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Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2020 la conducta suicida se situó como tercera causa de muerte mundial entre adolescentes, dándose esta en un 90% de los casos en adolescentes provenientes de países con niveles socioeconómicos bajos y medios.

 

La ideación y el comportamiento suicida en adolescentes se han convertido en un problema público que está requiriendo un amplio esfuerzo para conocer cómo y cuándo prevenirlo.

 

Uno de los factores protectores contra la ideación suicida y el comportamiento suicida en adolescentes es la inteligencia emocional —una serie de habilidades que las personas ponen en marcha para hacer uso de sus emociones y para identificar, utilizar y gestionar sus emociones de mejor manera—. De hecho, se ha observado una asociación estadísticamente significativa entre la baja inteligencia emocional y la alta ideación suicida en adolescentes.

 

Los investigadores Héctor Galindo y Daniel Losada, de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) han estudiado el efecto mediador y moderador del apoyo entre iguales, del apoyo familiar y del apoyo docente en la relación entre la inteligencia emocional y la ideación suicida en adolescentes. El estudio, realizado con 898 adolescentes, ha concluido que “efectivamente hay un efecto directo de la inteligencia emocional hacia la ideación suicida, pero esto ocurre en gran parte debido a que los adolescentes con mayor inteligencia emocional son capaces de percibir en un mayor grado el apoyo que reciben de los docentes, de los familiares y de sus compañeros. Y esto es precisamente lo que les ayuda a reducir su ideación suicida: el percibir correctamente ese apoyo que están recibiendo”, explican.

 

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Héctor Galindo (izquierda) y Daniel Losada. (Foto: UPV/EHU)

 

La importancia del apoyo social

 

Del mismo modo, los resultados del estudio ponen en evidencia que el apoyo familiar influye en la relación entre la inteligencia emocional y la ideación suicida. Según explican los investigadores, dicha relación varía en función del grado de apoyo familiar que una persona está recibiendo: “Si una persona en casa no tiene ningún tipo de apoyo familiar, a pesar de que tenga un alto nivel de inteligencia emocional, eso no le ayuda a reducir su ideación suicida. Tener un apoyo familiar medio o alto, sin embargo, ayuda a una persona emocionalmente inteligente a reducir más su ideación suicida, en comparación con una persona con una baja inteligencia emocional”.

 

Asimismo, los resultados muestran que el apoyo entre iguales ayuda a que la inteligencia emocional reduzca la ideación suicida solamente con adolescentes de mayor edad: “Cuando un adolescente tiene 12 años no es tanta la importancia del apoyo entre iguales como cuando un adolescente tiene ya 15 o 16 años”. Y por lo que respecta al apoyo docente, el estudio ha concluido que “una persona adolescente con alta inteligencia emocional podrá reducir su ideación suicida mucho, independientemente del apoyo docente percibido; del mismo modo que una persona con baja inteligencia emocional desarrollará serias dificultades para reducir su ideación suicida, independientemente del apoyo docente percibido”.

 

En ese sentido, Galindo y Losada remarcan que trabajar la inteligencia emocional en el aula es muy importante, “pero es todavía más importante que esas personas realmente perciban un alto grado de apoyo social. De ahí la importancia de introducir también la participación de las familias en los procesos de aprendizaje, así como de fomentar las relaciones de calidad entre iguales, para reducir una de las principales causas de muerte adolescente, como es el caso de la conducta suicida. Realmente los docentes debemos tener en cuenta y fomentar en la medida de lo posible el nivel de apoyo que un adolescente está percibiendo de su entorno, puesto que, si esa persona está percibiendo un bajo apoyo social, podría darse el caso de que, aunque trabajemos transversal o disciplinarmente la inteligencia emocional en clase, no tuviese los efectos esperados para reducir una de las principales causas de muertes adolescente, como es el caso de la conducta suicida”, concluyen.

 

El estudio se titula “Inteligencia emocional e ideación suicida en adolescentes: el rol mediador y moderador del apoyo social” (“Emotional intelligence and suicidal ideation in adolescents: The mediating and moderating role of social support”). Y se ha publicado en la revista académica Revista de Psicodidáctica. (Fuente: UPV/EHU)

 

 

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