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  • Chanel fue una apuesta ganadora el año pasado y sirvió para reconciliar a España con Eurovisión. Desde entonces, muchos nombres se están postulando para la próxima edición del certamen alicantino: el prestigio (y la exposición, claro) es uno de los principales alicientes

  • Las entrañas de María José Llergo, el descaro de Álvaro Soler, la tradición de Zetak, el optimismo de La Fúmiga y la sensibilidad de Guitarricadelafuente podrían hacer un buen papel 

SloMo lo tenía todo para arrasar: una escenografía de infarto, una melodía actual, un equipo de baile vertiginoso, un carisma único… y, en especial, una cantante a la altura de hacer todo ello impoluto. Posiblemente, casi sin darnos cuenta, hayamos estado frente a la candidatura española más redonda de nuestro paso por Eurovisión. Su medalla de bronce supo a oro, pues el ímpetu y la libertad con las que trabajó eran desconocidas para España. El cambio que introdujo RTVE con el Benidorm Fest surtió efecto: Rigoberta Bandini, Tanxugueiras, Azúcar Moreno y Rayden revolucionaron un país a menudo desencantado con el famoso certamen. El triunfo no fue sólo de Chanel, el resto de participantes vieron cómo sus carreras despuntaban en los meses venideros: conciertos, festivales, entrevistas, reproducciones… De ahí que, tras el éxito cosechado, muchos se estén postulando para la próxima edición. El prestigio (y la exposición, claro) es uno de los principales alicientes, lo que estaría dando a la cita una entidad propia.

Por ahora se desconoce quiénes formarán parte de la selección final, pero el interés no ha dejado de crecer desde el pasado 15 de mayo. Según lo previsto, los solistas y grupos que formarán parte de la competición se conocerán en diciembre. Aunque ya se han desvelado algunas novedades: habrá 16 concursantes, la presentadora será Mónica Naranjo, el jurado estará presidido por Nacho Cano, se venderán entradas a partir de 20 euros, el autotune se vetará… En cuanto al sistema de votación, éste se mantendrá igual: el 50% del resultado dependerá del voto del jurado y el otro 50% del público (25% del televoto más 25% de una muestra demoscópica). En caso de empate, ganará el artista que mejor puntuación reciba del comité profesional. Si bien el plazo para presentar propuestas cerrará el próximo 10 de octubre, el revuelo lleva semanas instaurado en las redes sociales. A los deseos de los eurofans se han ido sumando los mensajes subliminales de ciertos intérpretes. Sin embargo, no todos llegarán: a continuación, seleccionamos los nombres que deberían arriesgarse con el BeniFest.

Ptazeta

Desde el lanzamiento de Mami (2019), la popularidad de Ptazeta no ha parado de crecer. A medio camino entre Bad Gyal y Lady Gaga, esta canaria ha hecho del trap una seña de identidad. Aunque, si por algo ha sido reconocida, es por su habilidad para mezclar este género con sonidos latinos. El mejor ejemplo es Quieres: el tema que lanzó con Aitana el pasado julio ya acumula 15 millones de reproducciones en YouTube. Puro fuego para corazones destemplados… Pues su discurso no es sólo artístico, también tiene un puntito activista: es lesbiana y lo dice sin dobles sentidos.

Zetak

Pop luminoso de vocación global. Un poco melancólico. Con salpicaduras folk. Y en euskera. Así podríamos definir la apuesta liderada por Pello Reparaz. No obstante, una de las fortalezas de esta cuadrilla navarra es su particular forma de aunar solera y vanguardia. Una pretensión que no se reduce a lo musical: a nivel escénico y estético, han desarrollado una imagen que hace crecer cada una de sus composiciones. Como ejemplos, Hitzeman y Erramun Martikorena. No en vano ganaron el premio MIN al mejor álbum independiente en 2021.

Nathy Peluso

Esta joven argentina es inclasificable e imprevisible. Tiene ese don único para abarcar el hip hop, el soul, el jazz, el rap, la salsa… y que siempre suene a ella. Aunque ha sido acusada de apropiación cultural en numerosas ocasiones, lo suyo se llama cruce de culturas. Pues sus mixturas son tan profundas que sólo cabe la posibilidad de hablar de un género: el suyo propio. Para muestra su aplaudido Calambre (2020). Sus uñas de gata y aros de gitana adquieren otra realidad con sus poses y movimientos. Sin necesidad de traducción, ha gestado un lenguaje basado en el amor. ¿Qué hay más universal que eso?

