[ad_1]

[Img #67618]

 

Cuando no tenemos problemas de movilidad no nos damos cuenta de todas las barreras arquitectónicas que existen en nuestro entorno. De hecho, un simple tramo de tres escaleras puede impedir el acceso a un edificio a alguien que sí que los padece.

 

Aquí es donde entra elevadores Vilber, una empresa que se dedica a mejorar la vida de las personas, aportando todo tipo de soluciones con el fin de eliminar las barreras.

 

Sillas salvaescaleras dentro de las viviendas particulares

 

Una situación muy común es la de tener una vivienda con dos plantas. Nos hacemos mayores o nos llega alguna enfermedad, y de la noche a la mañana quedamos prisioneros en uno de los dos pisos, casi siempre el más bajo. De repente, no podemos acceder a la planta de arriba, algo que se puede solucionar con una silla salvaescaleras.

 

Se instala sin grandes complicaciones, colocando un raíl a lo largo del tramo de escaleras, y existen sillas tanto para escaleras curvas como rectas, adaptándose el raíl por el que discurre la silla. Además, no necesita obras, pues el raíl se atornilla al suelo, se realiza la instalación eléctrica y ya está, dejando la silla lista para que el usuario se suba, le dé al botón y vaya cambiando de planta.

 

Tienen un mando con el fin de poder “llamarla” como si fuera un ascensor, por lo que siempre va a estar disponible en cualquier planta de la vivienda en la que se necesite.

 

Estas sillas son una buena solución en las comunidades de vecinos

 

Las comunidades de vecinos, en especial en las antiguas, son otros de esos lugares en los que suele haber barreras que impiden a las personas con movilidad reducida moverse con cierta libertad. Es muy común que en la entrada haya un pequeño tramo de escaleras antes de llegar al ascensor.

 

Aunque la ley ampare a aquellos vecinos con problemas a la hora de desplazarse, siempre hay que buscar la mejor opción para todos, la que cueste menos dinero. Una de estas soluciones es una silla salvaescaleras, que se puede colocar tanto en interiores como en exteriores (aquí siempre es mejor en zonas privadas por seguridad), ayudando a que todos los vecinos puedan hacer su vida diaria sin problemas.

 

De hecho, en algunos casos llega a ser incluso una buena alternativa al ascensor si no hay, como cuando un vecino del primero es el que necesita ayudas a la movilidad al no poder bajar ni subir escaleras, pues así se evitan las obras que siempre asustan a los propietarios.

 

También se pueden instalar en empresas

 

Lo cierto es que una silla salvaescaleras hace su trabajo allí en donde se coloque, por lo que también será una buena idea poner una en las empresas si no hay ascensores. Puede haber empleados con problemas de movilidad y nunca se sabe cuándo se va a necesitar para un cliente.

 

Sin gastar mucho dinero, se pueden eliminar algunas de las barreras arquitectónicas más comunes e incluso cumplir con las leyes de accesibilidad, que no son de fácil obediencia en las instalaciones antiguas.

[ad_2]

Source link