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Ganan medallas y copas en torneos y campeonatos, pero la verdadera lucha de estas deportistas de Burkina Faso es vencer cada día a los múltiples obstáculos y barreras. Combaten y compiten en la cancha de baloncesto o de balonmano, en el terreno de fútbol o en el tatami, pero sobre todo pelean contra un entorno reticente al deporte femenino: prejuicios sociales, falta de inversión pública en las infraestructuras, casi ninguna perspectiva profesional en el sector, nula visibilidad en los medios… Ser mujer y deportista en Burkina es ya, en sí, una gran victoria.

Este es el retrato de Yasminatou Traoré, la primera de las cinco mujeres que cuentan su historia de amor con un deporte para este reportaje. «Empecé a jugar a los ocho años y ahora tengo 29. El deporte me ha dado salud y me ha procurado felicidad, me ha convertido en una persona perseverante», afirma.

Juego en el club Bac vision future y entreno tres veces a la semana; además, otro club me ha pedido que me encargue de varios equipos de niñas y adolescentes, pero no tienen financiación. El deporte es mi pasión y he tratado de conciliarlo con los estudios. Estos dos últimos años, me he formado con un gran chef en repostería y panadería. También he hecho cursos para diseñar páginas web. Ahora quiero crear una página de recetas y busco financiación para montar mi propia empresa.

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