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Hay tertulias televisivas y tertulias radiofónicas. Y luego están las de verdad. Cuatro señoras jubiladas se reúnen todos los días a eso de las once de la mañana en un rinconcito del bar La Pradera de San Nicolás, en el epicentro de la renombrada calle del General Millán Astray de Madrid, a unos 15 kilómetros de la Puerta del Sol. Paloma, Paqui, “¡uuuh!, yo no digo el nombre” y “yo tampoco, eso no, no, que luego a saber” se piden siempre un café con algún churrito, alguna tapita y despachan la mañana. La mesa de la esquina del negocio, pegada a la ventana, es suya desde hace años; cualquiera se sienta. ¿Qué les parece que la calle de casa tenga de nuevo el nombre del general propagandista del franquismo?:

― Que nos la dejen así, que llevamos 47 años con ese.

― ¡Y que nos suban las pensiones con lo que ha costado el cambio!

Este pequeño sanedrín de sabias coincide en ese diagnóstico, salvo cuando surgen los problemas burocráticos:

― ¿Por cambiar el DNI? Ningún problema.

― Maribel, escucha, porque no hemos ido, que si tuviéramos que ir…

― Claro, claro―, asiente Paqui.

― Yo de por vida y hasta que me muera tengo Maestra Justa Freire, que fui con mi marido a la policía a cambiarlo hace meses y ya no voy a ir más.

― Y yo del General Millán Astray, que la voy a dejar para siempre, que para eso es historia de España.

La vía del general Millán Astray figuraba en el callejero madrileño hasta una tarde de 2018, cuando el Ayuntamiento de Manuela Carmena la modificó por el de la Profesora Justa Freire, una mujer pionera en la educación española. Sin embargo, el pasado 24 de agosto, dos operarios del Ayuntamiento que ahora dirige el popular José Luis Martínez-Almeida aparecieron por sorpresa a primera hora de la mañana y cambiaron la placa, de nuevo, por el que también fue fundador de los legionarios.

“Cuando vi a los dos operarios casi me caigo del susto”, cuenta Raquel Chavarría, de 38 años, y auxiliar de la única farmacia de la calle. “Vinieron con la escalera y nos pidieron subir el toldo para colocar la placa nueva. Ni cinco minutos tardaron. Esto, sinceramente, es una gilipollez. Se ha llamado Astray siempre. No tiene sentido cambiarlo”. Lo mismo piensan la veintena de vecinos consultados. Desde esa mañana de agosto, esta avenida es un correcalles de medios, fotógrafos y curiosos. Las urnas, eso sí, cuentan que Ayuso alcanzó aquí el 45% de los votos en las elecciones del pasado mayo y que en las últimas generales la fuerza más votada fue el PSOE, con el 30% de las papeletas.

La hemeroteca cuenta que el cambio de esta calle nació en 2007. Ese año, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero aprobó la ley de memoria histórica, una normativa que obliga a todos los ayuntamientos de España a retirar escudos, insignias, placas y otros objetos como menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva de la sublevación militar de la Guerra Civil y de la represión de la dictadura. Durante diez años, desde 2007 hasta 2017, Madrid incumplió esa la ley. En ese periodo, gobernado por el PP, no se produjo ningún cambio en el callejero de la capital. No fue la única ciudad. La normativa no sanciona por este incumplimiento. Es más, todavía existen 533 vías urbanas de distintos municipios en España cuyos nombres enaltecen la dictadura.

Franco y Millán Astray, durante el acto fundacional de la Legión.
Franco y Millán Astray, durante el acto fundacional de la Legión.

Los cambios de las calles madrileñas llegaron en 2016, cuando la entonces alcaldesa Manuela Carmena creó una comisión de memoria histórica para eliminar del callejero los nombres franquistas. La comisión se creó por voluntad de Carmena, dado que la normativa nacional no indica que sea un requisito previo. La regidora reunió a distintas personalidades de distintas ideologías a propuesta de los partidos, como el escritor Andrés Trapiello—premiado este año por el Ayuntamiento de PP y Ciudadanos―, la filósofa Amelia Valcárcel, el sacerdote Santos Urías o el historiador y académico Octavio Ruiz-Manjón, que recomendó la entonces portavoz popular Esperanza Aguirre. La presidenta de este grupo fue la abogada, exsenadora socialista y fundadora y presidenta del Movimiento por la Paz, Francisca Sauquillo. Todos los partidos, salvo el PP, que se abstuvo, votaron a favor de esta comisión.

“Actuamos sin revanchismo”, cuenta ahora por teléfono Sauquillo. Durante dos años, este grupo de intelectuales y expertos se reunió semanalmente para examinar las más de 9.000 calles que tiene Madrid. Tras numerosas charlas y horas de estudio, a los que sumaron historiadores y expertos, llegaron a la conclusión de que Madrid tendría que cambiar 53 calles franquistas. “La calle de Astray”, recalca Sauquillo, “estaba clara desde el primer momento. Y aunque el militar no estuvo en la primera parte del levantamiento, luego vino a España y se puso a disposición de Franco, que le encargó crear Radio Nacional de España como elemento de propaganda. Y si eso no es jugar un papel en la dictadura, pues yo ya…”.

