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Cientos de miles de personas se han manifestado este 8 de marzo en las diferentes marchas convocadas por todas las ciudades españolas. De jóvenes que tratan de educar a los niños en el feminismo a mayores que reivindican que cada cual tenga el derecho a sentirse mujer como quiera, de abolicionistas a defensoras del colectivo trans, trazamos ocho perfiles de mujeres que se han manifestado en este Día Internacional de la Mujer.

Paquita Oliveres (82 años): “No queremos peleas entre las mujeres”

Paquita Oliveres, de 82 años, se manifiesta este miércoles por el Día de la Mujer en Barcelona.
Paquita Oliveres, de 82 años, se manifiesta este miércoles por el Día de la Mujer en Barcelona.Albert Garcia

Paquita Oliveres tiene 82 años y es de Vilanova del Vallès. Por primera vez en su vida, este miércoles ha bajado hasta Barcelona junto con otras mujeres del colectivo Dones La Lluna para manifestarse un 8 de marzo. “Hemos bajado porque vemos que hay mucha tensión. Que cada una sea mujer como quiera y que haga lo que quiera. No queremos ver peleas entre las mujeres porque eso nos desune”, ha justificado Oliveres, entre los aplausos de sus amigas. Dice saber poco “o nada” de la ley trans o del solo sí es sí. “Yo ya no vengo a manifestarme aquí por mis derechos, pero sí por el de mis nietas”, ha mantenido.

Icíar Carreira (22): “A las mujeres nos va la vida en el feminismo”

Icíar Carreira, de 22 años, se manifiesta este miércoles en Madrid.
Icíar Carreira, de 22 años, se manifiesta este miércoles en Madrid. Samuel Sánchez

“A las mujeres nos va la vida en el feminismo”, dice Icíar Carreira, de Parla (Madrid). Según explica, hay muchos motivos para seguir protestando: “Se nota mucho la desigualdad que vivimos y queremos dejar de ser personas de segunda clase”, dice. Carreira compara esta y otras marchas feministas anteriores y reconoce que cada vez son más masivas. “En los últimos años ha crecido la conciencia feminista, pero también han surgido grupos reaccionarios que, al ver estas reivindicaciones, intentan hacer ruido, aunque son mucho menos de lo que creemos”, explica en Atocha, junto a la Cuesta de Moyano.

Sobre la división en el feminismo, reconoce que en los últimos días, “el movimiento ha perdido de vista el objetivo central de todas nosotras que es luchar contra una sociedad patriarcal y hemos estado demasiado enfocadas en pelearnos”. Sobre la otra marcha que comienza a unos metros de ella, señala: “No comprendo muchas cosas que reivindican. Estoy a favor de la abolición de la prostitución, pero no del rechazo a las personas transgénero”, explica. Esta mañana, Carreira, que estudia Sociología por las mañanas y trabaja en un McDonald’s por las tardes, ha participado horas antes en la protesta convocada por las estudiantes. Antes de despedirse quiere que dejemos por escrito que lleva puesta una camiseta, en la que se lee “nos quieren sumisas y nos tienen combativas”, que vende Xula Tuchapa en el Rastro de Madrid.

Anna Virginia García (44): “Yo incomodo en la otra manifestación”

Anna Virginia García, mujer trans de 44 años, este miércoles en la marcha de Madrid.
Anna Virginia García, mujer trans de 44 años, este miércoles en la marcha de Madrid. Samuel Sánchez

Anna Virginia García, corredora de seguros, ha llegado con varias amigas de su centro cultural del sur de Madrid, donde tocan batucada y con cuya percusión llena de música y de alegría la marcha feminista. A ella le parece “fatal” la división existente en las protestas. Por esa razón, opina, “es más importante que nunca estar hoy a la calle”. “Pero es que en la otra marcha”, dice, señalando a los grupos feministas transexcluyentes que se han reunido en otro extremo de Atocha, “hay gente que no me quiere y cree que no soy una mujer”, resume. “Me parece fatal esta división y si yo me presento en la otra manifestación habría un conflicto por ser trans”, dice. García, que prepara sus instrumentos mientras habla, logró el cambio de sexo en el Registro Civil en el mes de octubre, antes de la entrada en vigor de la nueva ley, y para ello tuvo que lograr previamente el informe de un psicólogo y de un psiquiatra que avaló el cambio. “La ley trans es para que ningún médico tenga que decirme que estoy loca o que no soy una mujer”, defiende.

Adelaida Aranda (71): “Si fuera joven ahora, sería más combativa”

Adelaida Aranda, en la manifestación del 8-M en Alicante.
Adelaida Aranda, en la manifestación del 8-M en Alicante. JOAQUIN DE HARO RODRIGUEZ

Adelaida Aranda es una administrativa jubilada de 71 años que siempre participa en las manifestaciones del 8-M que se organizan en Alicante, ciudad en la que lleva viviendo casi seis décadas (nació en Jaén). También asiste a los actos del 25-N, Día Internacional contra la Violencia de Género, “y en concentraciones frente a la subdelegación de Gobierno cada vez que se produce un crimen machista”. “Hay que concienciar a las chicas jóvenes y a los hombres, a toda la sociedad, de que la mujer vive una situación límite”, sostiene, tanto por las diferencias sociales y laborales como, especialmente, por los casos de violencia de género y vicaria.

