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La apuesta de Repsol por el hidrógeno verde en España sigue dando pasos adelante. Lo último es la puesta en marcha de un electrolizador de 2,5 MW que ya surte de hidrógeno la propia refinería de Petronor en Muskiz (Vizcaya) para reducir la huella de carbono.  Sin embargo es un primer paso para intentar que el hidrógeno se vaya abriendo hueco en nuestro país.

La apuesta de Repsol. A lo largo de 2023, Repsol ha ido contando los avances en su apuesta por el hidrógeno verde en nuestro país. Lo último es la puesta en marcha de este electrolizador en la planta de Petronor que reaprovechará el hidrógeno generado para reducir su huella de carbono en sus procesos industriales.

Uno de los objetivos es la producción de combustibles sintéticos para vehículos de combustión. La idea llega reforzada por la aceptación de los políticos europeos a partir de 2035, después de aprobar que los vehículos con motores de combustión sólo puedan venderse si utilizan combustibles neutros en carbono, en lugar de neutros en emisiones contaminantes, como estaba previsto en un inicio.

También como fuente para el transporte. El hidrógeno generado por Repsol no sólo abastecerá la planta de Petronor. También hará lo propio con sus oficinas, donde se ha instalado una hidrolinera para llenar los depósitos de autobuses y otros vehículos de transporte pesado.

En el proyecto también está inmerso Toyota, que tiene en el Mirai un coche que, en estos momentos, apenas tiene recorrido en España pues las opciones de recarga son mínimas. El objetivo es ir abriendo nuevos puntos de abastecimiento para, mediante el acuerdo, provocar el crecimiento de este modelo en nuestro país mediante los vehículos de flota de Repsol.

De momento, en el horizonte de Petronor está la apertura de dos electrolizadores de 10 MW y 100 MW. Además, Repsol prevé abrir uno en Cartagena de 100 MW, otro en Tarragona de 150 MW e instalaciones menos ambiciosas en Puertollano y A Coruña, de 30 MW cada una.  Son espacios que, más adelante, permitirían seguir abriendo puntos de recarga por diferentes lugares del país.

¿Cómo lo hago? De momento, España es casi un país desértico cuando hablamos de electrolineras. En estos momentos, es posible comprarse un Toyota Mirai, pero totalmente inútil en la inmensa mayoría de casos. Repostar hidrógeno en nuestro país es muy complicado.

En estos momentos, en España hay seis hidrolineras donde rellenar los depósitos de hidrógeno de un Mirai. Por si fuera poco, sólo en Madrid, Sevilla y Zaragoza hay acceso público a las mismas. En el resto de localizaciones (Huesca, Albacete y Puertollano) el acceso es privado. En Alemania, las hidrolineras superan el centenar de surtidores y en Francia se acercan a las 50. En Europa, eso sí, apenas se pasan de las 200 hidrolineras de acceso público.

¿Y la ventaja? La ventaja de adquirir un modelo que se mueva a hidrógeno es mínima. De momento, tiene mucho más que ver con explorar la comodidad de conducir un coche que se comporta como un eléctrico que un ahorro. En el Plan MOVES III se contemplan ayudas de hasta 7.000 euros pero el coste de rellenar los depósitos es muy similar al de un coche de combustión.

Como decimos, la gran diferencia es que estaremos utilizando un coche que sólo expulsa a la atmósfera vapor de agua y que compensa una autonomía inferior al diésel y la gasolina con un repostaje tan rápido como el suyo. Eso sí, con pegatina Cero emisiones en el parabrisas.

Sus aplicaciones. Además de las ventajas durante la conducción de un coche eléctrico (mayor suavidad, aceleración inmediata o reducción del ruido), el comprador de este tipo de coches también espera ahorrar un buen dinero en combustible y mantenimiento. Por ello, está demostrado que, cuantos más kilómetros hagas en coche eléctrico, más rentable será.

Pero en el transporte pesado, además de la reducción de emisiones, es necesario que los camiones cuenten con la autonomía suficiente para realizar sus trabajos con puntualidad. Aquí, el hidrógeno tiene mucho que ganar, pues es mucho más limpio que el diésel y el tiempo necesario para llenar los depósitos es el mismo que con los camiones actuales.

Además, uno de los grandes retos del hidrógeno es el transporte. Este es caro porque su traslado es peligroso y es importante evitar pérdidas del gas durante el camino. Limitar su distribución a los grandes polos logísticos puede ser una buena idea para reducir costes de traslado y, al mismo tiempo, ser fácilmente aprovechable por el transporte pesado. El verdadero reto es hacerlo viable económicamente, lo que, de momento, no está claro.

En Xataka | Toyota cree que la alternativa al coche eléctrico es el hidrógeno líquido. Ahora tiene más problemas

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