sábado, abril 27, 2024
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Destrucción, humillación y profanación de tumbas: los vídeos que muestran los abusos del Ejército israelí en Gaza

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Montaje fotográfico de los vídeos del Ejéricto israelí.

Francesca Cicardi


El Ejército israelí y sus soldados graban y difunden vídeos de las operaciones militares en Gaza –bombardeos, redadas, tiroteos–, pero también están filmando algunos de sus abusos contra los habitantes de la Franja. Varias grabaciones han sido incluidas en la demanda presentada contra Israel por Sudáfrica en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) como pruebas de posibles crímenes de guerra que, ante todo, reflejan la deshumanización y el odio hacia el “enemigo” palestino.

Si los canales oficiales de propaganda del Ejército difunden imágenes de ataques precisos o de armas requisadas al grupo islamista Hamás en sus supuestos escondites en Gaza, es en las redes sociales donde circulan los vídeos amateur que los militares graban con sus teléfonos móviles. Allí quedan registradas las humillaciones a los palestinos, la destrucción de sus viviendas o mezquitas. En algunos, los soldados aparecen mofándose del sufrimiento ajeno y del daño que están causando.

“Las imágenes y vídeos del tormento y de los crímenes incluyen desnudar a los palestinos, forzarlos a realizar acciones denigrantes, degradar su dignidad humana, orinar sobre sus cuerpos e, incluso, casos de ejecuciones sumarias”, explica a elDiario.es Ramy Abdu, presidente de la organización Euro-Mediterranean Human Rights Monitor, con sede en Ginebra.

La organización, nacida en 2011 al calor de la Primavera Árabe, ha documentado numerosos abusos perpetrados por uniformados en la guerra de Gaza y, como afirma su director, “cuando los soldados israelíes postean esos vídeos (…) el Ejército no puede negar” sus acciones. Sin el respaldo de las imágenes, “muchas veces los testimonios sobre esos crímenes no recibirían la atención internacional y podrían ser considerados no creíbles”, dice Abdu. Cuando hay una evidencia gráfica innegable, Euro-Mediterranean Human Rights Monitor la usa para respaldar los relatos de los gazatíes y para elaborar informes, y denunciar así las violaciones.

Profanación de tumbas

La organización ha recopilado varios incidentes en los que tropas israelíes han asaltado cementerios y fosas comunes en Gaza, desenterrado cadáveres de sus propias víctimas y, en algunos casos, incluso sustraído esos cuerpos. Según un comunicado reciente, al menos 12 cementerios han sido “atacados y demolidos deliberadamente, cientos de tumbas han sido profanadas y decenas de cuerpos han sido robados”. Además de los campos santos, también han sido blanco de ataques y profanación las fosas comunes excavadas desde el comienzo de la guerra, el pasado 7 de octubre, para enterrar a las víctimas de la ofensiva israelí. Los muertos son más de 26.000, de los cuales unos 11.000 son niños.

Según la organización, hay al menos 120 fosas o sitios informales de enterramiento en los patios o las cercanías de los hospitales, en escuelas, estadios o junto a las casas de los fallecidos. Por ejemplo, en el hospital de Al Shifa, el mayor de Gaza, fue cavada una fosa en medio del asedio israelí al complejo médico el pasado noviembre y, cuando las tropas irrumpieron en las instalaciones, desenterraron y se llevaron 179 cuerpos.

El Gobierno de Gaza, controlado por Hamás, denunció el pasado 6 de enero la exhumación de 1.100 cadáveres en el cementerio del barrio de Al Tuffah, en el este de la Ciudad de Gaza, donde el Ejército irrumpió con excavadoras y desenterró los cuerpos, “sin consideración alguna por la santidad de los muertos o del cementerio”. Según un comunicado, después de demoler y desenterrar a los muertos, los militares se llevaron 150 cuerpos de los “mártires” enterrados recientemente.

Otro cementerio de la Ciudad de Gaza corrió la misma suerte y entre los cadáveres desenterrados y destrozados por las máquinas excavadoras se encontraba el del primo de Abdu, como él mismo confirma a elDiario.es. “La sociedad israelí actualmente está llena de odio contra todo lo palestino y la violencia se hereda de forma estructural en la comunidad [israelí], también en la sociedad civil. Todo el mundo, incluidos los soldados, se apresuran para mostrar sus prácticas y el tormento contra los palestinos, considerando que no merecen vivir”, lamenta el activista proderechos humanos.

Por su parte, el portavoz en español del Ejército israelí, Roni Kaplan, explica a elDiario.es que las “operaciones precisas” llevadas a cabo en lugares de enterramiento tienen el objetivo de buscar a los rehenes secuestrados por Hamás el 7 de octubre en suelo israelí, que podrían estar muertos. “Cuando se recibe información operativa o de inteligencia crucial, las Fuerzas de Defensa de Israel llevan a cabo operaciones precisas de rescate de rehenes en lugares específicos donde la información indica que pueden estar ubicados los cuerpos”, detalla. Después de identificar los cadáveres, “los cuerpos que se determine que no son los de rehenes son devueltos con dignidad y respeto”.

