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Tras la aparición de las primeras formas de vida hace aproximadamente unos 3.500 millones de años, la Tierra ha sufrido hasta cinco grandes extinciones masivas. Pero más allá de estos acontecimientos largamente estudiados, otros episodios de grandes extinciones también podrían arrojar nueva luz sobre el pasado y el futuro de la vida en nuestro planeta. Uno de ellos se produjo poco después de la aparición de las primeras formas de vida complejas, decenas de millones de años antes de la primera de las cinco grandes extinciones.

En aquel momento, los océanos del mundo se vieron afectados por una serie de episodios de alta mortalidad de especies marinas, un fenómeno que se ralentizó inexplicablemente poco después. Este capítulo ha desconcertado durante décadas a la comunidad científica, incapaz de entender qué pudo causar esos fenómenos de grandes extinciones, y, sobre todo, qué factor podría explicar por qué estos se desaceleraron posteriormente.

Las extinciones se agravarían por debajo del 40% de los actuales niveles de oxígeno atmosférico, según las conclusiones de los científicos.

Ahora, un nuevo estudio dirigido por la Universidad Stanford ha demostrado que los niveles de oxígeno podrían tener algo que ver con aquellos fenómenos. Los resultados, publicados recientemente en la revista especializada Proceedings of the National Academy of Sciences, han llegado a la conclusión de que el 40% de los actuales niveles de oxígeno sería el umbral a partir del cual se expandiría el hábitat oceánico viable.

Cinco grados de calentamiento serían suficientes para desencadenar grandes extinciones

El nuevo estudio revela que incluso cinco grados de calentamiento -un escenario extremo para nuestro clima actual, pero común en el pasado geológico de la Tierra- serían más que suficientes para desencadenar extinciones masivas hace entre unos 540 y 440 millones de años.

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