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El Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, un espacio con que el Estado chileno busca desde 2010 una reparación simbólica para las víctimas de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), recibe constantes donaciones de textos, cartas y recuerdos. Pero la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado, el próximo 11 de septiembre, les ha dado una connotación especial. Por ejemplo, en junio de 2023 Óscar Soto, el médico personal del derrocado presidente socialista Salvador Allende (1970-1973), donó su archivo completo para que sea parte de la colección. También, la exdiputada por Hochelaga nacida en Chile, Soraya Martínez, poco antes de ser nombrada en julio ministra de Turismo de Canadá, envió misivas escritas por su familia durante el exilio: en 1980, cuando tenía siete años, tuvo que huir junto a su madre hacia Montreal.

Pero no todas las donaciones han sido documentos. Una hija ha traído hace poco el sombrero y el carnet de militancia de su padre. También, al museo ha sido entregada una antigua muñeca por una mujer que la conservó desde en 1973. Era de una niña -como también lo era ella hace 50 años- que fue su vecina en una población del sector sur de Santiago, en un barrio popular, y a la que no volvió a ver pues su familia escapó, de un día para otro, después del golpe de Estado: su padre vendió, por apuro, muchas cosas. “Ella nos contó que salieron rápido, en forma clandestina. Y todos estos años pensó que esa muñeca tenía una dueña. Es una historia que me impactó mucho”, dice María Fernanda García, directora del Museo de la Memoria.

María Fernanda García, directora del Museo de la Memoria, el 21 de agosto en Santiago (Chile).
María Fernanda García, directora del Museo de la Memoria, el 21 de agosto en Santiago (Chile).SOFIA YANJARI

García, actriz de profesión, asumió hace ocho meses en el cargo, al que postuló por concurso público. Cuenta que la conmemoración de los 50 años del golpe ha puesto al Museo de la Memoria como un lugar de especial interés, el que en agosto ha sido visitado por 156 mil personas, unas 7 mil más que en 2019, el año previo a la pandemia. Dice que al público más cercano, el más habitual por sus historias personales, se ha ido sumando uno nuevo, “de mucha gente que antes no había querido entrar y al que venir le trae demasiada emoción”.

“Sin duda, el cincuentenario ha concitado atención y también hay mucha más gente quiere venir y dar su testimonio. Hoy llegan muchas personas que saben que sus papás o sus abuelos fueron detenidos o tienen un familiar detenido desaparecido, y cuentan que en sus familias nunca más se habló [del tema], por lo que piden tener información. Son las segundas y terceras generaciones que empiezan a visitar el archivo, que es público”, dice García. “Hay muchísimas historias que no sabemos, porque hay familias que por resguardo, por un inmenso dolor, por incapacidad social, física o psicológica, no han querido transmitir estos dolores a su familia”, agrega.

El Museo de la Memoria y los Derechos Humanos fue creado por iniciativa de la expresidenta socialista Michelle Bachelet (2006-2010, 2014-2018) en su primer Gobierno después de la recomendación de las dos comisiones de verdad constituidas en Chile tras el retorno de la democracia: el Informe Rettig, que estableció que bajo la dictadura fueron asesinados 3.216 chilenos -aún hay 1.062 personas desaparecidas- y el Informe Valech, que ha reconocido 38.254 víctimas de prisión política y tortura. “No podemos cambiar nuestro pasado. Solo nos queda aprender de lo vivido. Esta es nuestra responsabilidad y nuestro desafío”, dice una placa a la entrada del lugar, que fue la frase con que Bachelet inauguró el museo hace 13 años. La exmandataria y su madre, Ángela Jeria, pasaron por dos centros de detención, Villa Grimaldi y Cuatro Álamos, y su padre, el general de la Fuerza Aérea Alberto Bachelet, murió en 1974 después de ser torturado por sus propios compañeros de armas.

