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Santiago de Compostela,

En el marco de la línea de exposiciones que el CGAC de Santiago de Compostela viene dedicando, desde 2016, a repasar la trayectoria de artistas gallegos en su etapa de media carrera, hasta septiembre podemos contemplar en ese espacio “Pisando charcos”, un examen a la pintura de la viguesa Almudena Fernández Fariña desde los noventa que subraya sus aportaciones a nuestra actual concepción de esa disciplina como género permeable que se relaciona con los lugares donde se muestra desde parámetros no solo estéticos, también sociales y antropológicos. Hay que recordar que esta autora, además de ejecutar su obra, la desarrolla argumentalmente en textos.

La muestra incide, asimismo, en los lazos entre sus proyectos y las artes aplicadas, la fotografía, el objeto encontrado o el ensamblaje y en su puesta en cuestión de las jerarquías habituales en relación con técnicas o formas de creación colaborativas. Se inicia el recorrido con el apartado Tramas y escrituras, que reúne los trabajos tempranos de Fernández Fariña, algunos inéditos y que se caracterizan por su experimentación, tanto sobre lienzo y en dibujos, como en fotografías performativas, libros de artista, cerámicas y objets trouvés intervenidos; tienen como nota común la exploración en ellos de la vertiente plástica de la escritura y la repetición o acumulación de tramas y motivos, que se expanden, combinan o integran en series de significados abiertos. Podemos apreciar, ya en estos primeros pasos de la autora, su atención a lo ornamental, no solo en forma de abstracciones, también de asociaciones que pueden resultar complejas conceptualmente.

Almudena Fernández Fariña. Pisando charcos. CGAC, 2023
Almudena Fernández Fariña. Pisando charcos. CGAC, 2023
Almudena Fernández Fariña. Pisando charcos. CGAC, 2023
Almudena Fernández Fariña. Pisando charcos. CGAC, 2023

Carecen de reglas gramaticales y destacan por su gestualidad los libros de artista Kamasutra de la escritura (1994) y No es un libro (1994), formados por fragmentos desechados de otras composiciones; del mismo año data la serie El silencio es lenguaje, en la que manejó Fernández Fariña la fotografía como estímulo para construir nuevos discursos y procesos de construcción pictóricos. El asunto del silencio como forma expresiva volvió a tratarlo años después: en trabajos datados entre 2007 y 2011 escribió ese término en alambre, en una escala intimista que contrastaba con la contundencia de su mensaje, el de que esquivar las palabras es también una forma de comunicar, incluso más significativa que la escritura. El silencio de esta artista, que se repite, dibuja o teje, está, por tanto, lleno de elocuencia.

El alambre lo aplicó, asimismo, a libros intervenidos; y las letras, a espacios expositivos donde podían expandirse. Ese despliegue visual lleno de ironía tenía que ver, en su caso, con la poética vanguardista del ready-made, el citado objeto encontrado y el ensamblaje, y con libros-objeto que desafiaban muchos límites formales. También se ha valido de la cerámica para ahondar en las opciones plásticas y comunicativas de la escritura, probando a su vez la autonomía de este medio: lo veremos en Santiago en Escritura rota (1998). Y el CGAC pondrá, además, en relación su proyecto Grafitos, un work in progress (1995-2003) con Trama 2 (1998), de Hernández Pijuan: ambos confiaron en el poder comunicativo de las formas esquemáticas (y en el silencio como vía para aprehender el arte con plenitud).

Almudena Fernández Fariña. Pisando charcos. CGAC, 2023
Almudena Fernández Fariña. Pisando charcos. CGAC, 2023

La segunda sección de la exposición lleva por nombre Alicia, en referencia a una serie de pinturas que Fernández Fariña creó inspirándose en el relato de Lewis Carroll entre 1999 y 2001: se trata de obras datadas entre 1999 y 2001 que se sitúan en la transición entre la deconstrucción del lenguaje anterior de la artista y su transformación en un sistema de nudos y signos, que desplegará posteriormente. Los textos y títulos que veremos en estas composiciones tienen que ver con los diálogos de Alicia en el país de las maravillas y, en todo caso, subrayan la capacidad de la protagonista, y de todas las niñas, para ser dueñas de su destino.

