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A días de que la filtración de documentos de la Red de Control de Delitos Financieros (FinCEN) de los Estados Unidos, mostrara cómo los bancos más importantes del mundo –HSBC, Barclays, JP Morgan, ING y Deutsche Bank, entre otros– lavaron dinero ilícito a través de sus estructuras, el FACTI Panel reveló que se perdió u$s 1,6 billón (cerca del 2,7% del PBI mundial) por el lavado de activos, incluidos los provenientes del narcotráfico y el crimen organizado.

Según el FACTI Panel –creado durante la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas de 2019– el equivalente al 10% del PBI mundial serían activos financieros offshore, mientras que unos u$s 7 billones de fortunas privadas podrían estar escondidos en diferentes cuevas fiscales alrededor del mundo. 

La corrupción y la evasión fiscal son desenfrenados. Muchos bancos están confabulados y muchos gobiernos están estancados en el pasado. A todos nos están robando, especialmente a los pobres del mundo”, dijo Dalia Grybauskaitė, co-chair del FACTI Panel. El grupo  estimó, además, que entre u$s 500.000 y u$s 600.000 millones se pierden por la transferencia de ganancias (Erosión de la base imponible y traslado de beneficios o BEPS) de las empresas multinacionales; mientras que entre u$s 20.000 y u$s 40.000 millones son repartidos todos los años en forma de soborno para funcionarios públicos de países emergentes o en transición.

Grybauskaitė remarcó, sin embargo, que las cifras se tratan de una estimación derivada de organismos como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), entre otros, ya que el secretismo fiscal o la opacidad de la mayoría de las jurisdicciones hace difícil conseguir datos sobre este tipo de operaciones.


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El lavado de activos y la evasión o elusión fiscal suponen un mayor desafío en el contexto de la pandemia, recortando el ingreso de dinero a los gobiernos nacionales, precisamente justo cuando están enfrentando caídas en la recaudación y, al mismo tiempo, necesitan financiar paquetes de estímulo fiscal que ayuden a mitigar la crisis económica. En este sentido, desde el Panel pronosticaron que la aceleración de la digitalización como resultado de la pandemia exacerbará los problemas que ya están instalados.  

Por eso, el grupo –que presentó su informe en el marco de la 75° Asamblea General de la ONU– enumeró una serie de reformas urgentes en el sector financiero internacional y en materia de cooperación fiscal entre los países.  

Entre otras cosas, instan a que se dé a conocer con rapidez la titularidad real de las compañías extranjeras cuando una investigación lo amerite; no permitir que las multinacionales transfieran sus ganancias a países con esquemas de tributación más bajos; y  gravar a las empresas digitales localmente. Además, proponen crear una suerte de impuesto corporativo mínimo que establezca a nivel mundial para prevenir prácticas de BEPS y establecer un órgano de arbitraje internacional que pueda resolver, por ejemplo, las diferencias entre sistemas impositivos deliberadamente ventajosos para atraer activos.

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