El suyo es un compromiso “de conciencia”, afianzado desde sus primeras participaciones en asociaciones feministas hace más de 30 años, cuando comenzó a compartir ideales “con gente que pensaba que algo no estaba funcionando”. Asegura que “tanto entre los más jóvenes” como en “nuestros compañeros”, va calando el discurso feminista. Aunque “todavía queda mucho por avanzar”, afirma quien cree que “si fuera joven ahora, sería mucho más combativa”. Para seguir progresando, “las directrices para que los niños empiecen a ver a la mujer como una igual deben empezar en el colegio”, opina.

Sara Quintero (29 años): “He venido para acompañar a las trans”

Sara Quintero, en la manifestación del 8-M en Sevilla.
Sara Quintero, en la manifestación del 8-M en Sevilla. Alejandro Ruesga

“He explicado a mis alumnos esta mañana por qué era tan importante reivindicar este día y creo que lo han entendido. Eso sí, los niños me preguntaban por qué no hay día del hombre y, salvo alguno que se han enfadado, también lo han entendido”. Sara Quintero, de 29 años, da clases a estudiantes de primaria en el colegio de Sevilla Juan de Mairena y ha acudido a la manifestación sevillana de la asamblea feminista y otros colectivos acompañada de dos amigos después de ilustrar y concienciar por la mañana en el aula. “He venido a esta protesta para acompañar a las trans y las prostitutas, pero que cada uno que reivindique lo que quiera”, opina. Quintero considera que el objetivo era repetir el éxito de la de 2019, y dice que ha venido a protestar también por “todas las que no han podido venir”.

Ana María Plaza (68): “La gente joven cada vez pasa más”

Ana María Plaza, de 68 años, este miércoles en una de las manifestaciones feministas por el 8-M.
Ana María Plaza, de 68 años, este miércoles en una de las manifestaciones feministas por el 8-M.Samuel Sánchez

Ana María Plaza ha llegado pronto porque antes de protestar este 8-M se “tomará unas cañas”, y después se irá a bailar con una amiga porque hoy, además de un día de reivindicación, es un día de fiesta, explica. Jubilada de su trabajo como teleoperadora, Plaza señala que ha participado en todas las protestas feministas desde el inicio, pero en esta ocasión siente cierta tristeza. “Nos ha fallado nuestro Partido Socialista”. “Nos ha fallado a la izquierda y a todas las feministas”, añade poco antes de empezar a caminar por el Paseo del Prado en dirección a Cibeles. Cuando detalla cómo ha cambiado la sociedad desde aquellas primeras manifestaciones feministas de Madrid, reconoce que ha habido avances, pero le preocupa ver “que la gente joven pasa y no se implica lo suficiente”.

Nuria González (41 años): “El 8-M ha sido colonizado por consignas, lemas y hombres”

Núria González, en la manifestación abolicionista de Barcelona.
Núria González, en la manifestación abolicionista de Barcelona.Carles Ribas

Nuria González es miembro de Cataluña Abolicionista Plataforma Feminista (Catab), una entidad que este 8 de marzo ha participado en la manifestación unitaria de Barcelona y que por la mañana realizó una protesta exigiendo el abolicionismo de la prostitución en plena plaza Sant Jaume, frente a las sedes de la Generalitat y el Ayuntamiento. “Participo en manifestaciones del 8-M desde que era una adolescente, pero ahora el 8-M ha sido colonizado por consignas, lemas y, sobre todo, hombres”, lamenta esta abogada barcelonesa de 41 años. González, junto con el resto de mujeres de Catab, participa en la marcha, pero este grupo no permite la entrada a hombres en su espacio de protesta. “Somos las únicas que defendemos la agenda feminista que ha sido borrada por las instituciones. Barcelona es la capital sexual del sur de Europa y a las instituciones les parece bien. Barcelona es el parque temático de los puteros”, denuncia.

Catab es también contraria a la ley trans, pero consideran que no pueden desmarcarse de la manifestación unitaria. “Tenemos una responsabilidad con las mujeres que van a la protesta del 8-M porque si nosotras no venimos a la manifestación no hay feministas en Barcelona. Es necesario que nos vean porque si no solo se ve un feminismo erróneo que es pro prostitución, pro leyes de género y pro vientres de alquiler”.

Catalina Braña (19): “Es importante protestar por la brecha salarial”

Catalina Braña, de 19 años, en una de las protestas feministas de Madrid.
Catalina Braña, de 19 años, en una de las protestas feministas de Madrid. Samuel Sánchez

“Me parece importante protestar por la brecha salarial, las desigualdades a la hora de conseguir empleo o el mes negro de diciembre, que terminó con cifras récord de asesinatos de mujeres”, resume Catalina Braña, estudiantes de enfermería de 19 años. Según Braña, este año hay algo menos de gente que otras veces, pero le gusta el ambiente que ha encontrado. Ella y su grupo de amigas caminaron desde Atocha hasta Cibeles y, aunque varias de ellas admiten que la división que se cuece a nivel político también ha llegado a la calle, este no es un tema de conversación con sus amigas “porque el principal debate lo tengo con los chicos”, dice sobre su grupo de amigos, “que en muchas ocasiones niegan desigualdades evidentes y toca explicarles las cosas”. Aunque asiste desde que era una niña a la marcha del 8-M, Braña siente que “aunque hay cambios, los grandes pasos siguen sin darse”, dice en referencia a los privilegios que sigue disfrutando el patriarcado. Para Braña, la actual ley trans “probablemente no sea la mejor del mundo, pero al menos está sirviendo para que se ponga el foco en las cosas que nos importan y que se discuta de estos temas”.

Con información de Rafa Burgos (Alicante) y Javier Martín-Arroyo.

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