Trama, repetición y escritura continúan siendo centrales en esta propuesta, en la que la gallega interpreta los textos de Carroll como caligramas en los que lo escrito adopta la forma del asunto sobre el que se escribe.

Una tercera sección nos adentra en tejidos y en el cambio de siglo: los 2000 trajeron hondas transformaciones formales y conceptuales en la producción de Fernández Fariña, que hizo suya entonces una forma de escritura tejida que ya no se organizaba en torno a la palabra, sino en el espacio pictórico en el que se anudaba y enredaba tras laboriosos procesos, esos ligados al bordado y la costura y habitualmente asociados al ámbito doméstico. En este punto se vinculan sus obras con las de la alemana Rosemarie Trockel, que ha ligado metafóricamente el coser y la identidad femenina y ha repetido motivos hasta convertirlos en anónimos; o con los de Aurèlia Muñoz, recientemente recuperada por José de la Mano y el MNAC de Barcelona.

Almudena Fernández Fariña. Pisando charcos. CGAC, 2023
Almudena Fernández Fariña. Pisando charcos. CGAC, 2023

De la gallega veremos Un vestido para Penélope (2004), revisión del mito clásico en clave feminista, o Shhh (2007), donde dibujó el silencio pendiendo de un hilo. Y contemplaremos a continuación su serie Signos y ornamentos (2014-2022), en la que, abrazando el paradigma del marco-ventana, y a través de capas sucesivas de tramas, objetos y personajes, reivindicó lo decorativo desligándolo de la trivialidad. Por la conjunción de procedimientos artísticos formales e informales en un espacio pictórico fragmentado se conecta, en este apartado, su producción con la de Patricia Gadea: ambas tomaron elementos de la cultura popular para hacerlos convivir desde la ironía, aludiendo a la construcción del payaso feliz y a estereotipos feministas.

Almudena Fernández Fariña. Pisando charcos. CGAC, 2023
Almudena Fernández Fariña. Pisando charcos. CGAC, 2023
Almudena Fernández Fariña. Pisando charcos. CGAC, 2023
Almudena Fernández Fariña. Pisando charcos. CGAC, 2023

El CGAC da a continuación a conocer, a través de un audiovisual, las intervenciones pictóricas que Fernández Fariña realizó en varios espacios expositivos entre 2002 y 2016, apropiándose de las cualidades físicas o simbólicas de esos lugares e interrogándose sobre las posibilidades de la pintura de redefinir sus límites, y finalmente reúne algunos de sus proyectos últimos, en los que pone a prueba la independencia de pinceladas, materiales, gestos y trazos respecto a la misma disciplina pictórica. Lo narrativo también pasa a segundo plano en Overflowing Paintings (2014-2023) y Container Paintings (2016-2023), donde pigmentos, bastidores o, nuevamente, pinceles adquieren un protagonismo inusual; esa senda la ha cultivado recientemente Guillermo Mora, como pudimos comprobar hace unas semanas en Moisés Pérez de Albéniz.

Almudena Fernández Fariña. Pisando charcos. CGAC, 2023
Almudena Fernández Fariña. Pisando charcos. CGAC, 2023

“Pisando charcos”, que ha sido comisariada por Susana Cendán, se cierra con la intervención, específica para el CGAC, Flor e acanto, en la que Fariña ha querido hacer dialogar la arquitectura de Álvaro Siza con el barroquismo de San Domingos de Bonaval y su ornamentación simbólica: la puerta principal de su iglesia la decoran hojas de acanto, que aluden a la persistencia de la memoria tras la muerte y la capacidad de superar dificultades.

Almudena Fernández Fariña. Pisando charcos. CGAC, 2023
Almudena Fernández Fariña. Pisando charcos. CGAC, 2023

 

Almudena Fernández Fariña. Pisando charcos. CGAC, 2023
Almudena Fernández Fariña. Pisando charcos. CGAC, 2023

 

 

Almudena Fernández Fariña. “Pisando charcos”

CENTRO GALLEGO DE ARTE CONTEMPORÁNEO. CGAC

Rúa Valle Inclán, 2

Santiago de Compostela

Del 2 de junio al 10 de septiembre de 2023

 

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