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Prácticas nocivas contra las niñas

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Prácticas nocivas contra las niñas

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el DiarioSolidario

“Miles de niñas de todo el mundo sufren daños físicos o psicológicos diariamente con el pleno conocimiento y consentimiento de sus familiares, amigos y de sus comunidades, y si no se toman medidas urgentes, la situación podría empeorar”. Estas son las conclusiones del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), en el informe sobre el Estado de la Población Mundial 2020. El trabajo examina el origen y la extensión de las prácticas nocivas en todo el mundo, y las soluciones para ponerles punto y final.

Además, el trabajo identifica 19 prácticas nocivas (que van desde el planchado de senos hasta las pruebas de virginidad) que se consideran violaciones de los derechos humanos. Sin embargo, centra en tres prácticas particulares que son generalizadas y persistentes, a pesar de la condena casi universal: la mutilación genital femenina (MGF), el matrimonio infantil y las uniones tempranas, y la preferencia por los hijos varones.

Cinco conclusiones críticas del informe

Las personas que someten a sus hijas a estas prácticas a menudo tienen buenas intenciones. El matrimonio infantil, la mutilación genital femenina y la preferencia por los hijos varones (que puede expresarse como selección del sexo sesgada por el género o como selección del sexo posnatal) causan daños profundos y duraderos, e incluso pueden ser mortales.

Sin embargo, por lo general estas acciones no se realizan de manera malintencionada. Más bien son vistos como redundantes en el mejor interés de la familia, o de la propia niña

El matrimonio infantil puede tener por objeto asegurar el futuro de las niñas al responsabilizar a la familia de su marido de su cuidado. Puede incluso ser visto como una manera de protegerla de la violencia sexual, o de salvaguardar su reputación si queda embarazada.

La mutilación genital femenina se realiza a menudo para garantizar que la menor sea aceptada por su futuro cónyuge o por la comunidad en general. Y las familias pueden optar por tener niños en lugar de niñas en comunidades donde solo los hijos tienen la tarea de cuidar de sus padres ancianos o perpetuar el apellido.

“No obstante, las buenas intenciones significan poco para la niña que debe abandonar la escuela y a sus amigos para casarse por la fuerza, o bien puede enfrentar problemas de salud de por vida debido a la mutilación realizada como parte de un rito de pasaje nocivo”, considera la directora Ejecutiva del UNFPA, la Dra. Natalia Kanem.

Control de la sexualidad femenina

Las prácticas nocivas tienen sus raíces en la desigualdad de género y sirven para controlar el cuerpo, la sexualidad o los deseos sexuales de las niñas.

En muchos lugares se piensa que la mutilación genital femenina suprime la sexualidad femenina, previene la infidelidad o mejora el placer sexual de los hombres. A pesar de que a veces se considera una obligación religiosa, tal opinión sirve para “enmascarar el propósito fundamental, que es controlar la sexualidad de las mujeres”, afirma la antropóloga del Centro de Investigación Social de la Universidad Americana en el Cairo, que fue entrevistada para el informe, Dra. Hania Sholkamy. 

El matrimonio infantil también suele estar motivado por el deseo de preservar la virginidad de una niña para su marido. Por su parte, la preferencia por los hijos varones, cuando se expresa como una selección de sexo sesgada por el género, es el ejercicio de preferencias sociales y familiares sobre la fertilidad de las mujeres. 

Las prácticas nocivas están muy extendidas a través de países, culturas, religiones, etnias y niveles socioeconómicos de todo el mundo. El informe presenta un relato de matrimonio infantil en Estados Unidos, historias de mutilación en Colombia, Indonesia y Tanzania, así como relatos de preferencia por los hijos varones en Azerbaiyán y la India, por ejemplo. 

Este año, 4,1 millones de niñas corren riesgo de sufrir mutilación genital femenina. Uno de cada cinco matrimonios actuales involucra a una niña casada, y la preferencia por los hijos varones ha dado lugar a un déficit de unos 140 millones de mujeres a nivel mundial. 

En aumento

Aunque los esfuerzos para poner fin a las prácticas nocivas han tenido éxito, se cree que el número de niñas sometidas al matrimonio infantil y a la mutilación genital femenina está aumentando en general debido al crecimiento de la población en los países con una elevada prevalencia de esas prácticas.

La pandemia de la Covid-19 probablemente esté empeorando los fenómenos del matrimonio infantil y la MGF.

La situación actual tiene enormes repercusiones en la vida de las niñas y sus familias, desde dificultades económicas y cierre de las escuelas, hasta la pérdida de acceso a los servicios de salud y los programas comunitarios.

Hay pocos datos firmes sobre cómo está afectando la pandemia el ejercicio de prácticas nocivas, pero un análisis del UNFPA, Avenir Health, la Universidad Johns Hopkins (EE. UU.) y la Universidad de Victoria (Australia), proyectó que tanto la mutilación genital femenina como el matrimonio infantil podrían aumentar considerablemente. Si el mundo observa un retraso de dos años en la ejecución de programas destinados a eliminar la MGF, se estima que en el próximo decenio podrían tener lugar 2 millones de casos.

Un retraso de un año en los programas para poner fin al matrimonio infantil, junto con la recesión económica causada por una pandemia, podrían dar lugar a 13 millones de matrimonios infantiles adicionales en el próximo decenio, determinaron los investigadores. 

En la República Democrática del Congo, los expertos han observado un aumento significativo del matrimonio infantil en las regiones de Kasai Central y Kasai; las ONG locales están llevando a cabo una evaluación de la influencia de la pandemia en esta tendencia. Mientras tanto, en Tanzania, dos de los asociados del UNFPA han informado que se ha registrado un incremento de la práctica de mutilación, a pesar de que la “temporada de corte” anual no suele comenzar hasta diciembre. 

Fin a las prácticas nocivas

La experiencia en países como la República de Corea demuestra que el aumento de la condición de las mujeres y las niñas, junto con políticas y otros cambios, puede, por ejemplo, poner fin a la preferencia por los hijos varones. Países como Trinidad y Tobago han tenido éxito recientemente en la aplicación de prohibiciones legislativas sobre el matrimonio infantil y las uniones tempranas, pero las soluciones duraderas requerirán cambios en las normas sociales basadas en la desigualdad de género.

El UNFPA ha publicado el documento How Changing Social Norms is Crucial in Achieving Gender Equality destinado a ayudar a las organizaciones y comunidades a lograr cambios de las normas sociales a gran escala.

“Más allá de proporcionar información y crear espacios para el debate, es necesario analizar colectivamente y acordar explícitamente la mejora de la salud y el bienestar de las niñas y las comunidades, lo que apoyará al movimiento para poner fin a las normas nocivas y discriminatorias”, afirma la experta del UNFPA en la esfera de prácticas y cultura nocivas, afirma Nafissatou Diop. “El contexto es crucial, no existe un enfoque único”. “Este es el momento de iniciar estos cambios, cuando el mundo sufre un gran impacto debido a la pandemia y sus consecuencias sociales y económicas”, agregó.

Vemos cómo el comportamiento de una persona puede marcar la diferencia”, reflexiona Diop. “Estamos viendo a personas influyentes de diferentes sectores, no solo líderes políticos y figuras prominentes en la sociedad. Esto no solo nos da esperanza, sino que demuestra que las decisiones colectivas para cambiar los comportamientos pueden transformar las normas rápidamente”.

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