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Décadas de investigación han demostrado que es factible trasplantar neuronas individuales humanas y de roedores a cerebros de roedores y, más recientemente, se ha demostrado que los organoides cerebrales humanos (conjuntos de células cerebrales a modo de «minicerebros») pueden integrarse en cerebros de roedores en desarrollo. Sin embargo, hasta ahora no se había explorado si estos injertos de organoides pueden integrarse funcionalmente con el sistema visual de cerebros adultos lesionados.

 

No es lo mismo trasplantar con éxito células cerebrales individuales que una masa entera de tejido cerebral. Esto último resulta mucho más difícil.

 

El equipo del Dr. H. Isaac Chen, profesor de neurocirugía en la Universidad de Pensilvania, Estados Unidos, cultivó neuronas derivadas de células madre humanas en el laboratorio durante unos 80 días, permitiendo que la proliferación celular diera lugar a organoides de cerebro.

 

Una vez alcanzada esta fase, el equipo los injertó en el cerebro de ratas adultas que habían sufrido lesiones en la corteza cerebral visual.

 

En los tres meses posteriores al trasplante, los organoides implantados se habían integrado al cerebro de su hospedador: se vascularizaron, crecieron en tamaño y número, enviaron proyecciones neuronales y formaron sinapsis con las neuronas de rata.

 

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El cerebro de una rata en el que se injertó un organoide de cerebro humano. (Foto: Jgamadze et al. CC BY-SA)

 

Chen y sus colegas exponen los detalles técnicos de estos experimentos en la revista académica Cell Stem Cell, bajo el título “Structural and functional integration of human forebrain organoids with the injured adult rat visual system”. (Fuente: NCYT de Amazings)

 

 

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