“Si no fuera por la reprensible decisión de Hamás de tomar como rehenes a hombres, mujeres, niños y bebés israelíes, no existiría la necesidad de realizar la búsqueda de nuestros rehenes”, agrega Kaplan. “El Ejército está comprometido con su misión urgente de rescatar a los rehenes y encontrar, y devolver los cuerpos de los rehenes que están en Gaza”.

Pruebas de posibles crímenes de guerra

Además de mostrar una faceta cruel de los uniformados, los vídeos también pueden ser pruebas de los crímenes que están siendo cometidos en Gaza y de las “intenciones genocidas” de Israel, tal y como Sudáfrica alegó ante la CIJ el 11 de enero. La demanda presentada por ese país incluye varios vídeos grabados por los propios soldados. Uno de ellos es del 5 de diciembre y en él se ven a los soldados que están “bailando, coreando y cantando ‘que su aldea sea quemada, que Gaza sea borrada’”, se lee en el texto de 84 páginas elaborado por el equipo legal sudafricano. En otro vídeo del 7 de diciembre, se les escucha diciendo: “‘Conocemos nuestro lema: no hay civiles que no estén involucrados (en la guerra)’ y ‘borrar la semilla de Amalek’”, en referencia a una citación bíblica que el primer ministro Benjamín Netanyahu empleó para arengar a los soldados.

En un vídeo compartido por un presentador del Canal 14 israelí (de tendencia ultraderechista y en auge desde antes de la guerra), un comandante del Ejército desplegado en Gaza afirma que “la venganza es un valor importante” y promete: “Esta tierra será una tierra en barbecho. Ellos (los gazatíes) no podrán vivir aquí”. Son otras de las afirmaciones que Sudáfrica considera una evidencia de que Israel está cometiendo un genocidio en Gaza.

Algunas de las imágenes que han causado más indignación en redes sociales y la reacción oficial, incluso de Washington –que las calificó como “profundamente perturbadoras”–, son aquellas en las que se ven a decenas de palestinos detenidos, esposados y en ropa interior, arrodillados o sentados en el suelo y vigilados por soldados israelíes en Gaza. Entre ellos estaba un activista gazatí que se reconoció en una de esas imágenes y que ha relatado su experiencia. Ayman Lubbad, trabajador del Centro Palestino para los Derechos Humanos de Gaza (PCHR), fue arrestado el 7 de diciembre en el norte de Gaza, cuando las tropas israelíes ordenaron a los residentes salir de sus casas y separaron a las mujeres y a las personas mayores de los hombres, incluidos menores de edad.

“Los soldados israelíes nos fotografiaron de forma inapropiada cuando estábamos medio desnudos y obligaron a algunos [de los detenidos] a bailar. Prendieron fuego a las casas de las familias Muqayd, Kahlout y Sorour enfrente de nosotros”, relató en un comunicado Lubbad, quien también fue interrogado por un agente que se mofó de su trabajo. “Te voy a enseñar tus derechos en la cárcel”, le dijo, además de amenazarle, insultarle y golpearle. Después de varios días, en los que fue transferido de un centro de detención a otro, fue dejado en libertad en el paso fronterizo israelí de Kerem Shalom, a través del cual pudo regresar a Gaza el 14 de diciembre. “El caso de Ayman es un ejemplo del tratamiento inhumano y degradante, así como de la tortura a la que son sometidos los detenidos palestinos”, afirmó la ONG para la que trabaja Lubbad.

También un periodista palestino, corresponsal de Al Araby Al Jadeed (con sede en Londres), estaba entre los hombres que se ven en esas imágenes en ropa interior y maniatados. Diaa Al Kahlout fue detenido el 7 de diciembre, en el norte de Gaza, al igual que Lubbad, pero no fue dejado en libertad hasta un mes después. Su medio denunció su arresto y el trato denigrante que recibió.

 

El trato degradante de civiles y la tortura violan el Derecho Humanitario Internacional, que busca precisamente proteger o limitar los efectos de un conflicto armado sobre la población civil y todos aquellos que no están involucrados en las hostilidades. Ese conjunto de normas también establece que los cuerpos de las personas fallecidas en una guerra deben recibir un trato respetuoso y digno. El portavoz en español del Ejército israelí aseguró a elDiario.es que “las Fuerzas de Defensa de Israel han actuado y continúan actuando para identificar casos inusuales que se desvían de lo que se espera de los soldados de las FDI”, sin detallar si la gran cantidad de imágenes que circulan en internet son tenidas en cuenta como pruebas. “Esos casos serán arbitrados y se tomarán importantes medidas de mando contra los soldados involucrados”, agregó Kaplan.

Hay otras grabaciones que, aunque no recogen violaciones de la ley internacional, muestran comportamientos poco éticos o apropiados por parte de efectivos del Ejército israelí –calificado por sus dirigentes como el “más moral del mundo”–, que parecen estar disfrutando con el juego macabro de la guerra.