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Una casa contemporánea, con curvas y hormigón a la vista, fuera de lo convencional: esa idea, que empezó todo, partió de los dueños de casa, una pareja que vivía en el centro porteño y que en aquel momento imaginaba su casa de fin de semana en Pilar. Pero, pandemia de por medio y con la familia en plena expansión, la vivienda finalmente fue su residencia permanente.
“Hacia el frente, la casa presenta un juego de volúmenes ortogonales que avanzan y retroceden, en cuyo centro hay un volumen curvo que marca la entrada y funciona como punto central desde donde se articula la organización”, explica el arquitecto Matías Aldanondo.
Para concretarla, convocaron a diferentes profesionales para que unieran visiones y estilos: Sánchez Elía SEPRA Arquitectos y Aldanondo Orcoyen Arquitectos estuvieron a cargo del proyecto y dirección de obra, mientras que el Estudio Larralde-Spelzini desarrolló y ejecutó el interiorismo, con el que terminaron de trazar un perfil personal en cada uno de los ambientes.
«El gran desafío fue balancear la potencia del hormigón con materiales, colores y líneas orgánicas que crearan espacios acogedores y funcionales en la dinámica diaria.»
Cecilia Larralde y Marcela Spelzini
Construida en un terreno con lados irregulares y vistas abiertas tanto al frente como hacia atrás, la casa se va desplegando en sentido horizontal y la doble altura se percibe a través de los enormes ventanales de vidrio repartido.
Una obra de dimensiones monumentales que despliega hacia adentro espacios sencillos de encuentro, comodidad y reposo.
En el living, sillones curvos diseñados a medida por Larralde-Spelzini, con almohadones tejidos en telar combinados con cuero (Verbena Tienda Deco). Alfombra de yute y pufs ‘Patitas’ (todo de Rancho Deco). A 6,50 metros de altura, las lámparas tuvieron que ser montadas sobre un chapón de hierro por un equipo de 6 personas. Fueron diseñadas por el Estudio y tejidas artesanalmente, colgadas como un sistema a diferentes alturas.
El hormigón a la vista, con tablas y buñas verticales, está presente tanto en el exterior como en los interiores de doble altura –el hall y el living– y los ambientes que parten desde allí.
Sobre el mueble que contiene el hogar (hecho en obra con aportes de todos), collares en pedestal (Mirador por el Mundo), velas y objetos (Akelik y Surabaya). Apliques de pared ‘Spin C’ (Griscan), que disparan una línea de luz que recorre la altura del ambiente.
«Entre espacios de estilo neutro, la cocina se destaca con muebles que combinan roble de Eslavonia y frentes de laca verde, una manera de marcar un acento diferente.»
Cecilia Larralde y Marcela Spelzini, a cargo del interiorismo
En la isla, con mesada de Silestone (De Stefano), jarro decantador (Casa Puebla Deco), lámparas de techo (Gloria Atelier Deco). Para todos los pisos de la casa eligieron porcelanato ‘Brera Vita Nat’ (ILVA).
“Primero pensamos cómo abordar las grandes superficies y los ambientes más amplios. Después, creamos un menú de colores y texturas que suavizan y descontracturan la materialidad principal”.
En el comedor diario, cortinas de gasa de algodón con sistema motorizado y, en la cocina, persianas horizontales (todo de Hunter Douglas).
En un principio, pensaban construir solo una planta. Pero cuando decidieron mudarse aquí de manera permanente el proyecto se amplió, aprovechando la doble altura para ubicar arriba los cuartos y un segundo escritorio.
Las carpinterías exteriores son de aluminio anodizado bronce oscuro lijado, con vidrios grises para proteger los interiores del impacto del sol y lograr intimidad tanto en el frente como hacia el golf, que aparece al fondo del terreno. El paisajismo (diseño y realización) estuvo a cargo Martina Zavalía.
En el sector del living de la galería, sillones curvos de hierro con respaldo de petiribí y tapicería ‘Panamá Outdoor’, mesas bajas con pie de petiribí y tapas de hierro (todo de Las Marinas). En el comedor exterior, mesa oval (Larralde-Spelzini) con sillas de hierro y mimbre (Las Marinas), camino de hilo (Rancho Deco).
Además de varillas de madera, el techo tiene una capa de policarbonato para evitar que pase el agua de lluvia.
Sillón en L con funda de tussor off white (Larralde-Spelzini) y, para protegerlo, throw de tussor azul (Tienda Mayor). Mesas bajas con patas de petiribí y tapas de microcemento (Las Marinas), cestos (Verbena Tienda Deco). El cuadro, un retrato de una mascota de la dueña de casa, vino de la casa anterior. Plafón de madera ‘Osado’ (Griscan).
“Los dueños de casa no querían un interiorismo ‘enlatado’, sino una propuesta que tuviera elementos personales y se atreviera a incorporar recuerdos de viajes y objetos únicos e inesperados”.
“Las enormes alturas y las líneas curvas de paredes y carpinterías plantearon un desafío para encontrar soluciones funcionales. Para nosotras, el proyecto requirió una búsqueda minuciosa de proveedores, decisiones de logística y la confección a medida del equipamiento, que disfrutamos mucho”.
Escritorio con base de madera maciza y tapa de microcemento (Larralde-Spelzini). Iguales que las del comedor diario, sillas ‘Elisa’ de hierro y cuero natural (Las Marinas), alfombra de lana de oveja hecha a mano (Seara), biblioteca con varillas de hierro pintado a horno y módulos de petiribí y vidrio (Larralde-Spelzini). La arboleda que acompaña los márgenes del río Luján hace de telón de fondo.
Cama con dosel de petiribí macizo (Larralde-Spelzini) y textiles (Niki Home), mesas de noche de petiribí laqueado y lino (Las Marinas), lámparas colgantes de hierro y petiribí (Alegría Hunterdeco), cortinas de gasa 100% de algodón (Larralde-Spelzini) con sistema motorizado (Hunter Douglas).
Todos los ambientes tienen cielo raso blanco. En el cuarto de una de las hijas, además, se animaron a un tono celeste grisáceo en las paredes. La cama-casita ya la habían comprado previamente los dueños de casa.
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