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En la ciudad de Barcelona se construyeron más de 1.300 refugios antiaéreos para proteger a la población de las bombas lanzadas por el ejército franquista durante la Guerra Civil. Uno de esos espacio está ubicado en la cuarta planta de un parquin de coches de la plaza de la Revolución de 1868 del barrio barcelonés de Gràcia. El refugio se descubrió en 1994 con la construcción del aparcamiento y se abrirá al público el próximo sábado coincidiendo con la fiestas de barrio.

A partir del día 12 -y por tres euros- se podrá visitar el antiguo refugio una vez que se ha restaurado y adaptado. El coste de las obras ha sido de 30.933 euros.

El portavoz del Taller de Historia de Gràcia, Josep Maria Contel, ha destacado este lunes en una visita de los medios que solo se conserva un 5% de lo que fue el refugio, ya que la mayoría fue destrozado con la construcción del aparcamiento. Contel ha apuntado que el refugio contaba con agua corriente y con “doble electricidad”, así como “una bomba de agua con una cisterna”.

Los visitantes podrán caminar por un pasillo y dos estancias donde estaba la enfermería y el botiquín. La restauradora y conservadora del servicio de arqueología de Barcelona, Montserrat Pagès, ha asegurado que la actuación museística en el interior ha sido mínima y solo se ha instalado iluminación.

El refugio se clausuró en 1939 y no se había accedido hasta él hasta 1994, cuando las obras del párquin lo dejaron al descubierto. Este lunes, la novelista Ascen Capel ha sido de las primeras en acceder al refugio: “Mi madre, Teresina Cilla, estuvo en este refugio preservándose de la bombas cuando tenía 11 años. Ahora estoy escribiendo una novela ambientada en este espacio y hoy me llena de emoción”.

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