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«Cuando me quedé embarazada sentí miedo y fui muy poco activa durante los primeros cuatro meses». Son las palabras de Sol García, que en su semana 37 (a punto de dar a luz) y enfundada en unas mallas premamá va cada semana a clases dirigidas de pilates con máquinas. Se siente orgullosa de haber dado el paso y comenzar a moverse durante la gestación.

Las dudas de Sol sobre si debía hacer deporte, de qué tipo y con qué frecuencia son muy comunes entre las futuras mamás. Hay mucho mito, pero el deporte es «fundamental» en el embarazo y las matronas lo recomiendan por ser bueno para la madre y el bebé.

Aquello de que «en el embarazo hay que descansar» se ha quedado obsoleto. Los últimos estudios científicos apuntan a que mantenerse activa es fundamental en la gestación. Pero con control. No están recomendados los abdominales clásicos, ejercicios de alto impacto o deportes de contacto. Con esta salvedad, todo está permitido si el ginecólogo o la matrona lo ven indicado en función de la condición física de cada mujer.

«Se nota mucho la diferencia entre quienes hacen algún tipo de actividad física o son gente sedentaria. A los segundos, hay que enseñarles a trabajar su cuerpo», explica Arancha Álvarez, responsable de un centro de pilates en el centro de Oviedo. Lleva 17 años trabajando con embarazadas en clases individuales de una hora. Ejercitan todo el cuerpo, pero prestan especial atención al suelo pélvico. «Cuando te sientas y te levantas o haces una respiración profunda ya estás trabajando suelo pélvico. Se trabaja continuamente. Lo importante es crear conciencia de qué tienen que hacer las mujeres para trabajar más el suelo pélvico», aclara Álvarez. Los ejercicios de movilidad y fuerza son otros de los ejes centrales del entrenamiento de pilates para embarazadas que, además, en el último trimestre comienza a enfocarse en el parto.

Sol García practica pilates con 37 semanas de gestación. Irma Collín


«Mis amigas que habían estado embarazadas me recomendaron pilates. Sintieron que les había ayudado en el parto porque se trabaja mucho la respiración y ejercicios enfocados en la pelvis», confiesa Sol García, que hasta que se quedó embarazada a los 35 años practicaba deportes de alto impacto como fitboxing, bicicleta o montaña. El pilates es más tranquilo, pero le está ayudando con sus dolores de espalda: «Tengo escoliosis y hacemos ejercicios muy específicos en la zona que me ayudan a aliviar el dolor». En la recta final de su embarazo siente «un gran sosiego al saber que estoy haciendo todo lo que puedo físicamente para prepararme para la llegada del bebé».

A su lado, su compañera de estudio de pilates, Elena Álvarez, puede corroborar que el ejercicio ayuda a la hora de dar a luz. «Estaba en clase y pensaba que no me iba a acordar de todo, pero lo interiorizas y, en el momento que me acordé de respirar y de ciertas cosas de las clases, mi cuerpo lo agradeció», recuerda Álvarez. En el postparto volvió a pilates y pronto se animó a buscar a su segundo hijo. «Mis bebés se van a llevar 13 meses», comenta emocionada. Con 25 semanas de embarazo se encuentra ágil y animada. «Después de las clases me noto con más energía; salgo renovada», confiesa.

Elena Álvarez, embarazada de 25 semanas, practica un ejercicio mientras Arancha Álvarez, la monitora, le corrige la postura. Irma Collín


Los beneficios del deporte en la gestación están más que demostrados. La presidenta de la Asociación de Matronas de Asturias, Virginia Rodríguez, tira de lista: «Ayuda a controlar los niveles de glucosa en sangre y evitar así la diabetes gestacional, previene los dolores lumbares o el aumento excesivo de peso, controla la tensión vascular y mejora el estado de ánimo». A nivel psicológico, la actividad física favorece la relajación y alivia el estrés en una etapa de muchos cambios. Pese a las ventajas de hacer ejercicio, aún hay cuestiones que generan dudas.

¿Abdominales?

«No se recomiendan los abdominales clásicos, aquellos en los que se contraen el abdomen, y tampoco los hipopresivos porque se hacen en apnea», apunta Rodríguez, que trabaja como matrona en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA).

¿Correr?

«Al ser un deporte de alto impacto para el suelo pélvico no sería lo más adecuado, pero si la mujer practica esta actividad con frecuencia y tiene un suelo pélvico fortalecido, puede seguir corriendo embarazada», responde la matrona.

¿Y las mujeres sedentarias?

Las mujeres que no suelen hacer deporte pueden empezar por «caminar con intensidad». «No es dar un paseo, tiene que costar», aclara la matrona. Lo ideal serían 45 minutos de caminata entre tres y cinco días por semana.

Otra opción «muy completa y con riesgos muy bajos» son los ejercicios en el agua. Hay clases de «aquagym» adaptadas a gestantes donde se practica fuerza, elasticidad o flexibilidad de forma muy segura gracias al medio acuático.

¿Qué ejercicios ayudan al parto?

«En el expulsivo buscamos posturas un poco forzadas que si una mujer no tiene flexibilidad es más complicado hacerlas», explica la matrona. Recomienda fortalecer la musculatura de la zona de la pelvis para que, llegado el momento clave del parto, todo sea más sencillo.

No hay una fórmula mágica para que el momento de dar a luz sea más llevadero. Pero el deporte durante el embarazo siempre suma; nunca resta.

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