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Las manecillas de un reloj parado marcan la hora correcta dos veces al día, y la Virgen del Rocío consiguió, milagro mediante, que, con fundamentos opuestos y desde posturas irreconciliables, Juanma Moreno, Teresa Rodríguez y Abogados Cristianos coincidiesen en la férrea defensa de la Blanca Paloma frente a unos humoristas con muy poca gracia.

La eterna devoción que despierta la Virgen del Rocío es la causa de que, la madrugada del primer lunes después de Pentecostés, los rocieros, para poder alcanzar a su Virgen, protagonicen el famoso salto a la reja, que tanta burla y tanta crítica despierta a la mañana siguiente [1], cuando todos los telediarios abren con imágenes de los fieles saltándola y cargando la imagen. 

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