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Lo habitual es comenzar a hablar de una serie en función de sus cualidades artísticas, de su historia, de sus actores, o de su momento histórico, pero con Bonanza es necesario hacer una excepción. Y no porque la serie no acredite méritos suficientes en cualquiera de los ítems anteriores sino porque, antes que todo eso, fue un negocio formidable.

Para explicar el fenómeno de esta serie, que debutó en 1959 en Estados Unidos, y se mantuvo por catorce temporadas y 430 episodios, es necesario escarbar en su origen, cuyo propósito estaba muy lejos del éxito que cosechó. Porque detrás de su génesis había un objetivo más prosaico que el de quedar en la historia, la prioridad era: vender electrodomésticos.

Segunda mitad de la década del 50, la televisión color buscaba afirmarse en EE.UU., pero la oferta de contenido todavía no estaba a la altura de la nueva tecnología. La cadena NBC (que en ese momento pertenecía a la empresa de electrónicos RCA) le pidió al productor y guionista David Dortort que buscara ideas para un programa de una hora donde el color fuera un elemento fundamental. Y como en ese momento el western mandaba en el gusto del público, la decisión fue sencilla: ambientada en los tiempos de la conocida conquista del oeste, la historia seguiría a la familia compuesta por Ben Cartwright, un cowboy veterano que pasa sus días con tres hijos (de distintas madres) muy diferentes entre sí pero de valores inquebrantables; y como marco, una hacienda enorme que terminó siendo un personaje en sí mismo: la Ponderosa.

El primero en ser convocado para el proyecto fue Lorne Greene, quien para 1959 ya había tenido un extenso recorrido televisivo, y enseguida aceptó convertirse en el patriarca de la familia. Le siguieron Pernell Roberts, actor de extracción teatral como Adam, Dan Blocker como Hoss y finalmente Michael Landon como Joe, luego de que Robert Blake (Baretta) lo rechazara. Con 22 años recién cumplidos, fue el primer papel destacado de Landon, mucho antes de su consagración en La familia Ingalls (1974) y su despedida con Camino al cielo (1984).

De argumento sencillo y problemáticas que se resolvían rápidamente y no revestían mayor complejidad, Bonanza debutó tibiamente el sábado 12 de septiembre de 1959 por la noche. Aunque el objetivo estaba logrado, y todos sus responsables muy orgullosos con el resultado, la audiencia no acompañó, ni ese día ni en las semanas siguientes. Llevó una temporada, una gran cantidad de figuras invitadas (que cobraban más que los protagonistas) y varias amenazas de cancelación para que finalmente el público conectara con Bonanza, no la soltara nunca más y, de paso, cambiara la tele.

Cuando finalmente el programa se transformó en un buen negocio, no solamente comenzaron a proyectarse nuevas temporadas, sino que también se empezó a cotizar muy bien la tanda publicitaria. El aumento en la facturación era directamente proporcional al del rating, lo que convirtió a Bonanza en un excelente negocio para todos. Para todos… menos para uno.

Pernell Roberts, Michael Landon, Lorne Greene y Dan Blocker
Pernell Roberts, Michael Landon, Lorne Greene y Dan Blocker

Las cuentas bancarias de los protagonistas comenzaron a crecer, llegando a ganar 10 mil dólares por episodio (hoy una cifra risible para Estados Unidos, pero en aquella época un número impensado). Así, Lorne Greene comenzó a invertir propiedades y se metió de lleno en el negocio del espectáculo como empresario, Dan Blocker tuvo su propio edificio de departamentos, una granja con 800 cabezas de ganado, una empresa de autos de carrera y una cadena de restaurantes llamado Bonanza, y Michael Landon acciones en la bolsa y una empresa de accesorios para aviones. ¿Y Pernell Roberts? Bien, gracias.

