La protección y la prevención ante el Covid-19 tiene que ser compatible con la humanización de las personas mayores

el DiarioSolidario

En esta pandemia, las personas mayores han estado a la cola de las políticas y las medidas de salud tomadas por las instituciones. Además de 20.000 abuelos y abuelas fallecidos, el colectivo se ha llevado lo peor de la crisis, aseguran desde la Médicos del Mundo. Los ejemplos de la desafección y olvido son innumerables, pero claros: falta de recursos, saturación de los servicios sanitarios y la desatención de centros no medicalizados. Así como descartar sus vidas cuando las UCI estaban desbordadas, la restricción y falta de visitas de sus seres queridos e incluso el no poder despedirse de los suyos.

“Estar aquí encerradas nos ha hundido, nos ha dejado a todas peor, más mayores”, dice María, de 84 años en Nuestra Señora del Carmen de ASVAI, en Valladolid. Un centro en el que ha intervenido la ONG.

Médicos del Mundo ha intervenido en 21 residencias de Castilla La-Mancha y Castilla y Léon y ha formado a más de 500 profesionales sociosanitarios. Formación donde refuerzan las capacidades del personal, se trata la prevención y control a través de la delimitación de zonas rojas y verdes, el manejo de casos, el correcto vestido y desvestido de EPI, la gestión de casos positivos, el aislamiento y gestión de cadáveres, entre otros. El propósito de la intervención: la dignidad del tiempo que a nuestros mayores les quede por estar aquí.

“La protección y la prevención tienen que ser compatibles con la humanización, con el vivir de formad digna”

Besos y abrazos guardados

En este sentido, el Defensor del Pueblo, Francisco Fernández Marugán, señaló recientemente en el Congreso de los Diputados que la prohibición absoluta de salidas de los residentes de los centros para proteger su salud “supone una afectación intensa de su libertad de movimientos, que para resultar proporcionada ha de condicionarse a la situación de riesgo epidemiológico”, así como con las visitas de familiares y amigos.

“Nadie ha pensado en nuestros mayores”, explica Raquel, una de las auxiliares de geriatría en ASVAI. Y es que la desconexión entre los servicios sociales y los sanitarios y la baja financiación de los cuidados a personas dependientes ha dejado a la vista en esta pandemia que las personas mayores no nos importan lo suficiente, que se ha abandonado a este colectivo, denuncia Médicos del Mundo.

 “Lo primero que voy a hacer cuando todo esto acabe será besar y abrazar a los míos, es lo que más echo de menos”, sentencia María.