María José Llergo

Es la gran baza del público. Tras la explosión de Chanel, no vendría mal una buena dosis de entrañas. El cante flamenco de María José toma referencias electrónicas para crear atmósferas únicas y agudas. De personalidad apabullante, la artista de Pozoblanco ha conquistado un buen puñado de fechas gracias a un debut brillante. Sanación (2020) era pura tradición y pasión, pero sin las ataduras del género. Un rayo de luz auténtico y avasallador. Además, ganó un premio Goya el pasado febrero por Te espera el mar, la banda sonora de la película Mediterráneo.

La Fúmiga

Son 12 amigos que se conocieron en la banda municipal de Alzira y que, casi sin pretenderlo, se ha convertido en un fenómeno viral en Valencia y Cataluña. A las voces de Artur y José hay que añadir trompetas, trombones, saxofones, bombardinos… En definitiva, un derroche de color y ritmos que engancha a cualquiera. Al más puro estilo balcánico, han combinado el pop con el folclore local. Sin olvidar ciertas notas callejeras que los vuelven tan adictivos. Su gran virtud es la facultad que tienen para hacer vibrar a la masa: son auténticos y cotidianos, por eso están arrasando.

Natalia Lacunza

Con 23 primaveras, Natalia Lacunza ha sido capaz de hablar del amor y la soledad con una madurez aplastante. Y no sólo eso: ha logrado tratar cuestiones especialmente duras con cadencias agradables y cristalinas. Su primer elepé (Tiene que ser para mí, 2022) rebosa sinceridad por los cuatros costados y eso, entre demasiada parafernalia, la convierte en un caballo ganador. Ella solita ha conseguido llevar el pop a su extremo más franco. Esa coordenada que, lejos de la simplicidad, seduce por su facilidad para emocionar a la masa. Rebosa brío, descaro, ingenio… pero, sobre todo, magnetismo. Algo clave en estos formatos.

Bulego

Con ecos de La Oreja de Van Gogh se presenta Bulego. Este quinteto del Azkoitia nació en 2019 con la intención de llenar de optimismo e ilusión cada uno de los sitios que visitan. Tomas, Itziar, Beitia, Jon, Rubén y Xabier han desarrollado un pop euskaldun que, con dos incursiones en el mercado, ha logrado seducir a un buen puñado de seguidores. Han tocado en el BBK Live, han sido número 1 con Bueltan da, han colaborado con la cada vez más reclamada Maren… Su directo es revitalizante y contundente, dos condiciones clave para cualquier festival.

Guitarricadelafuente

Tan tierno como rotundo, Álvaro Lafuente ha roto la última barrera de los cantautores: llegar a los más jóvenes sin renunciar al tuétano. Guitarra en mano y letras intensas mediante, ha protegido sus raíces por encima de todo. Y eso es, precisamente, lo que ha provocado que su notoriedad no deje de aumentar. Su sensibilidad y su autenticidad se perciben en cada uno de los acordes de su primer trabajo: La cantera (2022) rezuma buen gusto entre palmas, coros y cuerdas. Algo que, acompañado de una cuidada escenografía, podría prender Benidorm. O Europa.

Delaporte

Disruptivos y eclécticos. Así podría definirse a Delaporte: el dúo formado por Sandra y Sergio es un bofetón contra las reglas. Ellos hacen y deshacen a su antojo. Toman de allí y de acá para construir un concepto rompedor y sofisticado. Decir que hacen electrónica sería encasillarles demasiado. Su objetivo es pasárselo bien, lo demás no les interesa. Ambientes creativos, beats intensos y voces delicadas se abren paso cuando se asoman por los escenarios. Quieren que bailemos… Y para eso no hay otra fórmula que poner el cerebro en modo avión. La suya, vaya.