Porque promediando la séptima temporada, y cuando Bonanza recién comenzaba a ser un buen negocio, el actor perdió las ganas de andar a caballo, así que anunció que dejaba la serie en pos de otros proyectos que lo desafiaran como actor. Cuentan que al primero que le contó la decisión fue a Greene quien, con la sabiduría de un padre (aunque se llevaban apenas 13 años) le contestó: “Te conviene quedarte, porque para cuando nos saquen del aire vas a ser tan rico que le vas a poder pedir a Tennessee Williams que te escriba una obra”. Roberts no le hizo caso y se perdió para siempre en el horizonte.

La partida de Pernell Roberts dejó una gran incertidumbre en producción y elenco. En la ficción los Cartwright eran indivisibles, por lo que podía desplomarse todo lo que se había construido. La primera idea fue que siguieran siendo cuatro, y para eso rápidamente se buscó algún pariente lejano que compartiera apellido y características para mudarse a la Ponderosa. El elegido fue Guy Williams, que buscaba nuevos horizontes luego de El Zorro. Así 1964 lo recibió con su bigote, su sombrero de cowboy y su sonrisa de pasta dental interpretando al primo Will Cartwright. Pero la alegría no le duró mucho, porque luego de cinco episodios, y por presión de Michael Landron que lo veía como competencia (a pesar de haber trabajado juntos en el pasado), Guy desapareció de la historia.

Pese al éxito, no todo era felicidad en el set de Bonanza
Pese al éxito, no todo era felicidad en el set de Bonanza

No fue la primera vez que Landon se metió en temas de producción. A pesar de su juventud y de ir por la vida en tacos para estar a la altura de sus compañeros, el actor tenía muy claro lo que quería y cómo conseguirlo. Años después de finalizada Bonanza, se supo que se llevaba muy mal con Pernell Roberts, al punto de no hablarse fuera del set y qué, a partir de las sucesivas quejas del actor por la calidad de los guiones, fue Landon quien empujó a los productores para que le aceptaran la renuncia. El intérprete también fue el que sugirió, luego del abandono de su colega, que el dinero que cobraban los cuatro, pasara a dividirse entre tres, aumentando considerablemente los beneficios del resto. Todos estuvieron de acuerdo, hicieron causa común, y a los productores no les quedó otra que aceptar.

De acuerdo a David Dortort, tanta necesidad de protagonismo y de intentar modificar cada guion, terminó siendo contraproducente para el futuro Charles Ingalls, y a pesar de haber escrito algunos episodios de las últimas temporadas, hacia el final a Landon no lo soportaba ni Hop Sing.

Aunque hubo entradas y salidas a lo largo de tantos años, la última y más triste modificación del elenco llegó con la muerte de Dan Blocker, justo antes de comenzar la última temporada. Víctima de una embolia pulmonar, quien había sido el más querido de los personajes de la serie falleció a los 42 años. Su personaje también murió, con una despedida de Michael Landon en uno de los capítulos más agridulces que dejaron las 14 temporadas.

Para cuando los Cartwright cabalgaron por última vez, el 16 de enero de 1973, Bonanza se había convertido en la segunda serie del Oeste más extensa (junto con Gunsmoke) y un hito de la cultura popular por sus personajes y por el tema de apertura (de los mismos autores del clásico “Qué será, será”), todavía hoy referente del género western.

Del cuarteto original solo quedaban Lorne Greene y Michael Landon y ambos, contra todo pronóstico, enseguida consiguieron un nuevo éxito. El primero en Galáctica, astronave de combate (1978); y el segundo, como ya se dijo, con La familia Ingalls.

En cuanto a la marca, se intentó reflotarla en 1993 con una película para televisión llamada Bonanza: The Return, donde aparecían los hijos de Landon y Blocker, junto a Dean Stockwell. La poca confianza que había en el revival quedó claro en la promoción, que se basaba en imágenes de la serie original. Como era de suponerse, el entusiasmo de la audiencia fue aún más bajo que el de esas magras expectativas.

Bonanza quedó como un signo de los tiempos, un nombre que conocen y veneran incluso aquellos que nunca la han visto. Lo que, para una serie que nació como una excusa para vender televisores, no es poca cosa.

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