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Un estudio revela cómo la especie Sigillaria brardii (una planta fósil típica de las turberas y abundante en la flora europea y de América del Norte durante el Carbonífero Superior) colonizó nuevos espacios en los lechos fluviales de la gran cordillera europea conocida como cordillera Varisca, en áreas alejadas de su hábitat natural.

 

Este proceso de dispersión ecológica de la especie solo se había documentado en las cuencas sedimentarias litorales —llamadas parálicas— de los Estados Unidos y del norte de Europa. Ahora, el nuevo estudio describe por primera vez este fenómeno de colonización de la Sigillaria brardii en los pantanos de agua dulce de la cadena Varisca, una antigua estructura geológica europea —hoy en día erosionada— que aún presenta afloramientos geológicos en los Pirineos y en las cordilleras de la costa catalana.

 

El estudio, que amplía el conocimiento sobre las características de los ecosistemas forestales a finales del Carbonífero, lo han realizado Aixa Tosal, Joaquim Pàmies y Carles Martín-Closas, del Departamento de Dinámica de la Tierra y del Océano de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Barcelona (UB) y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la UB.

 

El equipo ha realizado análisis sedimentológicos, tafonómicos y paleoecológicos en la cuenca de Erillcastell (Alta Ribagorça), en la pendiente sur de los Pirineos catalanes, una geozona de gran interés científico para estudiar el proceso de creación de las cuencas carboníferas pirenaicas.

 

Muchas minas de carbón que han sido explotadas corresponden a antiguos bosques que fueron fosilizados. En concreto, la formación de los depósitos de hulla del final del Carbonífero (Pensilvánico) del Pirineo se asocia a la acumulación de turba procedente de plantas evolutivamente relacionadas con el linaje actual de los isoetes (pteridófitos). Estos isoetes arborescentes, del género Sigillaria, generalmente se encontraban en pantanos y turberas, en los valles de la gran cordillera Varisca.

 

Los troncos de esta planta —formados principalmente por un tejido bastante débil o peridérmico— se fueron acumulando en el fondo de los pantanos anóxicos y se transformaron fácilmente en turba. Después de una larga maduración geoquímica —bajo altas presiones y temperaturas— la turba acumulada se transformó en hulla, un tipo de carbón, que fue explotada en el Pirineo a fines del siglo XIX y principios del XX para alimentar a las fábricas de vapor de Barcelona. Más tarde (1950-1970), las minas carboníferas se reabrieron para alimentar pequeñas fábricas locales de cemento en el Pirineo.

 

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El estudio revela la dispersión ecológica de las plantas precursoras de la formación de hulla (Sigillaria brardii) en el Pirineo ante un cambio climático global. (Foto: UB)

 

Según los expertos, el aumento de la plasticidad ecológica de la especie se asocia a un momento de cambio climático global, con una temperatura y aridez más altas. Estas condiciones ambientales causaron la reducción de la extensión de las turberas y un incremento de la erosión y del drenaje en zonas de montaña, y esto explicaría la nueva distribución ecológica de la especie.

 

«Este cambio alcanza su máximo en el Pérmico Inferior, hace entre unos 300 y 273 millones de años, cuando finalmente todos los representantes arborescentes de este grupo de pteridófitos se extinguieron», concluye el equipo de investigación.

 

El estudio se titula “Plant taphonomy and palaeoecology of Pennsylvanian wetlands from the Erillcastell Basin of the Eastern Pyrenees, Catalonia, Spain”. Y se ha publicado en la revista académica Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology. (Fuente: UB)

 

 

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