OBESIDAD| Estos son los probióticos que podrían ayudar a tratar la obesidad y la diabetes

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En concreto, la investigación, apoyada por Fundación “la Caixa”, sugiere que la salud metabólica de las personas con estas enfermedades podría experimentar una mejoría al conseguir disminuirles los niveles de succinato en la sangre mediante la administración de unas bacterias específicas que actúan como probióticos.

Combatir la alteración de la microbiota intestinal

El succinato es un metabolito con múltiples funciones que producen de forma natural las células de nuestro organismo y las bacterias intestinales o microbiota

En enfermedades metabólicas e inflamatorias como la obesidad y la diabetes, donde hay una alteración de la microbiota intestinal, los niveles de producción de este metabolito se encuentran elevados, y esto está directamente relacionado con la inflamación característica en este tipo de pacientes.

Precisamente, varios estudios previos de DIAMET, el grupo de investigación que ha liderado este estudio y que coordinan Sonia Fernández-Veledo y Joan Vendrell, habían demostrado que detectar los niveles elevados en sangre de este metabolito indica que la persona no goza de una buena salud metabólica y que, por lo tanto, en un futuro tiene más riesgo de desarrollar otras patologías. De aquí que este indicador sea clave.

Esta nueva línea de probióticos disminuirían la inflamación y, en consecuencia, mejorarían los niveles glucémicos y la sensibilidad a la insulina.


“En investigaciones previas de nuestro grupo básicamente mostrábamos que estos pacientes tenían más bacterias productoras de succinato y menos consumidoras, pero no habíamos conseguido probar una relación directa causal. En esta investigación y mediante el uso de modelos animales obesos libres de microbiota, demostramos por primera vez que la microbiota intestinal es el origen de los niveles aumentados de succinato en obesidad y diabetes”, explica Sonia Fernández-Veledo. 

Un hallazgo esencial en la lucha contra la diabetes y la obesidad

Investigar en estos ámbitos es crucial ya que según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) la incidencia de la obesidad en la población mundial se ha triplicado los últimos 50 años. 

Esta enfermedad constituye el factor de riesgo más importante para el desarrollo de la diabetes, trastorno que, a su vez, es considerado por la OMS la novena causa más importante de muerte en el mundo. La mayoría de las personas que la padecen (un 80%) son obesas.

Por eso, la investigadora asegura que “esta nueva línea de probióticos se basa en el uso de bacterias consumidoras de succinato, que disminuirían la inflamación y, en consecuencia, mejorarían los niveles glucémicos y la sensibilidad a la insulina, dos aspectos que están alterados en las personas con diabetes”.

Probióticos que revolucionan el mercado

“Tras demostrar que este aumento del succinato viene de la microbiota nos hicimos las siguientes preguntas: ¿si administramos una bacteria que consuma succinato conseguiremos disminuir los niveles circulantes?, ¿y si disminuimos los niveles circulantes mejoraremos el perfil metabólico?”, explica Isabel Huber, primera autora firmante del artículo científico.

Esta nueva línea de probióticos permiten, además, monitorizar su efectividad en tiempo real ya que “gracias a este estudio, ahora conocemos su mecanismo de acción, y, por otro lado, el resultado de la actividad de estas bacterias es fácilmente medible en sangre”, declara Isabel Huber. 

El objetivo de este equipo de investigación es que estos probióticos puedan comercializarse en un futuro.


Y añade: “Si bien se conoce que muchos de los probióticos que hoy día se usan en el mercado son beneficiosos, muchas veces se desconoce realmente cómo actúan y, por lo tanto, no se puede determinar de manera objetiva su efecto”.

El objetivo de este equipo de investigación es que estos probióticos puedan comercializarse en un futuro y contribuir así a que personas con trastornos metabólicos e inflamatorios (la obesidad o la diabetes, pero también otras enfermedades, como el Crohn o la del hígado graso no alcohólico) puedan hallar una nueva vía, más efectiva, para su tratamiento. 

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