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Si sus previsiones dan en el clavo, a finales de este año el sector de los cruceros alcanzará cifras superiores a las que manejaba antes de la pandemia y en cuestión de unos años, 2026, habrá logrado incluso un crecimiento del 12%. Buenas noticias para la industria. No tanto para el medioambiente. Al menos si nos atenemos a estudios como el publicado en 2021 por investigadores de Exeter y Girona, que ponían el dedo en una de las grandes llagas del tráfico de transatlánticos: su huella medioambiental. La firma noruega Hurtigruten Norway está decidida a sacudirse esa sombra. Y ha decidido hacerlo «reinventando» el concepto mismo de barco.

De momento maneja solo esquemas e infografías, pero sus responsables avanzan ya que ofrecerán el «crucero de mayor eficiencia energética del mundo».

La «cara B» (y menos amable) de los cruceros. Hace unos años un grupo de investigadores de las universidades de Girona y Exeter, junto al Instituto de Turismo de Croacia, se hicieron una pregunta incómoda, al menos para la industria de los transatlánticos: ¿Cuánto contaminan los cruceros?

En plena recuperación de la demanda, tras el fuerte mazazo que le asestó el COVID-19, y con una previsión de crecimiento que la asociación internacional CLIA cifra en un 12% para 2026, la cuestión es bastante pertinente. Sobre todo si tenemos en cuenta los esfuerzos de otros sectores para descarbonizarse o incluso el próximo veto a la matriculación de vehículos de combustión en la UE.

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Vista cenital del buque, con sus paneles solares.

¿Y qué dicen sus estudios? Su conclusión fue rotunda. En un solo día —según los cálculos de los expertos— un solo crucero puede generar una huella de carbono superior a la de 12.000 vehículos. Es más, durante una singladura de siete días por las aguas del Antártico los pasajeros de un transatlántico llegan a producir las mismas emisiones de CO2 que la media de un ciudadano europeo a lo largo de todo un año.

La suya no es la única voz que alerta de la factura ambiental del turismo a bordo de enormes buques. En 2016 The Guardian señalaba de que el mayor transatlántico del mundo llevaba aparejado un «enorme problema de contaminación» y hay estudios que dejan botando cifras aún más rotundas que la del informe de 2021.

Cruceros de ensueño… y verdes. Ese es el objetivo de la industria desde hace ya un tiempo. A lo largo de los últimos años los fabricantes de buques, tanto de cruceros turísticos como de embarcaciones destinadas a otros fines, han experimentado con velas rígidas, placas solares, hidrógeno e incluso enormes cometas. En esa estela está la firma noruega Hurtigruten Norway, embarcada en un proyecto que ha bautizado «Sea Zero» con un objetivo tan complejo como ambicioso: conseguir «el crucero de mayor eficiencia energética del mundo». Para lograrlo combina paneles solares, tecnología eólica, baterías e incluso IA.

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El Sea Zero con sus plataformas plegadas.

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La compañía espera tener su primer buque de cero emisiones en 2030.

¿Cómo es el Sea Zero? La firma noruega avanzó sus planes ya en 2022, pero es ahora cuando los ha concretado, yendo un paso más allá y aportando infografías y algunas pinceladas técnicas importantes. De momento, eso sí, se trata solo de un concepto. El buque, «de cero emisiones», tendrá una eslora de 135 m y dispondrá de 270 cabinas con capacidad para 500 pasajeros y 99 tripulantes.

Su diseño incorpora además una «importante bodega de carga» y espacio para el transporte de vehículos. Su elemento más distinguible serán sin embargo sus peculiares ‘velas’, tres «plataformas retráctiles con alas autónomas» que incluirán 1.500 m2 de paneles solares y una superficie eólica total de 750 m2. Cuando estén completamente extendidas alcanzarán una altura máxima de 50 m.

«El crucero más eficiente». Así lo publicitan ya sus promotores, que recalcan que el Sea Zero no tendrá igual en lo que a eficiencia energética se refiere. «Estamos comprometidos a entregar un barco que supere a todos los demás en términos de eficiencia energética y sostenibilidad en solo unos años», reivindica. Para lograrlo incluirá tres plataformas de alas autónomas y retráctiles que servirán para aprovechar las corrientes de aire hasta una altura de 50 metros y mejorar la aerodinámica de la nave. Las velas estarán cubiertas además de unos 1.500 m2 de paneles solares.

«Cuando llegue el verano nuestro barco recibirá la superpotencia del sol de medianoche del norte de Noruega, que brilla las 24 horas del día», destaca la compañía. El buque dispondrá además de un sistema de batería de 60 MWh que le permitirá almacenar la energía de las velas o que obtenga al cagarse en los puertos.

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Gráfico que muestra la estructura interna del buque, incluidas las baterías y propulsores.

Una «receta» con IA y un poco de surf. No son las únicas bazas del Sea Zero, que dispone de otras dos herramientas clave. La primera, un puente guiado por inteligencia artificial (IA) que se apoya en docenas de cámaras y sensores exteriores y permite un uso más eficiente del espacio en cubierta. La compañía afirma de hecho que su puente es similar a la cabina de un avión. Otro recurso interesante del buque es el tratamiento que incorpora su casco, lo que le permitirá reducir la resistencia del agua.

«Estamos desarrollando soluciones que permitan al buque ‘surfear’ sobre una alfombra de burbujas de aire. Estas corrientes de aire se proyectarían desde la quilla en la parte delantera del barco, ayudando a reducir la resistencia del agua», destaca la compañía. A mayores, el buque contará con «cabinas inteligentes» y un sistema de propulsores ubicado en la popa y que permitirá que se retraigan y oculten cuando sea necesario para mejorar la aerodinámica.

¿Y cuándo podremos verlo? De momento tendremos que conformarnos con renders, pero la compañía confía en poder mostrar su primer modelo en menos de una década. «En línea con su enfoque de operaciones sostenibles adaptadas a la costa noruega, Hurtigruten planea barcos más pequeños y personalizados […]. Con el primer barco listo para 2030, la empresa planea transformar toda su flota en buques de cero emisiones», explican desde la firma.

Hurtigruten Norway no hará el camino sola. Sus responsables aseguran tener un consorcio de 12 socios y que en el proyecto Sea Zero están embarcados, entre otros, el Puerto de Bergen, la Autoridad Marítima de Noruega o el instituto de investigación SINTEF. «Todos unidos en la búsqueda de viajes marítimos libres de emisiones», reivindican sus responsables, que aseguranque a día de hoy solo el 0,1% de los buques del planeta incorporan una tecnología que pueda considerarse propiamente de «cero emisiones».

Imágenes: Hurtigruten Group

En Xataka: Estaciones de carga en alta mar: la última idea para popularizar los barcos eléctricos en el futuro

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