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En un estudio reciente, se ha hecho un seguimiento durante tres años a un grupo de 487 personas voluntarias, repartidas casi a partes iguales entre hombres y mujeres y con una edad media de 65 años. Todas estas personas eran participantes en el ensayo PREDIMED-PLUS (PREvenciónDIetaMEDiterranea Plus), un estudio en el cual participan 23 centros investigadores de España y en el que se analiza el efecto de la dieta mediterránea tradicional con restricción de energía, promoción de actividad física e intervención conductual, en la pérdida de peso y en la prevención de la enfermedad cardiovascular.

 

El estudio lo han liderado investigadores del grupo de Psiquiatría y salud mental del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) y el Hospital Universitario de Bellvitge, e investigadores del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM-Hospital del Mar), todos ellos del CIBER de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN). En el trabajo también han participado la Universidad Rovira i Virgili, la Universidad de Valencia y la Universidad de Navarra, en España.

 

Al inicio del estudio, los participantes presentaban sobrepeso u obesidad y, como mínimo, tres criterios de síndrome metabólico, el cual incluye hipertensión, hiperglucemia, exceso de grasa en la cintura, niveles bajos de colesterol HDL y niveles elevados de triglicéridos. El síndrome metabólico es muy frecuente; se presenta en aproximadamente uno de cada cuatro adultos en el mundo, e implica un mayor riesgo de sufrir enfermedades del corazón, accidentes cerebrovasculares, diabetes tipo 2 y deterioro cognitivo.

 

Los investigadores analizaron, a través de test neuropsicológicos, el estado cognitivo de los voluntarios al inicio del estudio y al cabo de uno y de tres años. Se estableció su rendimiento en memoria y en otras funciones cognitivas, incluyendo la capacidad de tomar decisiones, razonar, prestar atención, planificar o ignorar ciertos impulsos.

 

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Algunos de los productos típicos de la dieta mediterránea. (Foto: James Gathany / CDC / Mary Anne Fenley)

 

Según estudios anteriores, en un período de tres años, las personas con síndrome metabólico que no siguen ningún tipo de intervención, habrían presentado una disminución de casi 0,40 puntos en su cognición global y de 0,10 puntos en su memoria. Por contra, con las recomendaciones del estudio, registraron mejoras de más de 0,60 puntos en cognición global y de cerca de 0,90 en la memoria. Las unidades de medida de la cognición son estandarizadas para poder comparar test neuropsicológicos que están en diferentes escalas.

 

En el conjunto de los pacientes, los resultados indican una relación directa entre la adherencia a la dieta mediterránea y la mejora cognitiva. La adherencia a la dieta mediterránea hipocalórica se mide con un cuestionario de 17 ítems que explora el consumo de aceite de oliva virgen extra y el número de raciones de verdura y piezas de fruta que se consumen al día, entre otros. Puntuaciones por encima de los 11 puntos se consideran una alta adherencia a la dieta mediterránea. Así, por cada punto de mejora de la adherencia a este tipo de alimentación, la memoria mejoró en 0,13 puntos. Esta mejora puede deberse, según los investigadores, a la pérdida de peso y al incremento de la actividad física, que también se asocia a una mejora de la calidad de vida. En este sentido, el Dr. Rafael de la Torre, uno de los investigadores principales del estudio, apunta que este hecho “es importante, teniendo en cuenta que los cambios cognitivos pueden no ser perceptibles para las personas, pero pueden resultar más relevantes si se combinan con mejoras en su calidad de vida”.

 

Por su parte, el Dr. Fernando Fernández-Aranda, líder del proyecto desde el IDIBELL y el Hospital de Bellvitge, indica que “gracias a este estudio hemos podido definir ventajas de la dieta mediterránea más allá de la pérdida de peso, como la memoria verbal o la atención, que se ven claramente beneficiadas”.

 

“Más adherencia a la dieta mediterránea implica una mejora más grande en cognición”, explica Natàlia Soldevila-Domènech, primera firmante del trabajo. Pero los beneficios no son iguales para todo el mundo. Las mujeres, las personas de más edad, las que tienen un menor nivel educativo y aquellas con diabetes tipo 2 son los colectivos que obtienen menos beneficios de seguir la dieta mediterránea. En referencia a este hecho, la investigadora apunta que “a pesar de que vemos que las mujeres tienen una mejora de cognición inferior a la de los hombres, estas mejoras cognitivas se dieron en el conjunto de las y los participantes. Todo el mundo se beneficia de seguir la dieta mediterránea, pero en mayor o menor grado”.

 

A la vez, los voluntarios y voluntarias con un rendimiento cognitivo más bajo al inicio del estudio en memoria y otras funciones cognitivas, son los que tienen menos adherencia a la dieta mediterránea y los que tienen menos probabilidad de lograr una reducción significativa de peso. Concretamente, las personas que al inicio del estudio presentaban mejor memoria auditiva, más capacidad de planificación y de toma de decisiones, menos tiempo de reacción y menor impulsividad, tenían entre un 20% y un 50% más de probabilidades de conseguir el objetivo del estudio de perder un 8% de peso en tres años. Según los investigadores, esto se explica porque la mayoría de las personas con estas capacidades cognitivas consiguieron una alta adherencia a la dieta mediterránea hipocalórica que se tradujo en pérdidas de peso clínicamente relevantes.

 

Por estos motivos, los autores del estudio apuntan que los resultados obtenidos tienen que permitir identificar a los colectivos con más dificultades para beneficiarse de estas intervenciones de estilo de vida, para personalizar las medidas y facilitar así que adopten las pautas de vida saludable propuestas, consiguiendo favorecer a la vez la prevención del deterioro cognitivo. (Fuente: IDIBELL)

 

 

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