La comisión propuso los nuevos nombres de las 53 calles con la condición de que fuesen personas o elementos que aportaran valores para la ciudadanía. De ahí el nombre de Justa Freire por el de Millán Astray o el del Memorial del 11 de marzo por los Caídos de la División Azul. Carmena llevó entonces la resolución de la comisión a otro pleno municipal y todos los partidos ―Ahora Madrid, PSOE y Ciudadanos― votaron a favor del cambio, salvo el PP, que se abstuvo de nuevo con un tono muy bronco: “Algunos nos quieren enterrar en el Valle de los Caídos”, dijo el entonces concejal popular Pedro Corral.

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La aprobación del cambio callejero se aprobó en un pleno que se celebró el 28 de abril de 2017. Días después, la Fundación Francisco Franco denunció el cambio de casi todas estas calles en los juzgados. Más tarde, la Plataforma Patriótica Millán Astray y numerosos particulares y familiares que estaban en contra de esta decisión se sumaron con otros recursos en diferentes juzgados de la capital. Mientras tanto, como no había sentencias firmes, las vías comenzaron a cambiarse.

Los jueces no deben ser historiadores

Francisca Sauquillo, presienta de la comisión de memoria histórica para el callejero

En abril de este año, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid dictaminó que la calle del general Millán Astray no se podía cambiar mediante la ley de la memoria de histórica, como argumentaban los denunciantes. “No tiene motivación suficiente”, explicó el juez en el auto. “Los jueces no deben ser historiadores”, responde ahora la presidenta de la comisión de Carmena, Paquilla Sauquillo. “Estoy viviendo estos cambios con mucha tristeza. Estamos viviendo una revisión del levantamiento del 36, de lo que ocurrió después y de los 40 años del Franquismo. No se quiere reconocer que aquello existió”.

Almeida (PP), que llegó a la alcaldía en 2019 gracias al apoyo de Vox, no quiso recurrir la sentencia de abril sobre Millán Astray, escudándose en que así lo dictan los servicios jurídicos municipales. Y, por tanto, ya es firme. Por eso razón se retiró el nombre de la Profesora Justa Freire el pasado 24 de agosto. Fuentes municipales confirman que, aunque todavía quedan más causas pendientes de otras calles en los juzgados, el Ayuntamiento cambiará cinco vías más porque también hay sentencia firme y, por tanto, deberán volver a su nombre anterior.

Estas vías son: Memorial 11 de marzo de 2004, que volverá a llamarse Caídos de la División Azul. La vía del médico y escritor José Rizal por la del torero franquista Algabeño. La glorieta del pintor Ramón Gaya por la de Cirilo Martín. La calle del Barco Sinaia ―un buque que llevó a más de 1.000 exiliados españoles a México en 1939―, por Crucero Baleares, uno de los artilleros franquistas que más sangre derramó durante la Guerra Civil y que provocó en Málaga uno de los episodios más trágicos, conocidos como La Espantá. Y la avenida de la Institución Libre de Enseñanza por la de los hermanos falangistas García Noblejas.

Las calles se cambiarán de manera progresiva en las próximas semanas, porque las sentencia no específica una fecha límite

Fuentes del Gobierno municipal

“Las calles se cambiarán de manera progresiva en las próximas semanas porque las sentencia no específica una fecha límite”, explican fuentes municipales. Pero, ¿puede Almeida nombrar de nuevo estas calles? Sí. La ordenanza es muy clara. El equipo de Gobierno y las Juntas de distrito de cada barrio pueden proponer el cambio de nombre de cualquier vía madrileña, en ambos casos requiere de una votación en el pleno de Cibeles o en el de la Junta del distrito. Es más, durante estos dos años de Gobierno de PP y Ciudadanos se han cambiado una plaza y dos calles que antes tenían otros nombres.

Hace unos días miles de usuarios compartieron en Twitter una foto con la renombrada calle de Crucero Baleares de Madrid. Se dio por hecho que el Ayuntamiento ya había el hecho cambio: fue un bulo más. Esta vía, situada en el barrio de Vallecas y a muy pocos metros del estadio del Rayo Vallecano, no mide más de 100 metros y todavía se denomina Barco Sinaia.

Fernando, “a secas”, tiene 66 años y vive aquí desde hace décadas. Este jueves limpiaba sin camisa y con un cepillo el garaje que hace no mucho tiempo le sirvió de taller mecánico. “Soy de Vallecas; nacido, criado y pastado. En una guerra tan hijos de puta son unos como otros, lo que tienen que hacer es ponerla calle del Quirico y punto”.

― ¿Y quién fue Quirico?

― El señor ese que estaba antes de estos nombres, o eso me parece que ponía en las escrituras de la casa.

La calle de Barco Sinaia, en el barrio de Vallecas, este jueves.
La calle de Barco Sinaia, en el barrio de Vallecas, este jueves.Clara Ángela Brascia

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