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El “tizón del boj” es una enfermedad agresiva y exótica que, cuando ataca a las plantas del género Buxus, en un comienzo puede presentar pocos o ningún síntoma en el vivero. Sin embargo, meses después de estar infectadas, en la etapa terminal, la enfermedad afecta a las raíces y en ese momento se expresan los síntomas causando un deterioro muy importante que incluso finaliza con la muerte del vegetal.

La enfermedad se origina por un hongo llamado Cylindrocladium pseudonaviculatum, también conocido como C. buxicola y Calonectria pseudonaviculata. Hasta 2016, solo se conocía su presencia en los Estados Unidos, donde fue inicialmente identificada en plantas de boj de áreas de paisajismo en Carolina del Sur y Connecticut. Desde entonces, se ha informado sobre la presencia de esta enfermedad en Canadá, España, Italia y Reino Unido, pero recientemente se la ha descubierto en plantas de jardines del AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires).

Detalle de una rama de buxus afectada

Las especies de la familia de las Buxáceas son su principal víctima, ya que puede infectarlas en todas las etapas de crecimiento. En un principio, sus síntomas son muy tenues y suelen pasar inadvertidos. Sin embargo, ya en este primer estadio, la enfermedad es muy contagiosa: el hongo se propaga con rapidez a cortas distancias por el agua de riego, el viento, la suela del calzado o las herramientas de jardinería.

Los síntomas pueden variar según la especie o variedad de boj, y según las condiciones ambientales

Inicialmente, se observan manchas circulares concéntricas de color marrón rojizo o marrón con centros de color marrón claro en las hojas infectadas, y también se pueden ver lesiones angulares en forma de diamante de color marrón oscuro o negro en los tallos, desde la base hasta la punta del brote.

Desinfectar los elementos de jardinería es una de las claves para combatir el hongo

Luego, el patógeno también ataca a las raíces, lo que genera que –en la parte aérea– hojas completas se tornarán marrones y comenzará la defoliación en las ramas inferiores hasta propagarse a la parte superior de la copa. Las plantas grandes afectadas pueden sobrevivir mediante la producción de hojas nuevas, pero ciclos repetidos de defoliación y degeneración bajo condiciones conducentes a la enfermedad pueden llegar a matarlas.

No se conocen productos orgánicos que controlen la enfermedad, y el uso de fungicidas químicos sistémicos tampoco asegura su erradicación. Por ahora, solo se pueden llevar adelante acciones que minimicen el riesgo de que la enfermedad prospere.

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Algunos consejos para cuidar tus buxus

  • 1. Si es posible, evite el riego por aspersión, que crea mucha humedad y condiciones favorables para muchas enfermedades, incluido el tizón del boj.
  • 2. El follaje denso y las plantas atestadas crean condiciones favorables para la enfermedad. Deje espacio entre sus plantas.
  • 3. Nunca pulverizar con el mismo fungicida más de dos veces en una temporada, pues se crean poblaciones de patógenos resistentes. Consulte con su viverista de confianza.
  • 4. Lamentablemente, si detecta una planta infectada, debería ser destruida de inmediato para reducir el potencial de propagación de la enfermedad. Junto con las plantas, los desechos de las hojas y del tallo deben ser removidos del jardín ya que el patógeno puede sobrevivir por un largo tiempo (hasta cinco años) en los residuos de las plantas.
  • 5. Antes de que los residuos de hojas sean soplados por el viento, quemar las superficies del suelo con una antorcha-escardillo de propano puede reducir significativamente los niveles de inóculo en la capa superior del suelo.
  • 6. Nunca incorpore hojas de buxáceas (aunque se vean sanas) a la compostera: los microesclerocios del hongo sobreviven el proceso de compostaje y pueden contagiar otras plantas.
  • 7. Desinfectar las herramientas de jardinería con desinfectantes que contengan hipoclorito de sodio, hidroperoxilo, peróxido de hidrógeno + ácido peroxiacético + ácido octánico, compuestos fenólicos (o-bencilo-p-clorofenol) o alcohol como ingredientes activos.
  • 8. Se pueden usar fungicidas para prevenir esta enfermedad junto con las estrategias antes mencionadas (a intervalos de 7 o 14 días), pero nunca usar el mismo producto más de dos veces

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