la crisis sanitaria tuvo un impacto en la abstención, la ola de desconfianza hacia la política institucional sigue su crecimiento. Insisto, la desconfianza hacia la política institucional. El movimiento de los chalecos amarillos, el movimiento Black Lives Matter, el movimiento contra las violencias policiales, el movimiento contra la ley de jubilación o el movimiento de defensa de los servicios públicos y de la sanidad pública muestran que las francesas no están despolitizadas. Lo contrario. Simplemente ya no tienen confianza en un sistema que no las representa y que sigue en su crisis de legitimidad.

La primera cuestión que destacar es la derrota enorme del partido presidencial, LREM. No ganaron grandes ciudades salvo Le Havre, ciudad del jefe de gobierno Edouard Philippe. Además, este partido/movimiento fue elegido en las elecciones de 2017 con el lema “Ni de izquierdas, ni de derechas”. Sin hablar de la política abiertamente liberal del gobierno, en muchas ciudades LREM tuvo que pactar con el partido de derechas, Les Républicains.

Segundo, la izquierda ganó las elecciones. Es la victoria del partido EELV (los verdes) y de sus alianzas con el Partido Socialista (PS). Ganaron ciudades de derechas, con Burdeos por ejemplo. Echaron a las derechas instaladas en ayuntamientos históricos. Si bien es cierto que el COVID permitió esta victoria (un 35% de las votantes tenía como preocupación la crisis sanitaria, y un 38% la protección del medio ambiente1), no hay que olvidar que el virus no creó un fenómeno sino que lo reforzó. El crecimiento de los verdes había ya empezado durante las elecciones europeas de 2019. Asistimos entonces a una nueva fase, que se observa al nivel mundial: la irrupción de un ecologismo social-liberal.

Tenemos que preguntarnos dos cosas al observar la coalición emergente PS-EELV: primero ¿cuál es el papel del PS y su estrategia? Y segundo, ¿Qué es la identidad ecológica de EELV?

Después de los resultados, todas las expertas en política anunciaron la emergencia de un bloque “ecolo-socialista”. El PS se está recuperando de su derrota histórica de 2017 (un 6% en las elecciones presidenciales), causada por 5 años de gobierno liberal y de socialdemocracia. Los antiguos partidos muestran con esta elección que el sistema que se anunciaba destruido seguía siendo vivo y poderoso. Antes, la coalición de moda era Partido Comunista-Partido Socialista. Pero el estado actual del PCF le impone ser el aliado clave del PS (aunque estuviera presente en coaliciones con el PS y EELV en algunas ciudades como Lyon). El PS, como lo he dicho antes, perdió su estado de “líder de la izquierda” y tiene que buscar la coalición con EELV. En algunas ciudades, el PS desapareció para entrar dentro de la lista de los verdes. Fue el caso en Le Havre por ejemplo. Como la cuestión ecológica será uno de los temas claves del futuro político, el PS va entrando como parásito para reconstruirse una imagen, como si fuera un nuevo partido, consciente de sus errores. No habrá que olvidar que Hollande siguió siendo apoyado hasta las elecciones por el PS, y este último apoyó a Manuel Valls2 durante las primarias. Si las bases del Partido Socialista pueden ser honestas, la burocracia socialista no dejará que haya un giro a la izquierda.

Será lo mismo para los verdes. Si bien es cierto que una gran parte de las militantes de base del partido son honestas, la burocracia y las elegidas del partido forman parte de la institución reformista y harán todo para mantener sus alianzas con el Partido Socialista. El ejemplo de Ruan es muy relevante. El Partido Socialista fue reelegido en el ayuntamiento. Pero este tiene un proyecto desde hace años, el “contournement grand est”: crear una autopista cerca de la ciudad que aumentará de un 5% el balance de carbono3. En la metrópoli, los verdes critican el proyecto. Pero durante los consejos de la ciudad para aprobar el proyecto, ¡los verdes elegidas en el consejo municipal se abstuvieron! Y por supuesto, el hecho de que la ciudad sea del PS no es una casualidad.

En los años que vienen supongo que podremos ver aparecer dos bandos “ecológicos”. El de derecha, que es el del partido presidencial, “la ecología de lo real” o “la ecología sin ideología”. No creo que valga la pena extenderme, la ironía de ambas expresiones son perfectamente abiertas y comprensibles. El segundo, el de la ecología socialdemócrata, encarnada por los “ecolo-socialistas”, que creen en “la ley del mercado” (según Yannick Jadot, una de las cabezas de EELV). Nos tocará entonces aparecer en el panorama político, trabajando con los movimientos populares, para decir que exista también un lado ecosocialista: no hay transición climática posible sin ruptura con el sistema capitalista.

Un tercer y último punto me llamó la atención: la toma de Perpiñán por el Rassemblement National (nuevo nombre del Frente Nacional, partido de extrema derecha). El sistema electoral francés se basa sobre las dos vueltas. Cuando un representante de la extrema derecha está en la segunda vuelta, tiene que oponerse al “Frente Republicano”: cada partido va a votar a la otra formación con el fin de impedir a la extrema derecha ganar. Pero esto no funcionó el último domingo, y el Rassemblement National tomó la ciudad de Perpiñan. Por primera vez, la extrema derecha va a gobernar una ciudad de más de 100.000 personas. Evidentemente, este último estaba diciendo en todos los programas de televisión que ya se había roto el “Frente Anti-Republicano” y los politólogos quejándose del crecimiento de esta fuerza anti-democrática. Pero, ¿está subiendo realmente la extrema derecha? En mi opinión, no. En las elecciones, y sobre todo en época de epidemia, confinamiento y ansiedad, votan las más comprometidas. Por eso, la suma de la normalización del Rassemblement National y el temor de salir de casa, no hubo tantas personas que salieron a votar. No es el Rassemblement National el que crece mucho, es la abstención. Cuanto más alta sea la abstención, más alto será el porcentaje a favor de la extrema derecha. Sin embargo, no hay que olvidar que la extrema derecha es un peligro democrático, y aunque no tomen las ciudades más grandes, empiezan a tomar de nuevo nuestras calles.

Estas elecciones locales crearon una nueva fase electoral en Francia, pero se puede observar una ola similar al nivel mundial. Las bases políticas y los temas están cambiando, y la irrupción de EELV no se debe a su excelente discurso político o a una buena estrategia. No. Se debe a la explosión de la fábrica Lubrizol en Ruan este año, con lluvias negras y aire tóxico durante un mes. El capitalismo está perdiendo el control, y la repercusión se ve mucho en el planeta. Las conciencias están cambiando, y para el nuevo mundo, tenemos que cuidar de no caer en el antiguo.

Notas:

1 Según un sondeo Ipsos-Sopra Steria para France Télévisions, Radio France, Public Sénat et LCP-Assemblée nationale.

2 Mis disculpas a las barcelonesas que tienen que aguantar a esta mafia.

3 https://contournement-est.fr/ sitio web en francés de las cifras.

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