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LONDRES.– Una de las incógnitas sobre la ceremonia de coronación del rey Carlos III de Gran Bretaña ha sido despejada este lunes por el estricto protocolo real: la posible presencia de Harry y Meghan.

Tras semanas de especulaciones, el diario The Sunday Times aclaró que sí, los rebeldes de Sussex han sido invitados, pero aún no han dado a conocer si volarán a Londres el 6 de mayo o si permanecerán en el exilio dorado de Montecito, en Santa Bárbara.

Según el diario británico, que cita a un vocero de la pareja, el príncipe Harry “recientemente recibió un correo electrónico de la oficina de Su Majestad sobre la coronación” de su padre, pero, precisó el vocero, “una decisión inmediata sobre la presencia del duque y de la duquesa no será comunicada por nosotros en esta etapa”.

El rey Carlos III de Gran Bretaña será coronado el 6 de mayo.
El rey Carlos III de Gran Bretaña será coronado el 6 de mayo.

Es difícil predecir si prevalecerá un sentimiento residual de pertenencia a la realeza de parte del príncipe o el deseo de Meghan de consolidar la ruptura.

El regreso de los duques de Sussex al Reino Unido para asistir a la coronación hace correr ríos de tinta en la prensa británica, sobre todo tras los ataques violentos de la pareja contra la familia real.

Luego de un documental difundido en Netflix en diciembre, Harry, de 38 años, publicó a principios de enero su explosivo libro de memorias Spare (En la sombra) en el que narra una adolescencia marcada por la droga y el alcohol y detalla el deterioro de las relaciones con su padre, el rey Carlos, y su hermano, Guillermo.

Hay que recordar que fue el propio Carlos quien, según los medios británicos, decidió desalojar a la pareja de Frogmore Cottage, una residencia en la finca de Windsor donada a los duques de Sussex para su boda por la difunta reina, lo que envenenó aún más el clima en la familia real. Es cierto que la pareja solo se quedaba ahí en los viajes cada vez más raros a Gran Bretaña tras el “Megxit”, pero también es cierto que el desalojo, al parecer comunicado a los destinatarios al día siguiente de la salida (el 10 de enero) de En la sombra, suena como la certificación de que el menor de los Windsor es la oveja negra de la realeza.

Después de todo, la popularidad de Harry entre los súbditos del rey británico marca el tiempo. Según encuestas publicadas recientemente por MailOnline, solo al 38% de los británicos le gustaría ver al segundo hijo de Carlos y Diana en la coronación, mientras que el 36% estaría en contra.

Y, de manera más general, según revelan las mismas encuestas, los británicos “preferirían que su esposa, Meghan, y el príncipe Andrés (involucrado en el escándalo sexual del millonario Jeffrey Epstein) no aparecieran”.

El propio Harry reafirmó el distanciamiento en una entrevista con Gabor Maté, médico y escritor húngaro especializado en adicciones, retransmitida online y reservada solo a los compradores de su libro.

El príncipe confesó en ese diálogo que “siempre se sintió un poco diferente” de su familia, como su difunta madre. Luego le dijo al médico entrevistador que temía perder los recuerdos de Diana, y que quería “asfixiar” con cariño a sus hijos Archie y Lilibet para evitarles los mismos “traumas” o “experiencias negativas” que él vivió. Harry subrayó que aspirar cocaína “no era nada para mí”, pero “la marihuana es diferente, en realidad me ayudó mucho”.

Insistió en que no se consideraba una “víctima” y que no buscaba simpatía al escribir su libro, pero que después de la publicación se sintió “increíblemente libre”.

Las declaraciones parecen alejar aún más la posibilidad de un acercamiento a la familia real. La respuesta del Palacio de Buckingham, como es tradición, fue: sin comentarios.

Agencias AFP y ANSA

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