La explanada del Museo de la Memoria.
La explanada del Museo de la Memoria.SOFIA YANJARI

Dentro del edificio, a la colección permanente de registros audiovisuales y de audio, fotografías de más de 1.000 detenidos desaparecidos, objetos, cartas, documentos y archivos judiciales, por la conmemoración de los 50 años del golpe se han sumado al museo, además de las varias donaciones desde el exterior, nuevas muestras y actividades. Un proyecto clave, que impulsó María Fernanda García, es Historias de Golpe, la audioserie en conjunto con ADN Podcast, de Radio ADN -parte de Prisa Media Chile, sociedad editora de EL PAÍSde 32 relatos basados en casos reales para los que convocó a los guionistas Arnaldo Madrid, José Fonseca y Francisca Bernardi. “Aceptaron gustosos este desafío, que era imbuirse en los archivos del museo, en las comisiones, en las causas judiciales, en entrevistas y en archivos orales”. Sus capítulos, bajo la dirección de Braulio Martínez y la música original de Camilo Salinas, son protagonizados por 60 actores chilenos, entre ellos Paulina Urrutia, Alejandro Trejo, Gloria Münchmayer, Mario Horton, Gloria Laso, Catalina Saavedra, Daniel Muñoz y Cristian Campos.

La actriz Leonor Varela participa en Historias de Golpe motivada por la vida de su abuelo, detenido tras el 11 de septiembre de 1973. Uno de los episodios finales de la audioserie de ADN Podcast –con los periodistas Isabel Tolosa como productora ejecutiva y Juan Francisco Rojas como editor de contenido– contará con la voz de la actriz argentina Cecilia Roth.

Uno de sus episodios, El hombre que filmó su propia muerte, narra el caso de Leonardo Henrichsen, quien el 29 junio de 1973, durante un levantamiento militar conocido en Chile como el Tanquetazo, ocurrido 75 días antes del golpe, filmó a sus asesinos en Santiago: una patrulla militar le disparó. Otro, ¡Alegría, alegría! reconstruye el asesinato del carpintero Juan Alegría, perpetrado en julio de 1983 por agentes de Pinochet: le cortaron las muñecas para simular su suicidio y lo obligaron a escribir una carta inculpándose del crimen de Tucapel Jiménez, uno de los dirigente sindicales más influyentes de la oposición a la dictadura, también víctima de la policía secreta del régimen. O la visita a Chile del actor estadounidense Christopher Reeve para apoyar a los artistas chilenos amenazados de muerte en 1987.

El Buen vecino relata una situación escalofriante: el encuentro cara a cara de una mujer, la viuda de un general que estuvo detenida en Villa Grimaldi, con su torturador en el ascensor del edificio donde ambos vivían. Es una historia inspirada en una vivencia de Ángela Jeria, la madre de la expresidenta Bachelet y el exmilitar Marcelo Moren Brito, fallecido el 11 de septiembre de 2015.

El 11, minuto a minuto

En la conmemoración de los 50 años del golpe, además, desde el 6 de septiembre en el Museo de la Memoria está abierta Juzgar y filmar los juicios por crímenes de lesa humanidad, una adaptación de la exposición Filmar los procesos, una cuestión social, que fue organizada por los Archivos Nacionales de Francia en 2020-2021. También, hasta el 29 octubre, la muestra Rebobinar, reimaginar, reportar. Chas Gerretsen en Chile 1973-1974, exhibe más de 800 imágenes que el fotógrafo neerlandés, autor de la icónica fotografía de Pinochet con lentes oscuros y brazos cruzados, registró en los meses previos y posteriores al bombardeo a La Moneda.

Y este 8 de septiembre se inaugura Retorno a las Alamedas, una muestra de afiches y carteles históricos de los años 70, algunos con intervenciones de artistas chilenos jóvenes, que son parte de la colección que el general de la Fuerza Aérea, Sergio Poblete, fallecido en 2011, reunió durante su exilio en Bélgica y que reflejan la solidaridad internacional con los chilenos que debieron salir fuera del país, como él.

El lunes 11 de septiembre, además el Museo de la Memoria transmitirá en tiempo real el minuto a minuto del golpe de Estado en Chile, una galería auditiva que fue reconstruida con archivos radiales que forman parte de su colección.

La entrada del Museo de la Memoria.
La entrada del Museo de la Memoria.SOFIA YANJARI

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