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Los humanos tenemos la tasa de crecimiento prenatal más alta de todos los primates que viven en la actualidad, pero la evolución de esta alta tasa de crecimiento prenatal ha sido un misterio, hasta ahora.

 

Un equipo integrado, entre otros, por Leslea Hlusko, científica del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) en España, y Tesla Monson, paleoantropóloga de la Universidad del Oeste de Washington (WWU) en Estados Unidos), ha realizado un estudio sobre dientes, tasas de crecimiento prenatal y evolución del embarazo que ha desvelado una pieza fundamental de este rompecabezas en un lugar inesperado: los tamaños relativos de dientes molares fosilizados.

 

Los dientes son indicadores de lo que sucede en otras partes del cuerpo y en este estudio, publicado en la revista académica PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences), se demuestra que se pueden usar como si fueran un mapa que ayuda a recorrer el laberinto que suponen los efectos entrelazados de la genética y el desarrollo, así como para comprender mejor la historia de la vida en el pasado.

 

Hlusko, Monson y sus colegas analizaron los fósiles del grupo de primates que incluye a simios y monos de África y Asia, así como datos recopilados de molares fosilizados y fragmentos de cráneos de la época del Mioceno tardío hasta el Plio-Pleistoceno, desde hace unos 6 millones de años hasta hace aproximadamente 12 000 años.

 

Los resultados indican que los homínidos alcanzaron una tasa de crecimiento prenatal que los separó de los demás simios hace entre medio millón y un millón de años, mucho antes de que la evolución condujese a la aparición de la especie humana como tal, hace entre 200.000 y 300.000 años.

 

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Cráneos de Homo erectus, Homo sapiens y Australopithecus. (Imagen: Museum of Natural and Cultural History – University of Oregon / Tesla Monson)

 

La tasa de crecimiento prenatal está muy relacionada con el volumen endocraneal y, sorprendentemente, con la variación en las proporciones de los dientes molares. “Esto demuestra que los dientes pueden ser un indicador tanto de las tasas de crecimiento prenatal como del tamaño del cerebro, lo que es especialmente importante para que podamos estudiar el desarrollo gestacional de nuestros antepasados humanos, ya que los restos dentales son las partes más abundantes de los registros fósiles”, señala Leslea Hlusko.

 

Este descubrimiento de la relación entre las proporciones molares y las tasas de crecimiento prenatal ha generado muchas nuevas preguntas para los investigadores de la evolución, incluyendo la comprensión de los mecanismos genéticos que se encuentran detrás de esta relación. Otra de las preguntas clave es si esta relación también se produce en otros mamíferos.

 

“Aunque no creo que nuestra humanidad se reduzca únicamente a los dientes, sí que creo que parte de ella queda registrada en nuestros dientes. Esto abre una ventana para el estudio del embarazo y la gestación. Podemos tomar material dental de antepasados humanos y otros primates fósiles para conocer cómo eran sus embarazos” concluye Tesla Monson. (Fuente: CENIEH)

 

 

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