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  • El ex líder de Podemos da su opinión como político y seriéfilo sobre el fenómeno mundial de la serie de Netflix


  • Opina que desmonta el «capitalismo como inmundicia moral» y «por eso la derecha no quiere que la vean los niños, ¡pues claro que no deben verla!»


  • La serie «ridiculiza la creencia neoliberal de que el éxito es el resultado del esfuerzo y el mérito»

El fenómeno de El juego del calamar está saltando a todos los ámbitos, también a la esfera política, sobre todo por la reflexión sobre el capitalismo salvaje que muchos creen ver en el trasfondo del argumento: una serie de personas marginadas de la sociedad compiten a vida o muerte en juegos infantiles pero solo se salva uno.

Pablo Iglesias, conocido seriéfilo, no ha podido resistirse a ver la exitosa de serie de Netflix, y por supuesto, compartir su teoría. El ex vicepresidente del Gobierno y ex líder de Unidas Podemos ha escrito un artículo de opinión para Ctxt, titulado «El capitalismo como inmundicia moral», en el que concluye que «El juego del calamar ridiculiza la creencia neoliberal de que el éxito es el resultado del esfuerzo y el mérito, y reivindica la dignidad de la huelga como expresión del compañerismo en la memoria de un personaje frente al individualismo».

«La serie es un artefacto político de enorme potencia»

El ex político celebra que El juego del calamar sea un «fenómeno cultural mundial con todas las letras». Y aunque reconoce que «no es una obra maestra», la ve como un «artefacto político de enorme potencia».

Pablo Iglesias remite a la opinión del creador de la serie, Hwang Dong-hyuk, que la definió como «una fábula acerca de la sociedad capitalista moderna, algo que representase una competición extrema». Y cree que este es el paso más que ha dado El juego del calamar respecto a ficciones parecidas anteriores como Los juegos del hambre: «presentar el capitalismo como una maquinaria de destrucción moral, como un sistema abyecto».

La bolsa de dinero en 'El juego del calamar'

La bolsa de dinero en ‘El juego del calamar’Netflix

«Va a gustarle al Papa, y por eso la derecha viene con que no la vean los niños»

El ex político compara la competición de la serie con la «sublevación moral ante la injusticia», que provoca la «indignación de cualquier persona decente que la vea». Es, en su opinión, el «lugar de encuentro del marxismo con los demás humanismos (como el cristiano)». «Les aseguro que El juego del calamar va a gustarle al Papa y por eso la derecha viene con lo de que no la vean los niños”, ironiza sobre la preocupación actual entre padres y profesores por el fenómeno de imitación en colegios.

«¡Pues claro que no la tienen que ver los niños!», reconoce Pablo Iglesias, pese a atribuir esta preocupación a sus rivales políticos. «Ni esta serie, ni Rambo, ni El muñeco diabólico ni mucho menos algo de Lars von Trier. No se la pongan a los niños ni les den cerveza”, bromea sobre la obviedad de que no es una serie recomendada a menores.

Uno de los enmascarados en 'El juego del calamar'

Uno de los enmascarados en ‘El juego del calamar’Netflix

El líder de izquierdas cree que la serie de Netflix desmonta el dogma neoliberal de la «libertad de elección», critica la «explotación salvaje de los trabajadores migrantes retratando a un obrero pakistaní» [el ingenuo jugador Abdul Ali) y el “cinismo de un estafador financiero” [el amigo del protagonista, Sang-woo]. Y añade que introduce «el machismo» como algo “consustancial a la dinámica competitiva», en alusión a varias tramas y personajes de la serie, como el mafioso Jang Deok-su.

Tres protagonistas de 'El juego del calamar'

Tres protagonistas de ‘El juego del calamar’Netflix

Herman Tertsch compara la serie con las corridas de toros

Hermann Tertsch, eurodiputado de Vox, también entró en el debate sobre El Juego del Calamar esta semana, con un tuit en el que comparaba el revuelo de la serie con el que generan las corridas de toros.

«La serie de El juego del Calamar que es el protocolo de la total monstruosidad degradante y violenta es celebrada y promovida a diario por prensa, radios y teles, pero la fiesta de los toros no hay siquiera que mencionarla sino para pedir su prohibición», dijo el miembro del partido de Santiago Abascal.

Un comentario que fue celebrado por seguidores pero criticado por sus detractores, al considerar que comparaba una ficción con una realidad.

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