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En el corazón de la fotografía analógica late una combinación entre la luz y la química. Y es que, más que un arte atemporal que captura momentos, la fotografía consigue reflejar cómo la luz pinta historias y relatos en las películas fotográficas. Se trata de una destreza sin igual que cambió la historia, marcando un hito en la forma de ver el mundo, pero que se mantiene hasta el día de hoy como una gran pasión para una gran parte de la población. 

Sin embargo, la forma en la que el destello del flash consigue inmortalizar un momento sigue pareciendo, en ocasiones, cuestión de magia. Pero te aseguramos que el único encanto que hay en ese proceso es científico. ¿Quieres saber cómo funciona una cámara fotográfica y los secretos que oculta cada imagen impresa? 

LOS PRIMEROS AÑOS DE LA FOTOGRAFÍA

Ahora bien, la fotografía analógica, tal y como se la ha conocido en las últimas décadas, no ha sido siempre así. De hecho, la famosa película fotográfica donde la imagen se plasma como un negativo, no apareció hasta mediados de la década de 1930. Sin embargo, 100 años antes, el inventor francés Joseph-Nicéphore Niépce ya tenía su propio método para capturar lo que sucedía a su alrededor: se trataba de la heliografía. Este innovador procedimiento fotográfico implicaba utilizar una cámara oscura y diferentes materiales que presentasen alta sensibilidad a la luz, como el cobre o el estaño, y el tiempo de exposición era de, nada más y nada menos, que 8 horas. 

Niépce, primera fotografía historia
Cordon Press

Fotografía de unos tejados de París tomada por Niépce en 1827. Se trata de la primera fotografía de la historia.

España, a pesar de haberse inventado esa técnica en 1826, no vio aparecer la heliografía hasta 1840. Sin embargo, su vigencia no duró mucho debido a los grandes problemas que acarreaba como, por ejemplo, que las imágenes capturadas acababan desapareciendo al cabo de algún tiempo. 

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