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París prohíbe los patinetes de alquiler para limitar el desorden en las calles y la siniestralidad, que ha llegado a causar más de veinte víctimas mortales anuales en la capital francesa
La alcaldesa socialista, Anne Hidalgo, aceptó que el resultado del referendum popular fuese vinculante y se vio arrastrada por la posición contraria de Los Verdes, con los que gobierna
Los ecologistas franceses ven cada vez más inconvenientes en las baterías de litio, un mineral estratégico sin el cual hoy por hoy no sería posible el mundo hiperconectado en el que vivimos y la electrificación de la movilidad urbana
Hidalgo dio alas a la consulta, con la vista puesta en los Juegos Olímpicos de París en 2024 y la necesidad de tener una movilidad impecable, y aceptó que la decisión popular fuese vinculante. Así ha sido: ya no operan en la ‘Ciudad del Amor’ los 15.000 patinetes de ‘sharing’, de alquiler, que llegaron a atiborrar sus calles durante los últimos años, especialmente después de la pandemia. Tras la tragedia del coronavirus y los encierros en las casas, la gente se volvió loca y la movilidad por la ciudad dio un salto estratosférico. Los parisinos, como millones de europeos, se lanzaron a la calle a pie, en transporte público, en coche privado, en bicicleta, en moto, en patinete. Y, con las ansias, cundieron el desorden y los siniestros.
Víctimas mortales y dudas ecologistas
Sin embargo, el argumento más sorprendente que ha terminado por dictar sentencia ha sido precisamente el ecológico. El partido de Los Verdes, una formación con cuarenta años de historia en Francia, se posicionó claramente en contra del patinete; entre otras cosas, por las fuertes dudas que generan las baterías de litio. La obtención de este raro mineral, que tiene sus principales reservas en el continente americano, especialmente en el Cono Sur, y en Australia, se ha convertido en un objetivo estratégico. El litio, elemento clave para la movilidad eléctrica y para la conectividad, es la piedra filosofal del siglo XXI. Pero, ¿qué pasará con los millones de baterías que lo utilizan cuando finalice su vida útil? ¿Estaremos ante un problema similar al de los combustibles fósiles o los residuos nucleares? Las dudas han llevado a Los Verdes parisinos a inclinar el dedo pulgar contra el patinete.
El transporte de los más necesitados
«¿Por qué la prohibición total? Si el problema era el desorden en las calles, ¿por qué no se ha apostado por más restricciones, en lugar de eliminarlo? Miles de personas en esta ciudad se han quedado sin alternativa”, nos cuenta Carlos Herranz, corresponsal en Francia de Mediaset. “El patinete ha sido fundamental durante las durísimas huelgas del transporte vividas este año”, añade Carlos, en conversación con Miguel Ángel Oliver en el videopodcast de Nius. “Y no podemos olvidar que es un método de locomoción muy utilizado por las clases más desfavorecidas, gente racializada, inmigrantes, mujeres”, afirma en ‘A ver si me he enterado’ el ingeniero y experto en movilidad urbana Oier Violet. “Desde luego, para muchas personas una decisión así es un drama”, concluye Oier, especializado en sistemas inteligentes de movilidad.
La prohibición del patinete del alquiler en París (que no del particular, que sigue a toda marcha) ha obligado a muchas ciudades a echar el freno a las nuevas licitaciones. Todas miran de reojo. Las grandes empresas mundiales del sector estudian la adaptación de sus negocios ante posibles nuevas medidas prohibicionistas. Consorcios como Lime, Dott o Tier han desmantelado ya sus estaciones en París y se han llevado los patinetes a otras ciudades europeas donde operan. Las mismas empresas copan también la movilidad en bicicleta eléctrica. Curiosa paradoja: París, la ciudad que inauguró la nueva movilidad urbana a lomos de los patinetes, es la que primero lo ha pasado por la guillotina. Para pensar.
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