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Los hormigueros son complejas estructuras sociales de multitud de insectos y no solo de sus dueñas, las hormigas. La biodiversidad de estas colonias resulta apabullante comparada con las de otros insectos eusociales como las abejas.

 

Así se ha comprobado en el último estudio de los profesores Miguel Gaju y Rafael Molero del Departamento de Zoología de la Universidad de Córdoba en España, en el que sintetizan más de 30 años de investigaciones sobre la fauna de insectos Zygentoma, conocidos como mirmecófilos, que viven asociados a hormigueros en la región mediterránea. Un trabajo en el que se proporciona una guía de identificación de estos insectos y se aportan mapas de distribución de las 35 especies encontradas en dicha región, que parten de una base de datos de más de 1600 registros.

 

Entre todos los mirmecófilos, se han centrado en los insectos del orden Zygentoma, a los que pertenece el conocido pececillo de plata que se encuentra con frecuencia en nuestras casas y el pececillo dorado, en los hormigueros silvestres. El porqué y cómo “okupan” los hormigueros estos insectos ha ocupado al grupo de investigación “Fauna terrestre y edáfica” de la Universidad de Córdoba durante décadas. Tiempo en el que además de describir nuevas especies de la fauna silvestre española, han concluido que algunas especies visitan los hormigueros ocasionalmente, mientras que otras (la mayoría) desarrollan toda su vida en dichos hormigueros, donde encuentran alimento y refugio.

 

La diversidad no está sólo en las especies, sino también en la manera de comportarse y relacionarse con los hormigueros. Así, se ha demostrado que hay mirmecófilos generalistas, que se asocian con muchas clases de hormigas, mientras que otros se han especializado en tipos concretos. También se sabe que hay insectos que para pasar desapercibidos logran mimetizarse con la colonia. Lo hacen sobre todo los insectos de la familia de los lepismátidos, que poseen unos pequeños ojos compuestos y que para adquirir el olor propio de la colonia por mimetismo químico se rozan con el cuerpo de las hormigas, escapando de su ataque con rápidos movimientos. Algunos especialistas son capaces incluso de generar sus propios hidrocarburos cuticulares miméticos sin necesidad de rozarse, ya que los producen en ausencia de hormigas después de efectuar la muda de su exoesqueleto (los Zygentoma mudan durante toda la vida, a diferencia de los insectos con alas, que dejan de mudar tras la metamorfosis). Además, se detectó un comportamiento más “atrevido” en los lepismátidos especialistas a la hora de acercarse frontalmente a las hormigas, mientras que los generalistas preferían aproximarse a sus hospedadores por atrás.

 

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Hormigas. (Foto: Amazings / NCYT)

 

En el estudio, del cual también es coautor Jairo Robla, de la Estación Experimental de Doñana del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en España, se ofrece además una metodología para la identificación de estos insectos con el objetivo de evitar errores en registros tanto de plataformas científicas como de ciencia ciudadana. En este sentido, Molero y Gaju subrayan que “el problema es que no es posible identificar a estos insectos a nivel de especie (y, en muchos casos, tampoco a nivel de género) mediante una fotografía tomada en su hábitat, por muy nítida y de buena calidad que sea, sino que se requiere un examen microscópico, por lo que muchas identificaciones basadas en fotos son, al menos, dudosas”.

 

En su estudio, Gaju, Molero y Robla utilizan los caracteres taxonómicos que realmente son apropiados para su diagnosis, y actualizan el conocimiento sobre su auténtica distribución geográfica, tras evaluar la fiabilidad de los registros que existen sobre estas especies. Con ello, se intenta divulgar entre la comunidad científica una información valiosa para que las futuras investigaciones ecológicas y genéticas que se realicen sobre estas especies se basen en identificaciones correctas.

 

Así, pues, según explican Gaju y Molero, “se ha logrado ofrecer una clave de identificación que abarca todas las especies conocidas hasta ahora en la región mediterránea, y mapas de distribución de todas ellas en dicha área geográfica y su entorno, elaborados a partir de una base de datos de más de 1600 registros. Se registran 35 especies de Zygentoma mirmecófilos en la región mediterránea, de las que más de la mitad están presentes en España”. En este sentido, advierten que “la elevada proporción de especies ibéricas no tiene que significar necesariamente que España sea la zona con más diversidad del Mediterráneo para estos insectos. Aunque la diversidad ibérica sea alta, es muy probable que estos resultados sean un reflejo del escaso conocimiento de estos insectos en el Mediterráneo oriental y el norte de África”.

 

El estudio se titula «Assessing the Diversity of Ant-Associated Silverfish (Insecta: Zygentoma) in Mediterranean Countries: The Most Important Hotspot for Lepismatidae in Western Palaearctic». Y se ha publicado en la revista académica Diversity. (Fuente: Universidad de Córdoba)

 

 

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