Álvaro Soler

El mismo sol, Sofía, La cintura, Magia, La libertad… Álvaro Soler ha fraguado su trayectoria a golpe de petardazos. Y no sólo en España: ha sido número 1 en Italia, Polonia, Bélgica y Suiza. Con sus compases latinos ha llamado la atención de Jennifer Lopez, Morat, Tini Stoessel, Emma Marrone o Flo Rida. Lo que, sin duda, le coloca en una posición privilegiada en cuanto a visibilidad. Tampoco hay que perder de vista que lleva 12 años perfeccionando este género (y sus giros de cadera), por lo que nadie como él para sacarle jugo a esta oportunidad. Es verdad que se trata de una opción clásica, pero asimismo de las más efectivas.

Sen Senra

Christian es un músico en estado de gracia. Gracias a su singular sensibilidad, se ha erigido como un icono romántico para las nuevas generaciones. Buen ejemplo de ello son los 22 millones de escuchas que atesora su Ya no te hago falta, un tema a medio camino entre el R&B y el pop. Han pasado siete años desde el lanzamiento de su primer disco (Permanent Vacation, 2015), aunque la revolución se produjo con el tercero (Sensaciones, 2020). Desde entonces, se ha ido haciendo cada vez más grande hasta convertirse en uno de los nombres imprescindibles del panorama indie. Julieta Venegas y C. Tangana ya han colaborado con él.

Bruna

Llevan haciendo canciones desde que nacieron, aunque se juntaron hace nada: en 2020, se unieron seis de los artistas con más solera de la industria. César Pop, Chapo González, Coki Giménez, Mara Rubio, Sergio Valdehita y Nadie Álvarez han colaborado con Leiva, M-Clan, Dani Martín, Iván Ferreiro, Fito & Fitipaldis… Por lo que su veteranía es un plus. Los medios tiempos de querencia norteamericana son su fuerte. Sobre todo, cuando los riegan con un pop alegre y elegante que va más allá de lo comercial. Hacen música por amor al arte. Y eso se nota.

Los Vinagres

A Los Vinagres les ha pasado como al volcán que azotó su tierra natal hace 12 meses: han expulsado toda la energía de su interior para recuperar una especie de calma extraña en ellos… pero que les sienta la mar de bien. Su rock palmero con tintes tropicales ha adquirido, en su segundo trabajo (Buen clima, 2022), nuevas dimensiones gracias a los sintetizadores y los vientos que han incorporado a la cumbia Madrid o el power pop Sin pulso. Abel, Sergio y Rober podrían provocar muchísimos suspiros si se lo planteasen.

La Casa Azul

Guille Milkyway y compañía se quedaron a las puertas de representar a España en Eurovisión en 2008. Lo intentaron con La revolución sexual, uno de sus mayores hits. Pero el público, entonces, prefirió enviar a Rodolfo Chikilicuatre. En cualquier caso, la formación ha seguido editando pelotazos tecnopop que estallan en una euforia colectiva cuando menos te lo esperas. Marca de la casa. De alcance intergeneracional, ha enganchado a los más jóvenes (y mantiene a los más fieles) gracias a su estética futurista y sus armonías celestiales. Y también por culpa de la serie Merlí.

Belén Aguilera

Ya ha confirmado que no va a presentarse a la cita. Una pena, teniendo en cuenta que algunas de sus composiciones se han convertido en himnos para los Z: La tirita, Camaleón, VértigoSu presencia y actitud en las tablas multiplican por mil los efectos de sus (a veces, tibias) melodías. Un arma tan sólo al alcance de las súper divas. Se mueve entre el synth pop de The Sounds y el R&B de de Alizzz. Pero siempre con ese matiz tan personal que la hace única. Es buena frente al piano y, como ha demostrado con su segundo elepé, igualmente bailando.

Fuel Fandango

Nita y Ale han levantado un proyecto fuertemente alternativo, pero con el poder de taladrar y calar con sutileza. Su arte se ha recompuesto a sí mismo a base de electrónica y flamenco, una heterogénea fusión que los ha llevado a visitar una docena de países y les ha catapultado a grandes carteles. Ese espíritu de reformulación constante les ha permitido consolidar (y aumentar poco a poco) un público que ha encontrado en ellos un recoveco ajeno a las métricas urbanas que imperan en el mercado. Savia cordobesa de corte moderno.

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