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Abdoul-Aziz Gning es el segundo protagonista de este ciclo de entrevistas. Como responsable del seguimiento y acompañamiento para la producción agrícola ecológica, nos cuenta cómo ha afectado el COVID-19 al seguimiento y la planificación de los proyectos y nos explica cuáles son las consecuencias más importantes en el ámbito agrícola.

Gning, ¿cuál fue el impacto del COVID en la planificación y el seguimiento de proyectos? ¿Cómo tuvo que adaptarse?

A principios del año, planificamos algunas actividades para el primer y segundo trimestre. Se trataba de actividades sobre el terreno, como encuentros con la población, formaciones, animaciones… Esta planificación se ha visto alterada, ya que la epidemia ha tenido repercusiones no sólo a nivel trimestral, sino también en la planificación operativa.

Para hacer frente a esta situación inesperada, FODDE y Alianza por la Solidaridad decidieron poner en teletrabajo a los coordinadores. Una parte de las actividades requiere la presencia física del coordinador o del facilitador. Sin embargo, para otras actividades podemos aprovechar los enlaces técnicos que tenemos en las comunidades. Se trata de personas que viven en las aldeas. En este caso, nos mantuvimos en contacto. Nos envían la información que necesitamos por teléfono o por Whatsapp. Seguimos haciendo el seguimiento gracias, por ejemplo, a las fotos de las infraestructuras que nos envían para poder seguir la evolución de los trabajos. La mayor parte del trabajo está asegurado gracias a los enlaces, los animadores de proximidad o los jefes de aldea que están en el lugar y con los que siempre estamos en contacto.

En relación con la producción agrícola, ¿cuáles son las consecuencias más importantes provocadas por el COVID?

El mayor impacto a nivel agrícola es la consecuencia directa del cierre de los mercados. Se trata sobre todo de un impacto económico. Las mujeres productoras no consiguen vender como de costumbre, por ejemplo, se ha notado mucho con la cebolla. Esto causa impactos negativos en los ingresos porque la gente no puede moverse como siempre para continuar con sus medios de vida.

Además del aspecto de la comercialización, hay que mencionar también el aspecto de la preparación de la campaña que se anuncia. En marzo y abril normalmente los productores buscan las semillas, los abonos… Las restricciones en el transporte han impuesto limitaciones a su disponibilidad. En efecto, hay zonas donde no se pueden tener las semillas por falta de existencias. Entonces hay que esperar a que los suministros vengan de Dakar. Y eso lleva tiempo. Además, el déficit de ingresos provocado por la no comercialización de los productos agrícolas también ha repercutido en la compra de semillas. Los productores no tienen suficiente dinero para comprar fertilizantes y semillas.

También vale la pena mencionar otro gran problema: los trabajadores agrícolas de temporada. Normalmente el primer trimestre es también el período de la trashumancia cuando los jornaleros agrícolas se desplazan para ir a trabajar. Hablamos de la gente de Gambia y de Guinea, pero también hablamos de los senegaleses que abandonan Kolda para ir a Saint Louis, al norte de Senegal. Dado que este año no han podido moverse, ha habido una falta de mano de obra para ayudar con la cosecha y la preparación de la plantación de contra temporada.

¿Cómo afectará esta situación a la producción futura? 

Como ya he mencionado, hay cierta preocupación sobre todo en relación con el suministro de semillas y fertilizantes. Debido al cierre de los mercados, la reducción del transporte público y su disponibilidad, la mayoría de los productores no no han podido adquirir las semillas y fertilizantes deseados. Los cultivos de lluvia todavía no están implantados, mientras que la lluvia puede llegar en cualquier momento. Esto causa grandes retrasos, debido a la estacionalidad de los cultivos.

Teniendo en cuenta esta experiencia, ¿crees que la gente va a aprender y empezará a almacenar las semillas?

Esta situación vuelve a plantear la cuestión de los bancos de cereales autogestionados, una estrategia que FODDE había desarrollado en los últimos años y que consistía en la creación en cada aldea de almacenes de emergencia. El objetivo es doble: por una parte asegurar un stock a nivel de algunos almacenes en algunos pueblos, y por otra, prever el riesgo de ruptura de semillas. Es importante ser autosuficiente en la producción de semillas para no depender de las contingencias de las situaciones, tales como pandemias, ruptura de los mercados…



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